Las concesionarias de autos nuevos y usados de Mar del Plata son, por estas horas, simples vidrieras. Adentro, no se vende, no se entregan autos a aquellos que no hayan pagado el total de la unidad y tampoco se abren planes de ahorro. La orden es clara: hasta no tener una estabilidad cambiaria que permita establecer una nueva lista de precios, las facturaciones están suspendidas.

La fuerte devaluación que generó la disparada del dólar (pasó de $46 a $58 en pocas horas e incluso alcanzó picos de $61) ya se está haciendo sentir en los sectores comerciales y de consumo, pero aquellos rubros atravesados de manera directa por el valor de la moneda extranjera (sobre todo aquellos sostenidos por la importación de insumos) es donde más rápido se percibió la puesta en marcha de medidas de urgencia.

Un ejemplo de esto fueron las concesionarias de autos, que desde ayer viven un escenario de total y absoluta incertidumbre, según pudo saber LA CAPITAL en una recorrida por varias terminales de la ciudad. Sin querer dar declaraciones a la prensa hasta no tener un panorama claro de cómo actuará el sector en los próximos días, gerentes y encargados sí advierten que las ventas se encuentran suspendidas en la ciudad y el país.

“No hay precio, lo que pasó fue una locura y un desastre”, aseguran, mientras miran de reojo el televisor que marca el minuto a minuto del dólar en la city porteña. Ante tanta inestabilidad, los ejecutivos consultados aseguraron que la única medida encontrada para evitar una pérdida de ganancias es suspender las operaciones.

“Si el cliente ya tenía pago el auto, por supuesto que puede venir a retirarlo. Pero si solo tenía una seña, no podrá, ya que debemos actualizar el precio del vehículo y hoy en día no sabemos qué precio tiene”, reconocieron a este medio en la mañana de este martes. También se verán afectados aquellos que tienen un plan de ahorro para adquirir un auto en cuotas, ya que el desembolso mensual se incrementará tanto como el nuevo valor de la unidad.

La decisión tomada en la industria automotriz se replica, también, en otros sectores igualmente sujetos a la volatilidad cambiaria, como los corralones, las casas de cerámica y grifería y los principales proveedores de productos de consumo masivo como la harina, la yerba, entre otros.