“Hace un año lo abracé a mi papá y le dije: ‘Esto comienza ahora y no sabemos cómo termina'”
La infectóloga Cristina Miglioranza recuerda el comienzo de la pandemia desde lo profesional y lo personal. "Fue una carga emocional terrible. Cuando se les informaba el diagnóstico, los pacientes lloraban en mí teléfono, pensaban que se tenían que despedir de los hijos", cuenta.