Un hombre de 40 años fue sobreseído en una causa de abuso sexual infantil que se había iniciado tras un conflicto con su expareja, a quien había engañado con su hija adolescente mientras convivían en una casa de Santa Clara del Mar.

La jueza de garantías Lucrecia Bustos decidió rechazar la elevación a juicio de la causa y sobreseer al acusado, identificado como W.G., al fallar en consonancia con la abogada defensora Noelia Agüero, quien desde un inicio aseguró que la denuncia por un supuesto abuso sexual contra la hija de la expareja del acusado era falsa, motivada principalmente por una especie de venganza de la mujer contra el hombre.

Desde un inicio se trató de una causa compleja, con personas vulnerables involucradas que mantenían un vínculo tóxico. Según se desprende en la causa, el acusado y su expareja estuvieron unos 13 años juntos con idas y vueltas, hasta que en 2022 terminaron definitivamente. Tienen dos hijos pequeños en común y, además, convivían con dos hijas de la mujer de una relación previa.

En ese contexto complejo, W.G. había iniciado una relación paralela con la hija mayor de su expareja, quien en ese entonces era menor de edad, con 17 años. Según la adolescente, esa relación había durado unos meses, había sido consentida en todo momento y cuando su madre se enteró se tornó violenta con ella, con el resto de sus hermanos y con su padrastro.

La abogada Noelia Agüero expuso ante la jueza que su defendido, el año previo a que se presentara la denuncia, estuvo a cargo de los hijos que tenían en común con su expareja -de 8 y 2 años- y también ayudó a mantener a las dos hijas de ella, ya que su madre no tenía contacto con ninguno de los cuatro.

Según se desprende de la causa, el 6 de enero de 2024, la mujer se presentó, junto a su actual novio, en la casa de su expareja para llevarse a la fuerza a los hijos que tenían en común. Se generó una discusión y la mujer le dijo a su novio: “Matalo a este hijo de puta”. Tras estas palabras, y ante la mirada de los niños, este hombre sacó un arma de fuego y disparó contra W.G.

Esta situación dio origen a una investigación, en la que el agresor quedó detenido desde el 6 de enero de 2024 hasta el 12 de febrero de ese año, imputado por abuso de armas. Tras estos hechos, la mujer realizó una serie de denuncias contra su expareja Gonzalez, que cambiaban de tenor y temática, y que como sostiene la defensa, parecieran más un intento por beneficiar la situación procesal de su pareja actual.

Luego de que la mujer se llevara los hijos que tenían en común, el 8 de enero W.G. inició una demanda ante el fuero de Familia para recuperar a sus hijos. Sin saber que existía este expediente, al día siguiente la mujer presentó una demanda por violencia familiar familiar, pese a que durante los trece años que estuvo en pareja con W.G. lo había denunciado por ningún tipo de violencia.

Dos días después, el 11 de enero a las 10 de la mañana, la mujer decidió denunciar a W.G. por malos tratos sufridos en la relación, incluso desde que eran novios, según la defensa del acusado, con la finalidad de beneficiar a su pareja, que seguía detenido. No satisfecha con esto, a las tres horas volvió a la comisaría acompañada de su hija menor, por entonces de 13 años, y presentó una denuncia por abuso sexual infantil.

La jueza remarcó que una de las principales características de la investigación de los delitos contra la integridad sexual, es su dificultad probatoria, ya que en estos ilícitos, el autor aprovecha la intimidad en que se desarrollan los hechos para perpetrar la conducta, por lo que -en la mayoría de los caos- la única prueba de cargo resulta la versión aportada por la víctima.

La perito médica del cuerpo de Peritos del Ministerio Público Fiscal evidenciaría finalmente la inexistencia de tales abusos, ya que no se registraron lesiones en las partes íntimas de la menor.

Por su parte, la pericia psicológica indicó que la víctima había manifestado su intención de no seguir con las acciones judiciales, porque le hacían mal y la angustiaban. Respecto a los hechos denunciados junto a su madre, refirió sentir culpa y que se arrepentía de haber hablado, ya que siempre había visto a W.G. como su papá, quien le dio el cariño que no le dio su papá biológico. La niña dijo que realizó la denuncia para defender a sus hermanos ante amenazas del denunciado de separarlos de su madre.

“Esta última conclusión brinda asidero a las sospechas plasmadas por varios testigos y fundamentalmente por la defensora Noelia Agüero, sobre la real finalidad de la denuncia“, expresó la jueza Lucrecia Bustos.

Finalmente, la jueza Lucrecia Bustos entendió que más allá de cualquier cuestionamiento moral que mereciera W.G. por haberse vinculado con la hija de su pareja, cuando la adolescente tenía 17 años, no existían pruebas para avanzar con una causa de abuso sexual en su contra por una supuesta violación de su hijastra menor, que se originó, según la defensa del hombre, por una denuncia falsa motivada por su expareja para vengarse.