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Policiales 20 de diciembre de 2024

Sobreseyeron a los acusados de una presunta estafa con un testamento millonario

La herencia de Oscar Segundo Justo, valuada en más de un millón de dólares, quedó en manos ajenas a la familia tras la firma de un testamento. Tras años de proceso judicial, los acusados fueron sobreseídos por la Cámara de Casación, aunque el hermano del hombre fallecido asegura que insistirá en la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.

La muerte de Oscar Segundo Justo fue el detonante de una compleja disputa entre su hermano y un corredor de seguros por la millonaria herencia que el hombre dejó atrás: cientos de miles de dólares, campos y otras propiedades.

Oscar Justo era un hombre de campo de unos 90 años, poseía, entre otros bienes, un departamento en el barrio porteño de Belgrano valuado en 350.000 dólares, una fracción de campo en Balcarce, valuada en U$s.700.000, una fracción de campo en el Partido de Mar Chiquita, valuada en mas de 500.000 dólares y dinero en efectivo por más de 320.000 dólares.

En 2015 su estado de salud era muy precario y su muerte inminente, en ese contexto se firmó un nuevo testamente que daba como beneficiario de su herencia a Alberto Pérez, su corredor de seguro y una especie de hombre de confianza que tenía, sobre todo para hacer trámites. El testamente contó con la firma del escribano Leandro Teijeiro y de su hermano, el abogado Raúl Teijeiro que ofició de albacea testamentario.

Tras el fallecimiento de Justo, su hermano Gustavo Conrado presentó una denuncia por los presuntos delitos de “falsificación de documento público en concurso real con defraudación y hurto agravado”.

En esa denuncia, patrocinada en el fuero penal por el abogado Rubén Domingo Bailliieau y en el ámbito civil por Leandro Tomás Augusto, la víctima expuso que el testamento era un fraude, ya que se habrían aprovechado del estado convaleciente de su hermano para hacerle firmar un testamento en el interior de su departamento en la ciudad de Buenos Aires, trasladando para eso el Libro de Protocolos, algo vedado por la ley.

Según consta en el expediente de la denuncia original, en ese encuentro, el escribano le habría leído a Justo el testamento, en el que figuraba como legítimo heredero su hermano, pero al firmarlo, en el escrito el nombre que aparecía era el de Pérez, quien luego fue a un juzgado de paz en Balcarce para tomar posesión de los bienes de la herencia.

De esta manera, el denunciante expuso que el fraude habría sido consumado ya que la escritura del testamento figuraba labrada en la escribanía de Teijeiro de Balcarce, pero según su familia no hay constancias de que Justo, en su condición, haya podido viajar desde CABA hasta allí.

Incluso la enfermera y mujer que lo cuidaba desde mayo de 2015, ante la Justicia declaró que era imposible que Justo se moviera hasta Balcarce para realizar cualquier tipo de trámite, por lo que la firma del testamento en su departamento del barrio porteño de Belgrano es la principal hipótesis en este fraude.

Sin embargo el último peritaje realizado dio cuenta que las firmas de los testigos del testamento eran reales, por lo que para la Justicia no habría existido estafa alguna.


Casi una década de proceso judicial


La causa por la millonaria herencia de Justo llegó a la Fiscalía de Delitos Económicos en 2015 y tras casi una década el proceso judicial, la Cámara de Casación resolvió que queda prescripta y que así se extinguía la acción penal.

No obstante, los representantes legales de la familia Justo aseguran que irán a la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires para que siga revisando lo que consideran una “injusticia”.

En diciembre del año pasado la Sala III de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal dio lugar al planteo del abogado de la víctima, Bailleau, quien había cuestionado el sobreseimiento de los hermanos Teijeiro y Pérez de parte del Juzgado de Garantías N°3. Este juzgado había señalado la prescripción total del expediente.

Además, Bailleau también se había mostrado contra la calificación propuesta de “falsificación de documento público”, por considerar que también se trató de una defraudación y un hurto agravado.

“Lo apuntado es solo una primera aproximación para tomar dimensión de la gravedad del hecho denunciado, toda vez que a la fecha, pese al tiempo transcurrido desde la denuncia -que data del año 2015-, y la extensión de la investigación que cuenta con tres cuerpos y varios anexos documentales, no ha habido delimitación del objeto procesal, lo cual resulta preocupante”, consideraron los jueces de la Cámara.

Los magistrados de la Cámara de Apelaciones entendieron que la causa, a pesar del tiempo transcurrido, no puede caer en prescripción ya que “se investigan delitos cometidos en el ejercicio de la función pública”, como es el caso del escribano Teijeiro.

“El Estado le ha delegado el ejercicio de una función pública fedante, que consiste precisamente en dar autenticación a los hechos pasados ante él -en resguardo indudable de la seguridad jurídica. Cabe agregar, con respecto a los demás denunciados, que los efectos de la suspensión de la prescripción también alcanza a los partícipes de los delitos cometidos por funcionarios públicos”, explicaron.

Además, la sala presida por el juez Pablo Martín Poggetto consideró que “la maniobra fraudulenta no se habría agotado en la confección del documento, pues como ha indicado el recurrente, Pérez sigue intentando hacer valer el testamento en sede civil con la intención univoca de hacerse de los bienes del fallecido”.

Sin embargo, en un fallo reciente de la Cámara de Casación penal revocó lo resuelto por la Cámara de Apelaciones al hacer lugar el recurso impuesto por la defensa de Pérez y confirmó lo resuelto por el Juzgado de Garantías, con lo que volvió a dictar el sobreseimiento.

Actualmente la sentencia se encuentra apelada por el único hermano Justo con vida, Lucio Demetrio (de 90 años de edad) y el caso podría llegar a la Suprema Corte de Justicia Provincial, para que resuelva tras casi una década a quién le corresponde la millonaria herencia.