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Cultura 26 de enero de 2025

Tomás Rebord en Mar del Plata: “Un arte que no dialogue con lo sagrado es perder el tiempo”

En su reciente faceta de escritor, el exitoso streamer Tomás Rebord se presentó en Mar del Plata para dar una charla y hablar sobre su primer libro, Comentarios al Náucrato, en el marco del ciclo Verano Planeta. Moderado por Nino Ramella, el ciclo lo tuvo como expositor el lunes pasado.

Por Dante Galdona

Tomás Rebord, abogado, streamer, conductor, columnista y, desde 2024, escritor, presentó su ópera prima en Mar del Plata, en el ciclo Verano Planeta. Repasó con la prensa su libro, pero también habló de sus ciclos, entre ellos El método Rebord, Caricias significativas y Hay algo ahí, el último, que volverá este año. No dudó en ensayar algunas reflexiones sobre política y actualidad.

Comentarios al Náucrato, una novela “con propósito”, lleva su cuarta edición, una verdadera proeza en los tiempos actuales. Se trata de una historia que tiene como protagonista a un periodista desconocido que escribe sobre un grupo de seguidores del Cabracan, un personaje misterioso que, al parecer, fue el único que estuvo en contacto con el Náucrato, un libro sagrado de origen rioplatense. Entre el asombro, la incredulidad y la búsqueda de material para sus crónicas, el periodista se introduce en una trama que logra desentrañar de a poco, y quizá no completamente. La búsqueda de un propósito es la referencia espiritual que sobrevuela entre seguidores y personajes de Comentarios al Náucrato.

En palabras de Rebord, al libro hay “que armarlo y desarmarlo permanentemente”, algo que tiene origen en todos los “formatos, lo que hago tiene una fecha de caducidad invisible, me interesa que algo perdure como un momento lindo con toda su potencia, me molesta la parte donde uno está haciendo algo por compromiso, cuando un formato me sienta demasiado cómodo ya empiezo a tener un reflejo de desarmarlo y armar otra cosa y es lo que trato de hacer con todo lo que hice”. A eso agrega que “lo lindo es que te quedan los soldados de cada formato”.

Sobre Hay algo ahí

En cuanto a si considera si encontró su Náucrato, dice que “no, me gusta esa idea para armarla y desarmarla”.
Sobre Hay algo ahí dijo que hacia el final del año pasado alcanzó una dimensión en la que todo el equipo estaba en los mismos niveles de emoción, “porque no era algo estrictamente laboral, eso recién lo encontramos cuando hicimos El viernes japonés, que vino Jacobo Winograd, Ari, El gordo ventilador, ese programa fue demencial, cuando hicimos el especial de Harry Potter, cuando metimos el final de temporada, que tuvo una audiencia de 20.000 personas mirando en vivo, que es una bestialidad, sin ningún elemento de coyuntura, que es muy difícil, no es que tenía un gancho de hoy tal persona va a declarar tal cosa, era todo endogámico era todo ‘lore’ interno del año construido“. En cuanto al futuro del ciclo “yo simplemente no lo mataría ahora porque siento que recién ahora tiene los engranajes, entonces no puede morir por una cuestión de rendimiento, si muere ahora es demasiado pronto, un año más estará”

La fórmula Rebord

Explica la fórmula con la que le gusta trabajar y que le ha dado tan buenos resultados: “Yo armo: me gusta este concepto, me gusta esta cosa, pero me parece muy importante armar con espacio. Me gusta armar lianas, uno se agarra de acá y sé que tengo que llegar a esa otra de allá, en el medio no tengo idea qué hay, entonces ahí es donde me parece que sucede esa cosa linda. Y esa gimnasia sí es vértigo. Es lo mismo que en El método, en El método me dijeron una y mil millones de veces, también te comés puteadas por eso, pero ‘¿cómo no preparaste más esto, esto otro?’. Yo preparo de una forma, a mí me gusta que también exista la posibilidad de la charla. Es muy diferente una entrevista que te escucha a una entrevista que vos estás hablando con alguien. Ahora hay un montón.

Ahora hay cincuenta ‘métodos’. Hay un ‘método’ por metro cuadrado, todos tienen uno y para mí el diferencial de El método Rebord era justamente que ahí sí te entregabas. Yo sé que hay cuatro cosas interesantes con este tipo o esta piba, pero si en el medio encontramos que nos ponemos a hablar de literatura, hablemos de literatura y que suceda. Esa tensión entre orden y caos es donde existe un margen de maniobra en el cual me siento en mi mejor rendimiento. En el programa de Jacobo y El gordo ventilador, si vos lo querías volantear, se te rompía el auto. Era mágico. Yo hice el programa y pensé ‘qué acaba de pasar’, no pudo más el programa, no tuvo cortes, hay cosas que descubro de ese programa en el tiempo”

Rebord y su concepción del arte

“Cuando yo creo estar haciendo arte, por ejemplo, que es con un programa o con un libro, vuelvo a una cuestión de ética laboral. Creo que es la única forma de trabajar que conozco, también que me gusta, que disfruto, que respeto. A mí no me sale hacer algo por compromiso, la verdad, y gracias a Dios tengo las posibilidades laborales de no hacer algo por compromiso. Muchas veces hay que hacerlo, pero yo de hecho dejé de tener ganas de hacer El método, que era una gallina de los huevos de oro, y lo dejé de hacer principalmente porque no tenía más ganas”.

“Yo quería armar un dispositivo para hablar con personas con quienes me interesase mucho hablar, y cuando pasaron Mariana Enríquez, Dolina, pasaron un par más de repente dije ‘bien’. Y cuando empiezan con ‘hay que hacer una nota a este o al otro’, yo digo que es muy difícil hablar tres horas con alguien con total intensidad si no te interesa, y a veces empezaba a pasar que medio que los despachaba y la gente lo ve también. Cuando empiezo a notar eso, son las alarmas de que evidentemente hay que hacer otra cosa”.

Homenajes a sus escritores favoritos

Los homenajes en Comentarios al Náucrato son algunas de las perlas del libro. Tomás Rebord se propuso hacer uno en cada capítulo: “El libro es un pedido de permiso para escribir. A mí me gusta mucho rendir homenaje. Yo creo que cuando uno hace una referencia explícita, eso no lo achica a uno. Hay gente que no quiere nombrar a nadie por las dudas de que parezca que no tiene ideas. Yo creo que lo lindo es tomar una idea, honrarla, retribuirla y siempre uno le suma algo. Entonces como para mí este libro no podía hacerse si no era fruto de todas las cosas que me gustaban o que había leído era una preocupación muy grande para mí que todos tengan un homenaje, casi hasta por momentos matemáticos, yo quería hacer un homenaje en los doce capítulos y que cada capítulo vaya generando un arco y que haya una referencia en casi todos a algún autor. Está Borges, está Macedonio, está Scalabrini Ortiz, está Arlt. Extrañamente no está Marechal pero me lo mencionan todo el tiempo”.

¿Quién es el Cabracan?

El Cabracan, personaje central de la novela, es una especie de personaje “hecho de muchas cosas. El nombre Cabracan tiene una etimología, tiene algo de historia detrás. Es una cosa que a mí me gustó mucho a los trece años, o sea, cuando yo estaba fantaseando con conquistar el mundo. Me gustó el nombre Cabracan de la mitología maya, porque está encadenado a la tierra, porque mueve las montañas, porque está muy enraizado en lo que necesariamente es su origen.

Me gustó el nombre y después me olvidé por completo eso y surgió cuando estaba escribiendo acá y quise construir una figura así medio encumbrada. Me gustó rendirme ese pequeño homenaje adolescente. Después de qué está hecho el personaje en sí… para mí tiene algo doliniano, tiene mucho las figuras de masculinidad de mi infancia, o sea, en el Cabracan está mi abuelo, está mi tío, está mi viejo, hay una composición de eso. Y después explícitamente el último capítulo está muy influenciado por Pepe Mujica porque yo sabía que quería terminar en Uruguay, porque me daba risa, me da risa la figura Uruguay, son criollos del otro lado del charco, culturalmente es exactamente lo mismo. Me gustaba porque me permitía hacer un doble juego entre esta especie de símbolo del tipo que se va, que rehuye, que se encumbra y que está alejado porque está ensimismado y el reverso inmediato de eso es que sea un chanta, que se va a Uruguay porque no paga impuestos. Entonces, Uruguay era las dos cosas para mí y como teníamos ya un viaje a Uruguay programado porque se iba a hacer una función de teatro ahí y estaba la oportunidad de conocer a Mujica, dije ‘no voy a escribir el capítulo de Uruguay antes, o sea, voy a ir y voy a ir a la casa y veo qué pasa’. Después la verdad que el Cabracan no es Mujica, pero vive en su casa”.

Autor, narrador o personaje

También habló de cuánto de si pasa por la ficción: “Por supuesto que uno está en los personajes, entonces tenés un diálogo con uno y quizás es de los géneros que a mí más me gustan: el llegar al diálogo con uno como formato, como tropo. También, esto no sé si se lo vio tanto o se lo lee tanto, hay una distancia con uno en el encuentro con el Cabracan, porque no es todo celebratorio el tono, o sea no es una cosa de yo ‘estoy construyendo esto, es un mero trastorno de la personalidad, es megalomanía en tres grados y vamos simplemente a celebrarnos a lo largo de todo este arco'”.

“Yo pongo en un personaje alguna cosa que a mí me gustaría decir pero firmarla como Tomás Rebord me suena un poco inescrupuloso, por ejemplo las reflexiones más proverbiales. Entonces yo al principio quería escribir eso y dije ‘no puedo estar escribiendo esto y firmando Tomás Rebord’, al encontrarle un personaje lo exime un poco de eso, pero eso es es un artificio nomás, no es lo central. Para mí lo central es algo que sucede al final, que es que el Cabracan también es una figura fallida, es un arco triste, es un arco roto.

No sé cuánto se vio esto porque me lo han dicho menos, pero en la conversación entre el narrador y el Cabracan, este lo invita a no seguir ese trayecto, a que lo que sea que estaba buscando, ese hay algo ahí, no era de esa manera, que es más estética que otra cosa, es más como que está aislado en una cabaña, con libros ¡y ¿qué hacé?, nada, está al pedo todo el día, está borracho. Entonces, esto está más sutil, pero hay guiños en toda la novela sobre la indecisión del narrador al respecto. Y a mí me pareció importante que por el contrario no hubiera algo ahí, todo el camino es una reivindicación más de orden estético, pero que tiene mucho de circo y me gustaba eso también, el encuentro también es con cosas que quizás no le gustan de uno.

 

Tomás Rebord en un momento de la firma de libros.

Tomás Rebord en un momento de la firma de libros.

 

Su propósito

La palabra propósito es la que define al libro y a la historia. Sobre esa palabra en su vida actual, Rebord reflexiona: “Estoy en un gran momento personal y de propósito porque siento que, si bien estoy muy cansado, toda mi vida es propósito, porque me despierto y veo a mi hijo. Es un topadora de sentido. No hay sentido más monolítico que ese, no tengo que buscarlo, el propósito está ahí, me está pidiendo que lo alce, entonces eso a mí me hace feliz. Me hace estar cansado pero completamente conectado con mi existir, no me siento a la deriva. Y la otra cosa que a mí me enchufa es el arte. Yo pude hacer arte y sacar rentabilidad de eso, si no tendría que trabajar de algo que no me guste y hacer arte para sobrevivir. Para mí un arte que no dialogue con lo sagrado es perder el tiempo y cuando vos hacés eso lo interesante es que vas encontrando personas que comparten esa pasión o al menos esa tremenda curiosidad por encontrarlo”.

También considera que el arte está ligado a lo “lúdico” y reniega de quienes consideran que para que sea “elevado tiene que estar desprovisto de risa, justamente para mí la gente que considera el arte serio, en el sentido que impida que uno se pueda reír de uno mismo, que no tenga burla, que no tenga ridículo. Entonces yo quiero hacer formatos que estén cargados de propósito, que se pueda hacer el chiste más básico de la historia y que eso no le quite lo elevado. Para mí el arte que se pretende elevado en sí como resguardando su solemnidad en general es arte con miedo”

La escritura, el arte más sagrado de todos

Sobre el arte al que considera más sagrado afirma que es “la escritura. La escritura es tremendamente íntima, pasa de a dos personas a la vez, el que escribió y el que está leyendo. Entonces, o le entrás en el alma o no le entrás. Me pasa lo mismo cuando leo, si estoy leyendo y digo esto me llegó, no me llega, no estoy viendo si nadie más me lo valida, no miro al costado y veo si el otro se rio, estoy solo con algo que quizás alguien escribió hace quinientos años. Eso es impresionante. A mí el libro me satisface una parte del alma diferente de los programas. El libro tiene algo especial y para mí es el formato. El libro tiene un rendimiento a plazo fijo, lo hacés en un momento en que nadie lo ve, está sujeto a la validación de muy pocas personas y hasta el día de hoy me sigue dando gratificación.

Pese a ser conocido por su actividad en redes sociales y canales de streaming, no aprovecha su gran masividad a la hora de publicar: “Yo quise que el libro sea autoconclusivo en su consumo, no me interesa que para disfrutarlo sea necesario haber visto, por ejemplo, quince Magas (NdR: uno de sus programas), nunca pienso qué garpa primero para ver qué escribo, con la masividad corrés el riesgo de lo insustancial”.

La actualidad política

No elude para nada la coyuntura y los análisis de la historia política reciente: “A mí me gusta la política, me gusta opinar de política. Pero si me preguntan qué veo en la política de hoy, diría que me preocupa más lo que no veo. Las expresiones de la dirigencia política y de representaciones de lo que yo soy más afín tienen casi que la misma fórmula que falló, acelerada. Como que creen que como evidentemente esto es una atrocidad así que en algún momento la indignación acumulada rebalsará tanto que una nueva representatividad cambiará las cosas. Lo cual es terrible, porque si eso tuviera éxito, esa representación también es terrible. Una representación que acumule en base a la indignación, a la búsqueda de una corrección de la falla, diría que me preocupa más eso”.

En cuanto al gobierno de Milei se siente sorprendido: “No me esperaba su ejercicio del poder. Para mí, para ser un equipo de delirantes absolutos, esto lo digo hasta con un elogio, con un buen equipo de psicópatas recuperás Malvinas, son muy prolijos. Son prolijos en la ejecución de poder, son verticales. Y eso frente al desierto de representación y de conducción política que existía en la Argentina, lejos de indignar, pasa todo lo contrario, porque venimos de ocho años de defraudación de la conducción política, entonces la sola aparición de conducción hace que tengas pros y contras. Pero Milei elige los pros y elige los contras. ¿Sabés lo que es elegir tu costo? Alberto no eligió ninguno y por eso tuvo todos, se le abría un frente por día”. Después de una sensación de anomia, que Milei elija qué costo paga (por ejemplo el que trae la estabilización del dólar, que es que Argentina esté carísima), se parece al orden, y el orden es bueno, la gente prefiere orden a desorden, yo no entiendo cómo decir eso de repente fue herético, yo decía eso en 2021 y era facho. Pero ¿quién ordena su vida en base al caos?”.