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Deportes 10 de abril de 2016

“Tratamos de ajustarnos a la disponibilidad que teníamos”

Fabián Sahdi y los méritos de Peñarol en el triunfo en suplementario frente a Quilmes en el clásico del viernes.

Por Marcelo Solari

Desde hace algunos partidos que el base Fabián Sahdi sostiene rendimientos convincentes. Pero su producción del viernes en el superclásico ante Quilmes fue destacadísima en el balance global de la victoria de Peñarol. Aportó una enormidad en ataque (24 puntos y 9 asistencias), pero también supo contener en varios tramos con acierto al temible Walter Baxley. Así analizó el triunfo “milrayitas” con LA CAPITAL:
-Seguramente vas a decir que fue mérito de todo el equipo, pero en este clásico la “rompiste”…
-La verdad es que se dio así. Pude arrancar con confianza, empezaron a entrar los primeros tiros y creo que cualquier jugador diría lo mismo: si no hubieran salido esos tiros, a lo mejor todo hubiera sido diferente. Mis compañeros también me empezaron a dar más la pelota y todo ayudó. Parecía que se nos escapaba, pero pudimos hacer las cosas bien, ajustar en el momento indicado y dar ese pasito adelante para revertir el resultado.
-¿Por qué el suplementario se dio tan favorable para ustedes?
-Veníamos con el envión del tramo final del tiempo regular. Yo creo que fue determinante ese momento en que Quilmes estaba a una bola de irse a 9 o 10 puntos arriba y nosotros los frenamos justo. Atacamos bien, empezamos a levantar el ánimo, peleamos hasta el final y en el alargue continuamos con el mismo empujón. Defendimos fuerte, no bajamos los brazos, ellos empezaron a tomar más tiros desde afuera en lugar de ir hacia adentro y aunque también nos cerraron el camino hacia el aro, pudimos concretar con los libres un triple oportunísimo de Nico (Brussino).
-Ese análisis tan elaborado que hacés casi se queda sin sustento con el tiro que tomó Kennedy Winston recién ingresado ¿no?
-(Sonríe) El entró congelado, le dimos la bola y no le pegó a nada. Ahí pensé “listo, ya está, no vamos a poder”. Pero sabíamos que era un tipo con experiencia, sabe jugar al básquet y lo demostró en los últimos minutos, cuando no le pesó la responsabilidad y metió cuatro libres muy importantes.
¿Qué tanto influyó la postura de Peñarol de afrontar el suplementario sin pensar que les faltaban tantos titulares y Quilmes estaba casi completo?
-Nosotros veíamos que empezaban a desfilar los internos por llegar a la quinta falta. Se fue uno, después otro y otro más. Entonces quedamos los que quedamos y tratamos de ajustarnos a la disponibilidad que teníamos. Pero ellos también tuvieron que ajustar porque nosotros éramos cuatro perimetrales. Y pudimos aprovechar un momento en que Quilmes falló tres o cuatro tiros claves, acaso porque nosotros los obligamos a que las decisiones las tomaran otros jugadores diferentes.
-Parece que la gente de Quilmes no te perdona haber “cambiado de vereda”. ¿Cómo vive desde adentro un jugador el hostigamiento? Porque en un momento te descargaste con un festejo de cara a la hinchada rival…
-No, no tuve esa intención. Incluso uno de los árbitros me llamó la atención por eso. No tengo ninguna animosidad contra la gente de Quilmes. Al contrario. Creo que ellos le dan más importancia que la que le doy yo. Y como tuve un buen partido da la impresión de que tengo la espina clavada o algo así, pero nada que ver. Fue un lindo partido, se jugó con mucha intensidad. Estos clásicos siempre te hacen dar un plus pero por lo que representan en sí mismos, y no por alguna cuenta pendiente.
-¿Fue tan áspero adentro como se veía de afuera?
-Y sí. Lo fue. Durísimo. Ellos jugaron al límite. Nosotros intentamos también hacer lo nuestro. Quilmes tiene jugadores con mucho físico en algunas posiciones y nos complicaron. Pero los perimetrales, los que pudimos quedar en cancha, tratamos de sacar ventaja y por suerte lo conseguimos.
-¿Cuánto tiene que ver en este buen presente tuyo la barba “onda James Harden”?
-(Se ríe) Nada. Al principio empezó un poco por vago, por no querer afeitarme. Después le tomé un poco de cariño y por eso ahora la mantengo. No hay cábala, ni moda, ni nada.