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Cultura 14 de julio de 2024

Soledad Ferrari revela los secretos de las Blaquier, las mujeres más rebeldes de la clase alta argentina

Romances con miembros de la realeza británica, traiciones, drogas y hasta detenciones en la cárcel de Ezeiza son parte de la nueva edición de "Las Blaquier". Además, el libro investiga con rigurosidad los vínculos de Carlos Pedro Blaquier con la dictadura militar, la explotación laboral en el Ingenio Ledesma y una red de trata. Su autora comparte historias de poder, lujuria y corrupción, en entrevista con LA CAPITAL.

Soledad Ferrari (Buenos Aires, 1975) es periodista y autora de “Máxima, una historia real” (Sudamericana, 2009) y “El negocio de la salud” (Aguilar, 2018).

Tras escribir la biografía no autorizada de Máxima Zorreguieta (“Máxima, una historia real”, 2009) junto con Gonzalo Álvarez Guerrero, la periodista Soledad Ferrari vuelve a meterse con la clase alta argentina, esta vez con la familia Blaquier. “Me interesaba en particular la rama de los Blaquier Arrieta, que son los dueños de Ledesma, uno de los ingenios más poderosos de Latinoamérica, porque tiene muchas oscuridades”, cuenta la autora en charla con LA CAPITAL.

En esta tercera edición de “Las Blaquier” (Sudamericana), libro publicado originalmente en 2012, revisa y actualiza datos de esta familia patricia e incorpora un minucioso análisis que busca demostrar las relaciones del empresario del Ingenio Ledesma Carlos Pedro Blaquier con la red de trata de personas que funcionó en la Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA), “prácticamente su segundo hogar”, según puede leerse en el libro.

“Él murió impune, por esa causa y por La Noche del Apagón, a pesar de haber pruebas irrefutables. Por eso, cuando investigué todo esto alrededor de la familia, descubrí un librazo para hablar sobre el poder, la impunidad y la corrupción”, advierte Ferrari.

De hecho, “Las Blaquier” es una crónica pormenorizada de las mujeres de la familia pero también una investigación sustentada con una vasta cantidad de pruebas y testimonios sobre los delitos de Carlos Pedro Blaquier, una figura controversial acusada de colaborar con la última dictadura militar en los secuestros de trabajadores, sindicalistas y estudiantes ocurridos en Libertador General San Martín de Jujuy el 20 de julio de 1976. El libro también detalla, además de su vinculación con la EYBA, las denuncias al Ingenio Ledesma por explotación laboral y contaminación ambiental con severas secuelas en la salud de la población.

El entramado de poder detrás del ingenio así como los amoríos, traiciones y escándalos mediáticos de las mujeres Blaquier hacen que esta historia pueda ser concebida como una novela, cuyas 415 páginas se leen muy fácilmente gracias a la destreza narrativa de su autora. “Lo tiene todo: historia, política, romance, crimen”, describe Ferrari. Sin embargo, no es una ficción, sino una crónica narrada con rigurosidad histórica y fundamentada en numerosos expedientes judiciales.

“Si bien acceder a la información fue difícil porque muy pocos de la familia quieren hablar y algunos pidieron quedar en el anonimato, todo lo que digo está basado en documentos judiciales. Me ampara la justicia y la verdad”, aclara.


Las Blaquier


Ricas, famosas y rebeldes

Nacieron en una cuna de oro pero se atrevieron a desafiar los roles femeninos impuestos por su clase social. Por eso, durante décadas, las Blaquier han sido el centro de atención en los círculos más selectos de la Argentina. Si bien han respetado los pilares fundamentales de la familia, que son el matrimonio y la maternidad, han sido consideradas “las ovejas negras” de la élite nacional por varios motivos.

Malena Nelson, por ejemplo, tras quedar viuda de Silvestre Blaquier, a cargo de sus nueve hijos y una fortuna que administrar, no esperó a vivir con plenitud organizando fiestas multitudinarias, saliendo con hombres mucho más jóvenes y hasta teniendo un affaire con el duque Felipe de Edimburgo, el marido de la reina Isabel II, en el campo de La Concepción, donde han recibido a celebridades desde Henry Ford al príncipe Enrique de Dinamarca.

Sus hijas siguieron la tradición transgresora de su madre. Una de ellas, Teresa, se quedó con el marido de su hermana menor, Julia, mientras que Dolores fue más lejos al verse involucrada en una causa narco que la llevó a la cárcel del Ezeiza, acusada de comercializar estupefacientes entre los VIP de Buenos Aires. Finalmente, en 1993, fue liberada tres meses después al comprobar la Justicia que solo era responsable del delito de tenencia. Y su sobrina, Ginette Reynal, lejos de la tradicional figura de ama de casa, se animó a las tablas como modelo, actriz, vedette en el teatro de revista y hasta protagonizó en 2022 el elenco de “Sex”, el espectáculo de Muscari.

-¿Encontrás rasgos comunes entre las mujeres Blaquier?

-En realidad, son muy diferentes todas porque hay dos ramas de la familia que tienen estilos de vida muy distintos. Por un lado, están las mujeres de La Concepción, el campo de los Blaquier Nelson donde vivían las ocho hijas y un varón de Malena Nelson Hunter y Silvestre Blaquier. Ellas hicieron lo que quisieron. Una se casó con el marido de la otra, Dolores terminó en Ezeiza por venta de estupefacientes, eran muy fiesteras, ninguna estudió una carrera universitaria. En cambio, los hijos de Carlos Pedro Blaquier Álzaga y Nelly Arrieta, que sería la otra rama de la familia que conducían el Ingenio Ledesma, fueron todos universitarios, estudiaron en San Andrés y trabajaron en la empresa de sus padres. Se caracterizan por la disciplina, el estudio y la habilidad para los negocios. En sus vidas y estilos hay casi un abismo.

-¿Y por qué las llamás las rebeldes? ¿Rebeldes respecto de qué?

-Rebeldes porque eran para la aristocracia, en ese momento para los Anchorena, los Braun, los Unzué, las que se animaban a divorciarse, a dejar a sus hijos con niñeras e irse de joda, consumir drogas, a vivir como querían, algo que la gente de su clase social no hacía. Eran muy monas y muy quilomberas. Esa actitud rebelde era vergonzosa porque ellas lo mostraban, en cambio, las demás mantenían las apariencias.

-En ciertas zonas de tu libro hablás de un matriarcado, ¿por qué?

-Malena Nelson crió sola a nueve hijos, sola con un séquito de niñeras porque era millonaria. La mayoría tuvo matrimonios bastante fallidos, por lo que criaron solas a sus hijos. En el caso de Nelly Arrieta, como Carlos Pedro trabajaba de sol a sol, ella se hizo cargo de sus hijos, a la vez que fue mecenas y trabajó para el Museo Nacional de Bellas Artes. Era una figura autoritaria, sobre todo con su hija Mimí. También cuando uno de sus hijos tuvo un romance con la vedette Noemí Alan, “una chica Porcel”, a ella le pareció un horror y puso todos los palos posibles, no soportaba que sus hijos trajeran mujeres que no portaran apellido de la aristocracia. Tenían que vivir todos en el mismo edificio, era una mujer brava.


Soledad Ferrari fue redactora de la revista Gente, escribió Crítica, Perfil y Página/12, y fue fundadora y editora general de la revista Para Ti Mamá.

Soledad Ferrari fue fundadora y editora general de la revista Para Ti Mamá.


Nelly Arrieta de Blaquier, una princesa sin corona

Nelly Arrieta, heredera del Ingenio Ledesma y esposa de Carlos Pedro Blaquier, fue una mecenas que pisó fuerte en el campo del arte como presidenta de la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes. También fue una figura, según cuenta Ferrari, “autoritaria con sus hijos y sobre todo con su hija Mimí”. Ese carácter severo se explica en parte por su crianza: “Su padre esperaba tener un varón para que manejara el ingenio. Entonces, como no lo tuvo, crió a Nelly como un varón. A ella le hubiera encantado ser pintora pero el padre la llevaba a las reuniones del ingenio”.

Además, en sus comportamientos y decisiones, la cronista revela que siempre quiso ser tratada como parte de la realeza. Su padre también le daba todos sus gustos: “Se la pasaba todo el verano en Jujuy como una especie de princesa. Por ejemplo, el padre le ponía la pantalla de cine en el parque para que ella mirara las películas y los vecinos pobres del otro lado trataban de ver la película que miraba ‘la reina Nelly’, era todo muy bizarro”.

-Ese deseo de ser una princesa queda en evidencia cuando es invitada a la boda de Máxima Zorreguieta, a la que decide no ir para no someterse a los protocolos de la realeza europea. “No fue educada para rendir pleitesía a otros”, decís.

-No, al contrario, los demás le tenían que rendir pleitesía a ella. Cuando iba a comer gente a la casa, hasta que ella no aparecía, nadie podía empezar a comer y llegaba media hora más tarde, se sentaba y la gente se paraba para recibirla. La trataban como a una reina en su casa, en el ingenio, en el museo. Por eso ella no fue al casamiento de Máxima, porque la obligaban a sentarse con los plebeyos. Por más millonario que seas en Argentina, país sudamericano, en la realeza europea no existís. Aparte, Máxima no tuvo ni voz ni voto en el casamiento. Ella no pudo ni decidir el vestido que se puso y ni al padre invitaron.

El hombre detrás del ingenio de la muerte

La muerte de Carlos Pérez Blaquier el 13 de marzo de 2023 desencadenó una oleada de elogios y homenajes que inundaron los medios de comunicación, como los obituarios del diario La Nación, donde dieron sus condolencias numerosos políticos y empresarios.

Ferrari recopila los avisos fúnebres y una nota del mismo medio, a un mes de su fallecimiento, titulada “Carlos Pedro Blaquier: un gran empresario argentino”, con un copete que decía: “El fallecido presidente de Ledesma sufrió infundadas acusaciones que fueron producto del odio, el resentimiento y la ceguera ideológica”.

A pesar de todas las acusaciones y pruebas que lo vinculan con la última dictadura militar, en especial, por su colaboración con La Noche del Apagón, la explotación laboral en el Ingenio Ledesma y la red de trata a través de la EYBA, Blaquier nunca fue condenado. Falleció dejando un legado polémico que sigue dividiendo opiniones. En el recuerdo de muchos, Carlos Pedro Blaquier no es solo el gran empresario argentino que algunos medios exaltan, ya que logró convertir al Complejo Agroindustrial Ledesma en el ingenio más grande del país -el patrimonio de los Blaquier Arrieta llega a los casi 500 millones de dólares según la revista Forbes-, sino también el hombre detrás del “ingenio de la muerte”, como dice la autora en su libro.

-¿Por qué Blaquier muere impune?

-Por el poder y el dinero. Él quedó impune en La Noche del Apagón, ese episodio siniestro en el que Blaquier, aliado con Videla, decidieron apagar el generador del pueblo donde estaba instalada la fábrica de Ledesma y secuestraron a casi 400 personas en media hora con camiones que pertenecían al ingenio. Al tipo se lo procesó y murió inocente, a pesar de haber pruebas de sobra, que pueden consultarse en documentos, películas, notas periodísticas y que yo incluyo en el libro. Pero la Justicia decidió no usar esas pruebas.

Después, ya octogenario, desbaratan a la red de trata en la EYBA y aparece su nombre involucrado. Los documentos y los noticieros lo mencionan. Cuando el año pasado me puse a investigar este tema en profundidad, me di cuenta de que el tipo estaba hasta las manos, pero por ser Blaquier pasó de largo. Los hijos presentaron un escrito diciendo que los asuntos privados de su padre no tienen nada que ver con la empresa, como diciendo que no es problema de ellos sino de su papá.

-¿Hasta qué punto los Blaquier siguen teniendo poder de decisión?

-Sí, siguen siendo poderosos, son amigos de todos los gobiernos de turno. Además, son quienes fabrican azúcar, papel, alcohol, celulosa, los cuadernos Ledesma, o sea, los clásicos de toda la vida escolar, naranjas, limones, carne, granos, bioetanol, combustible, insumos para litio. Todos consumimos Ledesma.

-¿Qué conclusiones sacás después de investigar las historias de la familia Blaquier?

-Que el poder corrompe. Que para llegar a ser millonario, tuviste que pisar cabezas y caer en la corrupción. Por ahí es un pensamiento de clase media laburante y no quiero generalizar, pero por lo menos Carlos Pedro Blaquier cayó en la corrupción. No puedo decir lo mismo de los hijos, aunque siguen contaminando el medioambiente con Ledesma. Con este libro aprendí que las grandes empresas son grandes nidos de corrupción.

-¿Hay algún otro proyecto en el que estés trabajando actualmente?

-Sí, voy a dar un taller online que se llama “Basta de autoexplotación emocional, física y laboral. La que ejercés contra vos mismo y las que otros ejercen hacia tu persona”. Se trata de cortar estas dinámicas en las cuales nos sometemos y nos maltratamos para poner límites en lo laboral, y también cortar con las demandas de los demás para satisfacer nuestros deseos y no los de los otros.

Ferrari dictará dos talleres: uno el sábado 20 de julio y el otro el 17 de agosto, ambos a las 10 de la mañana. Para más información e inscripción, enviar un correo a [email protected] y visitar la página de Instagram @soysoleferrari