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Policiales 7 de mayo de 2016

Tras entregarse se negó a declarar el líder de la banda que asaltaba escribanías

Oscar Barrientos (35) se entregó ayer a la mañana en Tribunales, luego de verse rodeado por la policía. "Era el encargado de llevar y traer la gente para cometer los robos. Además aportaba los datos de las víctimas", reveló un investigador.

El delincuente acusado de ser el cerebro de las bandas dedicada a asaltar escribanías y estudios jurídicos y contables se entregó ayer por la mañana en Tribunales luego de verse rodeado por la Policía.
Oscar Barrientos (35) llegó a las 8 acompañado por su abogado y quedó detenido. Por la tarde se negó a prestar declaración ante el fiscal del caso Fernando Castro. “Era el encargado de llevar y traer la gente para cometer los robos. Además aportaba los datos de las víctimas y tuvo logística para mantenerse prófugo por más de dos meses. Creemos que estamos ante el cerebro de la banda”, le confió a LA CAPITAL un investigador.
Barrientos era intensamente buscado por los efectivos de la Coordinación Departamental de Investigaciones (CDI) y según trascendió afirmó que decidió entregarse “cansado de huir” y de no “poder ver a su familia”.

Los casos

La banda que operó en la ciudad se calcula que logró conseguir un botín de 700 mil pesos en los distintos asaltos cometidos contra escribanías y estudios jurídicos y contables.
El primer caso ocurrió el 20 de septiembre del 2014 en un estudio jurídico. En esa oportunidad, los delincuentes no se llevaron dinero en efectivo pero sí diferentes objetos de valor.
El segundo hecho sucedió el 9 de enero de 2015 en una escribanía ubicada en Jujuy al 1800. De ahí, la banda se llevó el botín más importante: 350 mil pesos.
El tercer caso ocurrió el 26 de mayo en un escribanía ubicada en Santa Fe al 2700 donde los ladrones robaron dinero en efectivo y diferentes objetos de valor. En tanto, el 24 de septiembre los delincuentes asaltaron las oficinas de una empresa de venta de insumos para heladería ubicada en 25 de Mayo al 3800.
El último hecho por el que la Justicia liberó las órdenes de detención de la banda ocurrió el 9 de noviembre de 2015 en un estudio contable ubicado en Hipólito Yrigoyen al 1100.
Esta organización, cuyos integrantes tienen parentesco entre sí, siempre con la misma metodología: esperaba que las escribanías y estudios jurídico contables estuvieran por cerrar, se hacían pasar por clientes para ingresar y una vez en el interior reducían a los clientes y empleados.

La investigación

Las causas de los robos estaban diseminadas por distintas fiscalías hasta que efectivos de la CDI pudieron comprobar que se trataba de una misma banda en base a los videos de los asaltos y testimonios recogidos.
Ante esta situación, las causas recayeron en Castro. El fiscal, junto a Leonor Ferrara y Manuela Musumeci, quedó a cargo de la investigación.
A partir de ahí se concentró toda la información y se pudo lograr la prueba para identificar a los delincuentes. “El puntapié inicial se dio a través de una huella que fue clave. Después, la investigación se profundizó con el trabajo que se hizo con las cámaras de seguridad de los estudios asaltados. Si bien no eran siempre claras, la CDI realizó un gran trabajo para lograr la identificación de los delincuentes”, reveló el fiscal el 22 de febrero en la conferencia de prensa donde se anunció la caída de la banda.
Con toda la información contundente solicitada de al menos cinco hechos, Castro le solicitó a la jueza de Garantías, Lucrecia Bustos, que se detenga a los miembros de la banda que habían sido identificados. En una serie de allanamientos, tres de los delincuentes fueron detenidos. Oscar Barrientos logró mantenerse prófugo.
Durante más de dos meses, el hombre fue intensamente buscado hasta que finalmente ayer se entregó.
La semana pasada se había producido la detención Carlos Daniel Barrientos, hermano de Oscar. Castro ordenó su aprehensión luego de que se descubriera que además de los cuatro hombres que se veían en las imágenes tomadas por distintas cámaras de seguridad durante los asaltos, había un quinto integrante que también participaba de los violentos robos.