El autor del poemario “Todos somos Whitman”, (Ediciones Vaso Roto, España, 2014), Luis Alberto Ambroggio, explica en el prólogo: “El mismo Whitman me prestó este atrevimiento. Nace de su insistencia. Y no usurpo nada ni a nadie”. No se trata de una justificación, sino de una indeclinable adhesión al poeta de Hojas de hierba, porque “en la polvorienta inmortalidad de vida a la que cantaba el hijo de Manhattan en su épica del lirismo abiertamente incauto, ese hoy es eterno y nos pertenece a mí y a todos… me encarno y te encarno, te canto y me canto con Borges, Lorca, León Felipe…”.
Caramba, me dije, que el autor (nacido en Córdoba en 1945), se las traía. Más adelante de su prólogo, se da una vueltita por la Historia de la Poesía y en el escenario surgen Goethe, Blake, Wordsworth, Hölderlin, Keats, Ginsberg, T.S. Elliot, una vueltita que habla del lector de poesía. Y en estos tiempos, no es poca cosa, porque uno ve y nota la ignorancia de muchos improvisados que se auto-rotulan poetas y en fin…
Es muy importante ir al Prólogo del libro, escrito por el autor, como para clarificar algunos conceptos del quid, ya que Luis Alberto Ambroggio viene munido, acompañado, de la historia de la poesía, de la gran tradición de este género. Veamos: “Whitman y Borges me perdonan la irreverencia. Más aún, justifican al poetizar Borges que Whitman tomó la infinita resolución de ser todos los hombres/ y de escribir un que sea todos”.
Este libro, manual de poesía, lo he leído y releído, decantado y tratado de comprender, más que todo uno se aproxima al poeta, sólo eso puede hacer—siempre lo expreso–, en este caso Whitman-Ambroggio, para recalcar un homenaje y un espacio de originalidades.
El poema de las págs. 19-20-21-22 conmueve. Extraigo una parte, que sacude el cimiento: ”Es puertorriqueño, chicano/de la Cuba libre merenguera/de Santo Domingo y todo el Caribe/ de El Salvador y Nicaragua/ Viene de México, América central/ Nicas, Catruchos, Ticos, Guanacos, Chapines/ de Costa Rica, el Tikal, Guatemala/ de sus selvas, lagos de sal y miel/ de Panamá, Colombia, Perú y Venezuela/ los maíces de pampas argentinas/ las venas de uva de Chile, la quena de Bolivia/ de sus mayas, quechuas, aztecas, incas/ de los guaraníes, del Amazonas, Ecuador/ del Uruguay charrúa y sus riberas,/ gauchos, criollos, europeos, mestizos…”
Un canto identitario. Un poeta que vive en los Estados Unidos, donde ejerce la docencia y el ensayo, preside la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Y sobre todo Poeta, capaz de escribir desde ese “yo desperdigado, hispano, latino, rubio, negro, cobrizo/nativo e inmigrante”. Habría mucho más para recortar y destacar en Todos somos Whitman de Luis Alberto Ambroggio.
Goce usted su lectura.
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