Tarifas “impagables”: un lavadero industrial, reflejo de “tantas pymes al borde del cierre”
Las últimas boletas de gas pasaron de $44.000 a casi $90.000. Las de luz rozan los $30.000. Nueve familias quedarían sin trabajo. Centrales obreras fueron a respaldar a la empresa y exigen medidas para evitar el cierre.
Un lavadero industrial de la ciudad en el que se sintió una fuerte caída del trabajo en los últimos meses, pasó de recibir facturas de gas de $44.000 (ya eran “imposibles de pagar”) a las más recientes de casi $90.000. Las nueve familias que sostienen día a día su funcionamiento viven con la preocupación real diaria de quedarse sin trabajo. La luz también aumentó y la última boleta fue de $27.000. “Son montos impagables”, resumió la dueña, rodeada por dirigentes de todas las centrales obreras que fueron a acompañar a esta empresa, al límite del cierre, y exigir respuestas para evitar que eso ocurra.
El escenario de esta pyme ubicada en 9 de Julio al 5600 “se repite en cientos de empresas que están al límite”, reflejaron los dirigentes de las centrales obreras en señal de apoyo y alarma.
Puertas adentro de este lavadero de casi 40 años de trayectoria, donde se lavan, procesan y secan jeans, tejidos y distintas telas que abastecen a industrias y locales comerciales, el trabajo escasea. De los más de 20 empleados que hubo alguna vez, apenas quedan ocho personas. Solo algunas máquinas encendidas, “poco” por hacer en la jornada y una incertidumbre cotidiana son parte de una rutina que hace tiempo, cambió para mal.
En la planta de 9 de Julio al 5600 se lavan, procesan y secan jeans, tejidos y distintas telas que abastecen a industrias y locales comerciales
El contexto y las últimas boletas que llegaron obligaron a impulsar una convocatoria junto a distintos gremios. Desde la CGT, la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma, la Defensoría del Pueblo y la UCIP, cuyos dirigentes fueron hoy por la mañana hasta esta empresa, advirtieron su preocupación por la situación particular del lavadero pero también en general, debido a que “hay tantas pymes al borde del cierre”.
Miguel Guglielmotti, secretario general de la CGT Regional Mar del Plata, advirtió: “Este lavadero industrial ha recibido dos facturas de gas alrededor de $78.000 cada una, más una factura de luz de $27.000. Esta situación desesperante obliga a cerrar sus puertas, lo que también se traduce en pérdidas de fuentes de trabajo.
Fabiana Rípodas, propietaria del lavadero, le abrió las puertas de su empresa a los gremios, los medios y todo aquel que pueda ayudar a paliar la situación. “Estamos muy preocupados porque ya hemos pagado dos facturas de $88.000 cada una. Tenemos dos más para pagar y no sabemos cómo encarar el tema porque son montos impagables, demasiado altos. Desde el 2016 a la fecha tuvimos 5.600% de aumento en las facturas de gas. Es inviable para cualquiera”, manifestó.
Desesperada por el presente, el futuro inmediato y por la posibilidad inminente de cierre, agregó: “Lo único que pedimos es seguir trabajando, dar más trabajo y que no nos quiten esa posibilidad. Se nos está haciendo muy difícil. Nadie nos escucha. Hemos reducido el personal. Hay gente que ante la situación se ha ido. Lamentablemente somos cada vez menos. Es muy triste eso, porque acá hay gente con mucha antigüedad”.
Las centrales obreras se solidarizaron con los trabajadores del lavadero y exigieron medidas
Varios de los trabajadores de este lavadero tienen más de 10 años de antigüedad. “Estamos hace años, pero nunca vivimos la situación como ahora”, comentó a LA CAPITAL uno de los empleados mientras realizaba del “gastado” de una partida de jeans.
“La situación es gravísima”
En representación de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UICP), Nelson Siniscalchi se solidarizó con la situación del lavadero que se repite en gran cantidad de empresas de la ciudad, como consecuencia del incremento de las tarifas.
“Esto se ha extendido a muchos comercios de Mar del Plata, sobre todo en casos como este lavadero en los que usan el gas como insumo. Ya no es un consumo que pueden decidir si prenderlo o no. Si no lo usan no funciona el comercio. La situación ya se ha tornado gravísima“, expresó.
Es que, completó, “para mantener el trabajo es necesario que haya consumo, pero si no hay consumo, no hay trabajo y se para todo”.