El equipo de Gallardo aprovechó su chance. Borré le apuntó al poste que debía proteger el arquero Rossi y convirtió el único gol del superclásico. Mal partido.
Por Sebastián Arana
Como en los últimos veranos, River volvió a festejar en Mar del Plata en el cierre del torneo de verano. El equipo de Marcelo Gallardo aprovechó su chance en un partido que defraudó las expectativas de los miles de hinchas que colmaron el “José María Minella”.
El colombiano Rafael Santos Borré le apuntó con ganas al primer palo que Rossi debía cubrir y le sirvió a River en bandeja el primer festejo del año ante su clásico rival. Los de Gallardo pegaron el primer palo del año.
A veces pasa con los superclásicos. Hacía tiempo que en Mar del Plata estaban a la altura de las expectativas. Pero no fue el caso. Difícilmente pueda jugarse tan mal como Boca y River en el primer tiempo.
Ritmo hubo, eso sí. Pero mucho más errores en los pases, en los controles y problemas de funcionamiento. Llenaron y marcaron toda la primera parte.
En Boca Tevez no se sintió cómodo como “9” y vivió bajando a buscar posición detrás de sus delanteros y a espaldas de Ponzio. Alrededor suyo no sobró juego, por el contrario. La vitalidad de Nandez para correr, empujar y presionar. Para forzar errores. Poco más. Buffarini, en posición central, nada clarificó. Y Mas y Peruzzi acompañaron, sin precisión.
River, que suele hacerse fuerte a partir del control de la pelota, estuvo partido en dos. “Nacho” Fernández sufrió recostado sobre la derecha, “Pity” Martínez insinuó su destreza en alguna acción aislada. Enzo Pérez no gravitó y Ponzio alternó buenas y malas en la salida. A los veinte minutos a Gallardo se lo veía abrir los brazos como loco al costado de la cancha pidiéndole a sus defensores que pararan de buscar con pelotazos a Scocco y a Borré, totalmente aislados del resto.
En ese contexto, Boca fue un poco más hacia adelante. River generó alguna aproximación de contra o aprovechando alguna imprecisión en la salida boquense. Como una réplica filosa ni bien empezado el partido, que culminó con un remate de Borré desde buena posición que se desvió en un defensor. O una escapada de Scocco, neutralizada por un buen cruce de Magallán al piso, en una jugada en la que muchos riverplatenses reclamaron mano.
Pasados los veinte minutos, Boca tuvo un poco más de presencia en campo rival. Pero apenas generó un par de remates de Espinoza no demasiado peligrosos. Y un centro de Buffarini que cruzó todo el área.
No pasaba nada. Hasta que a los 41’ Borré se encontró un balón a la deriva en campo de Boca, rompió la línea de volantes, buscó a Scocco y fue a buscar la devolución. Le llegó perfecta, como suele hacerlo el ex Newell’s. Y pateó fuerte, de zurda, a un primer palo que Rossi desprotegía. No tenía que ver con lo que ocurría en la cancha. Pero River estaba 1-0.
El equipo de Gallardo, con la ventaja, jugó más suelto el segundo tiempo. Se afirmó en el manejo de la pelota y contó con más espacios. Martínez empezó a entrar más seguido en juego. Fernández también.
Recién entonces River fue peligroso. Scocco tuvo una chance desde ángulo cerrado y definió desviado. Y una enorme,a los 13’, después de un jugadón de Martínez, quien desparramó a toda la defensa de Boca por la izquierda y le sirvió el pase atrás perfecto. Pero el goleador, mal afirmado, remató débil y permitió la reacción de Rossi.
Pero fueron apenas quince minutos. Después el partido volvió a lo del primer tiempo. La iniciativa tumultuosa, poco clara de Boca. Y el conformismo pasivo de River, que perdió “pimienta” en ataque con los cambios.
No pasó casi nada. El resultado, estrecho para los “millonarios”, fue lo único que mantuvo la expectativa. Pero nada cambió el destino de este superclásico de verano. River, con muy poco, pegó el primer palo del año.