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El Mundo 16 de octubre de 2020

Tres años del asesinato de Daphne Caruana Galizia, tres años sin justicia

Flores y pancartas que dicen "Justicia para Daphne" se ven en una vigilia en el tercer aniversario de Daphne Caruana Galizia frente a la Embajada de Malta en Berlín, Alemania. Foto: EFE | EPA | Hayoung Jeon.

por Gonzalo Sánchez

ROMA, Italia.- Hace tres años la periodista maltesa de investigación Daphne Caruana Galizia era asesinada con una bomba adosada en su coche, un crimen que sacudió la política y la vida de este pequeño país insular europeo y que sigue sin esclarecerse y envuelto en sombras.

En la tarde del 16 de octubre de 2017 una explosión sacudió el páramo maltés de Bidnija. Dentro de un coche en llamas se encontraba Caruana Galizia, una de las periodistas más importantes de Malta por sus investigaciones sobre la corrupción y los Papeles de Panamá.

Su asesinato conmocionó a este país comunitario enclavado en el Mediterráneo, arrolló al hasta entonces popular primer ministro, Joseph Muscat, y fue objeto de una investigación aún por concluir que no ha dejado de desvelar hechos del todo inquietantes.

Cronología de un atentado contra la libertad de prensa

El de Caruana Galizia es un crimen contra la prensa y el estado de derecho “impensable” en Europa. Así lo denuncian desde Reporteros Sin Fronteras (RSF), que sitúa a Malta en el puesto 81 de su lista de 180 países sobre el respeto de la libertad de prensa en el mundo.

Tras el asesinato, su familia, especialmente sus tres hijos, y otras figuras de la isla defendieron enseguida que detrás del crimen estaba una mafia que implicaba a empresarios y miembros del Gobierno de Muscat, quien se comprometió a “llegar al fondo” del asunto.

¿La razón? La periodista, autora del blog Running Commentary, ahondaba en una serie de supuestos casos de corrupción dentro del Gobierno maltés y los lazos del narcotráfico y del crimen organizado que se habían extendido a lo largo y ancho de la isla.

Apenas dos meses después se arrestó a diez personas sospechosas de participar en el crimen y se señaló especialmente a los hermanos Alfred y George Degiorgio y Vince Muscat, los tres con antecedentes y que podrían haber sido quienes detonaron la bomba.

Pero el caso estaba destinado a inflamarse. El 20 de noviembre de 2019 fue detenido a bordo de un lujoso yate el empresario Yorgen Fenech, cuando intentaba salir de las aguas territoriales maltesas.

El magnate, hostigado por las investigaciones de la periodista, fue acusado de idear el crimen y enseguida dirigió su acusación contra el Gobierno, especialmente contra el jefe de gabinete de Muscat, Keith Schembri, a quien calificó de cerebro del asesinato.

Schembri y varios ministros dejaron su cargo al ser sospechosos de mantener lazos financieros con el empresario, una catarata de renuncias que pusieron contra las cuerdas al primer ministro Joseph Muscat, que acabó dimitiendo nada más empezar el año 2020.

Importante fue la detención del taxista Melvin Theuma, supuesto intermediario entre los mandantes y los ejecutores y quien acusó a Fenech y Schembri de ser los autores intelectuales del homicidio.

La investigación parece haber sacado a la luz una auténtica red criminal en la que convergen empresarios, políticos y hasta policías y en la que algo en efecto huele a podrido.

Basta pensar que el pasado verano Theuma, testigo clave y amnistiado por sus testimonios, fue encontrado en su casa gravemente herido con cortes en el tórax, el cuello y las muñecas. Se barajó el intento de suicido pero él ya temía por su vida.

Los malteses quieren la verdad

En cualquier caso tres años después del atentado la verdad sigue sin salir a la luz, aunque algo cambió en Malta, donde la población y asociaciones civiles no dejaron de manifestarse para denunciar la ley del silencio imperante y reclamar justicia.

Para conmemorar el asesinato e impedir que caiga en el olvido, varias organizaciones como “Repubblika”, “Occupy Justice Malta” o “GAMAG Europe” organizaron un foro para debatir sobre el estado del periodismo en Malta.

Le seguirá un momento de silencio en el lugar en que la periodista fue asesinada, una misa y la presentación de un documental sobre el caso, “When they come undone“, todo respetando las medidas contra el coronavirus.

Los organizadores emitieron un comunicado en sus redes sociales en el que denuncian que el suceso “reveló importantes problemas de corrupción”, piden enjuiciar a los empresarios bajo la lupa de Caruana Galizia y se recuerda que todavía “no se ha hecho justicia”.

Y tienen un recado especial para el sucesor de Muscat al frente del Gobierno, Robert Abela, a cuyo gabinete laborista consideran “cómplice directa o indirectamente” del anterior.

En concreto le exigen que no se excuse con la pandemia y que de una vez por todas se comprometa a arrojar luz sobre estos hechos.

“Le recordamos que nosotros, el pueblo, seguimos vigilando, estamos más enfadados que nunca y no dejaremos de luchar por la justicia de Daphne Caruana Galizia, por la justicia de nuestro país y de nuestra gente, hasta que no se nos ofrezca de verdad”, zanjan.

Por su parte el Consejo de Europa reclamó “verdad y justicia” y una investigación independiente sobre el homicidio y, para homenajear a la periodista, publicó algunas partes de su última entrevista que ella misma ofreció sobre los riesgos de su trabajo.

En aquella conversación recordaba las amenazas que vivió durante años por sus indagaciones y las presiones del poder a sus editores para que le quitaran su columna y señala al Partido Laborista como responsable de su hostigamiento público.

“Las mayores dificultades que encuentro derivan del hecho de que ellos me han convertido en un chivo expiatorio nacional. Y esto ha ocurrido durante los últimos treinta años, por lo menos”, avisaba.

EFE.