por Vito Amalfitano
SAN PETERSBURGO, Rusia.- Le quedó el tiro libre a un minuto del final. Los verdaderamente grandes aparecen ahí. Cuando su equipo más lo necesita. Y un 10 de verdad, aunque no juegue con ese número, un enganche cuando muchos dicen que no existen más los enganches, homenajeó a Riquelme para su cumpleaños y la puso cerca de un ángulo con una comba notable desde un tiro libre que viajó próximo al vértice izquierdo del área grande.
Toni Kroos se cargó al hombro la situación extrema en la que estaba Alemania, a un minuto del final del adicional frente a Suecia, con diez hombres y con un empate que lo dejaba al borde de la eliminación. Le pegó de forma soberbia.
Alemania no fue solo ese tiro libre. Salió de un bajón futbolístico y anímico que se profundizó en el comienzo del propio partido con Suecia después del impacto de la derrota ante México.
Pero salió adelante y se sobrepuso a la adversidad a lo Alemania. Con la competitividad y el espíritu para no rendirse jamás de toda la historia del fútbol teutón, pero con la paciencia y el apego a la tenencia del balón de la Alemania moderna, post Klinsmann. En el momento límite, el campeón del mundo apeló más que nunca a su identidad. Aun al borde del abismo siguió tocando y buscando el resquicio ante el fuerte vallado defensivo de Suecia. Con centros también, es cierto, pero como corolario de una búsqueda en cada jugada para buscar el espacio. Metió un tiro en el palo, Werner no definió debajo del arco por muy poco, y tuvo un par de situaciones más muy claras en el final.
Llegó Kroos, acomodó el balón y cargó con todo pero con la máxima calidad. Un gol riquelmeano para sellar un partidazo en Sochi. Kroos y Alemania demuestran que siempre se puede ser más grande.
Es el momento en que Messi tiene que aparecer, y también la Selección, como en Quito, en una situación límite. Al menos eso, por ahora, este tan complicado pase a octavos.
Claro que de la Selección y de Messi se esperaban las máximas aspiraciones. Y que de Lío se espera ese salto final para llegar al podio del fútbol universal.
Pero ahora los deseos son más modestos. Aunque más no sea superar esta tormenta de conciábulos, rumores, operaciones, enfrentamientos intestinos, “mala onda”. Mascherano dijo que es normal que los jugadores participen en las decisiones del armado de los equipos en todo el mundo. Está bien, siempre y cuando esos futbolistas se ganen ese derecho por capacidad de conducción y liderazgo dentro y fuera de la cancha.
Que Messi se ilumine como Kroos, que Armani sea el arquero “gana partidos”, y que el resto de los jugadores alcancen un orden mínimo, ante la falta de equipo y de funcionamiento.
Para volver a empezar.
@vitomundial