CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Opinión 18 de marzo de 2016

Temores y tentaciones

por Miguel Angel Rouco

El mayor temor que enfrenta la administración Macri es que los empresarios lo corran por derecha.
La demora en la ejecución del ajuste de gastos en el Estado se traduce en demora para la llegada de las inversiones productivas.
“Nadie va a hundir capital en la Argentina porque tiene que enfrentar enormes costos y está sujeto a una intrincada red normativa que conspira contra la inversión productiva”, expresó un gerente de una multinacional.
En la mayoría de los escritorios de la city porteña, se considera que la primera mitad del mandato de Macri será de una transición obligada, siempre y cuando el gobierno encare el ajuste del gasto público.
No sólo preocupa la inflación rebelde sino que los empresarios ven que el gobierno no quiere enfrentar el real germen de la suba de precios que es el elevado nivel de gasto público.
“Si le cuesta tanto conseguir 12.000 millones de dólares para pagarle a los holdouts, no quiero pensar cuando tenga que conseguir otros 20.000 millones de dólares más para financiar los intereses y el capital de la deuda más el déficit fiscal”, explicaba un banquero.
Entre los analistas y economistas que asesoran a las principales empresas y bancos locales, existe un criterio unívoco: Macri va a dejar que el gasto se ajuste nominalmente, vía inflación, aunque creen que eso será insuficiente.
Los profesionales insisten que la teoría del ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, de bajar el gasto de manera gradual va a provocar más inflación y recesión, al tiempo que coinciden en que la convivencia de una inflación elevada junto a altas tasas de interés es consecuencia de ese ensayo de Prat Gay.
Las tensiones no se van a hacer esperar como así tampoco, los reclamos. El efecto combinado de inflación y recesión demora cualquier estímulo fiscal para el sector productivo.
Las empresas aun deben enfrentar la falta de ajuste por inflación en sus balances, mientras que algo similar aunque en menor escala le ocurre a los pequeños contribuyentes independientes, lo que desalienta las inversiones y los nuevos emprendimientos.
Por ahora, los empresarios muestran mucha cautela, no sólo por la falta de ajuste fiscal y la falta de estímulos sino también porque aun persisten viejas rémoras del régimen kirchnerista.
No lo dicen abiertamente, pero en círculos reservados plantean que el gobierno debería terminar con los precios cuidados, los límites a las importaciones y bajar todas las regulaciones para los movimientos de capitales, en especial, para el acceso a las divisas y a las remesas de utilidades.
En estos primeros 100 días de gestión, Macri no ha logrado dar señales concretas al sector productivo y todo se reduce a gestos diplomáticos.
Las recientes visitas del premier italiano Matteo Renzi y del presidente de Francia, François Hollande, solo sirvieron para saludar el cambio de gobierno y aseguran que lo mismo ocurrirá con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a meses de su salida de la Casa Blanca.
Por ahora, la única expectativa de llegada de capitales queda reducida a la obtención de una abultada tasa de retorno, tras la salida del default, por parte de los denominados capitales golondrinas que aprovecharán el escenario de altas tasas de interés con seguro de cambio que ofrece el modelo Macri, por su reticencia a aplicar un ajuste fiscal.
Sin embargo, la llegada de los capitales golondrinas traerá consigo no sólo una pax cambiaria sino también un retraso del tipo de cambio, generando un efecto ilusorio sobre la inflación y sobre el nivel de gasto.
Esto puede ser una tentación para que el gobierno demore aún más el ajuste del gasto público y se deje llevar por esa calma cambiaria.

DyN.