Sólo 5 asesinatos no se pudieron resolver en lo que va del año
Los números de los homicidios en Mar del Plata se mantienen similares a los de 2016, un año que había tenido una baja drástica respecto a los anteriores. Algunos casos de extrema complejidad no logran ser esclarecidos.
Por FdR
Apenas 5 de los 28 asesinatos cometidos en Mar del Plata en lo que va del año 2017 están aún sin resolver, en una estadística que exhibe más las singularidades de los crímenes que el resultado eficaz de profundas investigaciones.
Se trata de un porcentaje de esclarecimiento elevado que, junto a la notoria baja en la cantidad de hechos, termina por conformar un panorama de relativo optimismo en torno al delito más extremo del Código Penal.
El crimen de Martín Moyano (31), el convicto que murió acribillado cuando salía transitoriamente de la cárcel de Batán, es uno en los que la Justicia aún no pudo identificar al autor al igual que en el del menor Ezequiel Dueñas (16), asesinado en el barrio Los Pinares en el marco de conflictos por drogas y vecindad. Los dos más recientes, de Miguel Ftacla (54) y Ramón Sosa (63) están en etapa embrionaria de la pesquisa si bien no son muchos los datos existentes para lograr avances. El restante es el de Néstor Cuba (41), acaso el más misterioso de todos.
La característica principal que posibilitó el esclarecimiento de los homicidios fue la cercanía entre el autor y la víctima, aunque hubo al menos tres casos en los que la sagacidad y los recursos investigativos permitieron desentrañarlos no sin esfuerzo.
Los porcentajes de crímenes esclarecidos generalmente son altos a raíz de que alta es la cantidad de hechos en los que la problemática es intrafamiliar o de disputa por cuestiones de vecindad. Víctima y victimario suelen conocerse en la mayoría de los casos. De hecho en 2017 se produjo un solo caso en ocasión de robo y el imputado resultó ser vecino de las víctimas.
La organización que tiene en Mar del Plata el Ministerio Público Fiscal hace que solamente 6 fiscales investiguen homicidios dolosos, los que van alternándose en turnos de una semana. Esa distribución de tareas y los pocos homicidios redundan en que cada fiscalía haya tenido hasta el momento una temporada algo serena. De hecho en los seis últimos turnos sólo dos fiscales tuvieron un asesinato y, precisamente, ambos aún no tienen ni detenidos ni imputados.
Las fiscalías y
sus crímenes
El fiscal Alberto Pellegrinelli, con cinco casos, es quien posee el mayor caudal de investigaciones e incluso debió enfrentarse a un doble crimen de difícil resolución. El 15 de abril fueron brutalmente asesinados Lidia Corbo (69) y Antonio García (70) en su casa del barrio Las Dos Marías. Dos semanas después fue detenido Brian “Chuqui” Cano, un vecino al que varios testimonios lo comprometieron y un estudio de ADN lo colocó en la escena.
También Pellegrinelli recibió en su fiscalía otro crimen impactante como fue el del preceptor Mario Gómez (51), muerto de varias puñaladas –como en el caso de Corbo y García- en su propio domicilio. En esa ocasión la pesquisa fue más sencilla luego de que una cámara de seguridad captara al asesino mientras huía. Los medios de comunicación y las redes sociales difundieron las imágenes y horas después se entregó Luciano Almaraz.
Pellegrinelli obtuvo casos de homicidios que ya están en proceso de elevación a juicio: por el crimen de Diamela Sánchez (25) -asesinada frente a su hija en una noche de consumo de drogas- está detenido Ariel González, por el de Sergio Lombardelli (21) -un adicto de la Zona Roja- sigue preso Matías Quiroga y por el de Juan Pablo Ferraris (39) -pelea por el arreglo de un auto- está con prisión preventiva Emanuel Capporella.
La fiscalía 1, a cargo de Fernando Castro, sólo debió trabajar en dos homicidios y en uno de ellos ya consiguió condena. Por el crimen de Axel Gómez (21) recibió 10 años y 8 meses de prisión Nahuel Ordóñez tras un juicio abreviado. El otro asesinato que cayó en órbita de dicha fiscalía fue el de Nancy Segura (27) y está semiplenamente probado que el autor fue su pareja Pedro Inglera.
Fecimidio, drogas y pelea
Tres fueron los homicidios en los que la fiscal Andrea Gómez dirige la investigación y en dos obtuvo prueba para imputar a un autor. El primero fue el femicidio de Gimena Silva (20), cuyo cuerpo apareció en el Bosque Peralta Ramos. El homicida, no caben dudas, fue su pareja Héctor Silva.
Un crimen por drogas en el barrio 9 de Julio tuvo como víctima a Eduardo Bignone (32) y el caso no causó un gran uso de recursos para dar con sus verdugos: ambos fueron detenidos apenas escapaban. Al declarar cada uno de los imputados incriminó al otro de efectuar los disparos.
Finalmente, Gómez trabaja en el esclarecimiento del asesinato de Ftacla, ocurrido dentro de un bar de Neuquén y Almirante Brown hace menos de un mes. El ataque se produjo en el marco de una discusión y no hay testigos que hayan aportado datos decisivos.
La fiscalía 6 de Juan Pablo Lódola tiene en su debe el esclarecimiento del menor Ezequiel Dueñas (16), quien muriera a pocos metros de su casa en el barrio Los Pinares. Si bien hubo un detenido horas después del hecho, se descartó su participación. Se investiga si la situación del padre de Dueñas, detenido en el velorio, tiene relación con el episodio.
Lódola resolvió el doble crimen de los hermanos Marcelo (50) y Luis (43) Romero con las detenciones de Antonio Adrián Báez y Ezequiel Uriarte. El testimonio de la pareja de Luis Romero, quien fue mantenida cautiva por los asesinos durante el doble ataque, resultó clave para esclarecerlo.
El asesinato de Lucas Rosales (16), en el barrio San Martín, fue perpetrado por Alan “Pol” Acosta, hermano de dos mujeres policías. Testigos presenciales contribuyeron para que la DDI y Lódola lo incriminaran. Fue más dificultoso localizar y detener a Acosta que esclarecer el crimen.
El más complejo
El cardiólogo Roberto Tortorella (72) apareció muerto y semienterrado en un sector próximo a Sierra de los Padres y la relajada vida que llevaba dificultó en los días iniciales la tarea del fiscal Leandro Arévalo. Sin embargo en una precisa investigación se pudo dar con una mujer de la noche a la que Tortorella le pagaba por compañía. Débora Faijós (28) fue detenida y confesó que quien asesinó al médico fue la policía Rosa Saino (30).
Ese crimen y el femicidio de Analía Nuñez (28) –está detenida su pareja- fueron esclarecidos por el fiscal Arévalo. En la misma fiscalía aún permanecen sin imputados los crímenes de Cuba –recibió un disparo cuando circulaba con su camioneta por la Zona Roja-, el de Sosa de los últimos días –se trata del asesino del locutor Lazarte que fue atacado en circunstancias poco claras- y el del ex convicto Martín Moyano.
El asesinato de Moyano –interceptado en la ruta 88 cuando salía de la cárcel de Batán junto a su novia- está relacionado con “La Matanza de El Martillo”, una noche de furia en ese barrio que terminó con los homicidios de Francisco Chávez (15), Brian Falcato (17) y Néstor Alderete (25). Estos tres crímenes son investigados por la fiscal María Isabel Sánchez con distintas particularidades. Estaría claro ya que a Chávez y a Falcato los mató Alderete para vengarse de la muerte de su amigo Moyano. Familiares y allegados a los dos menores lincharon luego a Alderete. Cinco personas están detenidas y trascendió que en la investigación de Sánchez surgieron datos que involucrarían a algunos de esos detenidos en el fusilamiento de Moyano.
La lista de crímenes se completa con otros dos de la fiscalía de Sánchez ya esclarecidos: el femicidio de Florencia Aros (36) –el imputado está con prisión preventiva firme- y el de Catriel Sette (23) –el autor y su cómplice están detenidos.
Dos hechos peculiares cierran la lista en los primeros 10 meses de este año. Uno de ellos lo singulariza la circunstancia de que se investiga en el Fuero Penal Juvenil, a través del fiscal Carlos Russo porque el autor es un menor. La víctima fue José González (31) en el mismo conflicto –al menos sucedió en la misma cuadra- por el cual fue asesinado Lucas Rosales.
Por último hubo un homicidio en el que el autor fue sobreseído por el fiscal Lódola ya que se trató de un caso de legítima defensa: un tirador profesional mató a David Angel Schilling (21) al resistirse a ser asaltado.