Sábado,07 de Septiembre de 2024
Autores desconocidos ingresaron en horas de la madrugada al despacho del fiscal Juan Pablo Lódola, de la Unidad de Delitos Económicos, y pese a que revolvieron su escritorio no se llevaron nada de valor.
Se trata de más del 60 % de los casos que ingresan en la Fiscalía de Delitos Económicos. Hackeos de Whatsapp, compras con tarjetas robadas, utilización de billeteras virtuales falsas y estafas en alquileres ofrecidos en redes sociales, son algunos de los delitos.
Se tratan de estafas a teléfonos fijos, en las que los delincuentes fingen ser parientes y engañan a las víctimas para que le entreguen los dólares a alguien que pasará a buscarlos. Desde el Municipio comenzaron a brindar capacitaciones para no caer en estas o en otras estafas.
Desde la Fiscalía de Delitos Económicos informaron que en noviembre aumentaron en un 50 por ciento las denuncias por este tipo de hechos. También alertaron a la ciudadanía con una serie de consejos para evitar caer en la trampa de los delincuentes, un fenómeno típico en la previa del verano.
La Fiscalía de Delitos Económicos y la Dirección Departamental de Investigaciones recibieron a unas 50 víctimas que aseguran haber sido estafas por sumas cercanas a los 100.000 pesos cada una.
Un hombre recibió un llamado a su teléfono celular en la zona de Chapadmalal y su interlocutor le dijo que, para recibir la cuarta dosis de la vacuna contra el Covid-19, le debía suministrar un código de seis cifras en una segunda llamada. Después, hackearon su Whatsapp y le solicitaron dinero a sus contactos: uno de ellos cayó en la trampa.
La Fiscalía de Delitos Económicos investiga una estafa denunciada por una mujer que había pagado por adelantado un porcentaje del depósito y del primer mes de alquiler de una propiedad que no existe.
Tiene 42 años y por el hecho se le inició una causa penal caratulada "Falsa denuncia y tentativa de estafa".
Lo hizo en complicidad con una amiga que es empleada de un establecimiento educativo. Ahora ambas irán a juicio oral. El lote está ubicado en el barrio Pueyrredon y por sus irregularidades, no está a nombre de nadie en particular. Se lo cobraron 1200 dólares.
Un joven fue acusado de estafa luego de que se descubriera que había realizado distintas operaciones con los datos de una tarjeta de crédito de una mujer de 90 años a la que desconocía.