El caso ocurrió a las 19 del martes y se conoció a través un llamado telefónico al 911 realizado por el propio policía Pablo Muñoz, quien acababa de matar a balazos al menor Facundo Gómez en el barrio Regional.

Pese a que de 19 a 20 tenía que cumplir servicio en el Distrito Descentralizado El Gaucho -así lo asegura un informe- Muñoz estaba a 12 cuadras del lugar.

De la escena del crimen surge claramente que el Fiat Palio de Muñoz presentaba el estallido de la ventanilla del conductor y que obedecía a un ataque con piedras.

Para fortuna del investigador, una buena parte de los hechos quedaron registrados en video por una cámara de seguridad. Si bien la calidad de las imágenes no es la mejor -era de noche, había poca iluminación artificial- en ellas podría advertirse cómo dos motocicletas con dos jóvenes en cada una de ellas abordan al Fiat Palio.

Resta saber si en ese momento desde algunas de las motocicletas fue exhibida un arma de fuego que justificara la respuesta del policía, quien extrajo su Bersa Thunder Pro (Registro 13F54487) y efectuó siete disparos.

Dos proyectiles impactaron en el cuerpo de Gómez y le causaron la muerte. En ese momento, la víctima llevaba el casco en su cabeza. Sus amigos escaparon en las dos motocicletas con rumbo desconocido.

El policía de inmediato llamó al 911 -también lo hizo una vecina- y poco después arribó un móvil de la comisaría decimosegunda además de una ambulancia, cuyos médicos constataron el fallecimiento del adolescente.

Según el primer reporte hecho por la policía, el automóvil presentaba un disparo de arma de fuego. Sin embargo esta circunstancia no fue aún confirmada por el perito balístico de la Asesoría Pericial y todo indicaría que finalmente no fue así.

El policía Muñoz fue desafectado por Asuntos Internos mientras tanto prosigue el proceso judicial para determinar si actuó amparado en la legítima defensa o si se excedió en la misma. Esa es la labor del fiscal Lódola en estas horas.