“Quise averiguar qué despertaba la estatua en las personas que la veían”, dijo el escultor enigmático
Mario Magrini dijo que hizo una "travesura artística". Buscó el lugar un mes antes. Preparó la roca en la que iba a pegar la obra. Y en la madrugada del 5 de febrero, solo y con taquicardia, colocó la estatua que se convirtió en misterio. Contó en detalle por qué.