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La Ciudad 31 de julio de 2024

Sin los puestos fijos de la feria de artesanos, la diagonal Pueyrredon muestra una nueva cara

Comerciantes y vecinos manifestaron su satisfacción por la eliminación de las estructuras fijas. Destacaron que la zona amanece despejada y limpia. Los feriantes podrán volver a trabajar con gazebos y puestos móviles.

“Estamos descubriendo una plaza”, bromeó Alejandra, el martes a la mañana, mientras paseaba a su perro Milo por el boulevard de la Diagonal Pueyrredon entre Rivadavia y San Martín. Después del operativo desalojo, motorizado por personal municipal el lunes pasado para levantar todas las estructuras metálicas que alguna vez dieron vida a la feria de los artesanos, la postal del lugar cambió por completo.

Despojado de los puestos fijos, que originalmente fueron ocupados por artesanos pero que últimamente también albergaba a gente en situación de calle, las veredas se mostraron limpias. Incluso, personal municipal ayer ya trabajó la tierra de los canteros que serán poblados por flores.

“Es otra cosa, parece incluso más limpio. Al menos está más despejado. Nosotros podemos ver a los locales de enfrente y ellos a nosotros”, señaló Mónica detrás de la barra de la cafetería ubicada en la vereda impar de la Diagonal Pueyrredon entre Rivadavia y San Martín.

En el mencionado local, solían ayudar a quienes vivían en los puestos abandonados de la feria. “Venían y pedían de todo, a veces no teníamos para darles y se ponían violentos, gritaban”, contó la mujer y confirmó que la semana pasada sufrieron un robo a la noche. “Nos rompieron una ventana y entraron y se llevaron el televisor, bebidas y dos licuadoras. No sabemos si fueron ellos, pero al otro día del robo ni aparecieron por acá”, contó.

Según las denuncias de muchos vecinos y comerciantes, el lugar se había convertido en “un aguantadero”, ya que en muchos de los puestos se habían instalado con colchones. “Hasta había un sillón, que la verdad no sé cómo llegó hasta ahí. Pero era una mugre”, reseñó Maxi, que trabaja en el local que vende alfajores y café en la esquina de San Martín e Hipólito Yrigoyen. Y advirtió: “Nosotros al local no le permitíamos entrar, pero cuando tenemos las mesas afuera no podemos hacer nada. Y muchas veces se ponen muy pesados. No todos son violentos, pero a uno que le negamos azúcar nos empezó a patear la vidriera”.

A su entender, el problema radica en que “hay muchas caras nuevas. “No sabés quiénes son ni de dónde salieron. Incluso, cuando estaban los puestos, no solo se habían armados tipo casillas, sino que hacían sus necesidades a la vista de todos, sin problemas”.

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Parece nuevo

Si bien se desconoce el paradero de las personas en situación de calle, un pequeño grupo armó una “ranchada” en la plaza San Martín, en las inmediaciones de la esquina de la peatonal con Mitre. Allí, a media mañana de ayer, habían enrollado los colchones y se habían instalado sobre unas sillitas playeras pero se negaron a hablar con LA CAPITAL.

“No sé si son todos violentos, pero muchos de ellos así lo parecen. Muchas veces se peleaban entre ellos, a los gritos, aunque no podemos decir que sean todos iguales”, describieron  Micaela y Berenice, vendedoras en el local de alfajores que ganó el primer premio en una competencia nacional el año pasado.

El tema de la violencia, al menos verbal, es recurrente. “Entre ellos se vivían gritando -añadieron las jóvenes- incluso hasta tuvieron problemas con Tino, que es el cuidacoches histórico de esta zona que está hace más de 25 años”.

“No sé si eran violentos -reconoció Alejandra mientras caminaba con su perro como redescubriendo el lugar- pero ya los veías, que estaban ahí cuatro o cinco, y cruzabas de vereda. No te generaban mucha confianza”.

La vecina, que habita en el microcentro desde hace más de 20 años, contó: “Muchos de los comercios del lugar tuvieron problemas de inseguridad, sufrieron robos, incluso en muchos casos les rompieron las vidrieras”.
Julián, el vendedor de un moderno bazar ubicado en la vereda par de la diagonal entre San Martín y Rivadavia, reconoció: “Quedó mucho mejor el lugar, más lindo. Podemos ver a los locales de la vereda de enfrente. Ojalá que los artesanos no se queden sin trabajo”.

“Es verdad que está más limpio -señaló-, incluso parece más luminoso, pero no creamos que ahora se van a solucionar todos los problemas de inseguridad porque sacaron a esta gente”.

Precisamente, la inseguridad fue uno de los factores alentados por, por ejemplo, la “Asociación Familias Fundadoras de Mar del Plata” para pedir la retirada de dichos puestos.

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Futuro

El tramo de San Martín entre Hipólito Yrigoyen y Mitre se encuentra cerrado al tránsito vehicular por la realización de obras, aunque están “paradas” desde hace un tiempo, según los comerciantes del sector.

“Entre la obra y los puestos de la feria era una oscuridad tremenda -describieron Micaela y Berenice- pero si la feria está como en un principio, es un lindo paseo turístico, la gente venía. Lo que pasa es que el último tiempo había solo 3 o 4 vendedores”.

“Ya no era una feria, era una tapadera, porque en el medio estaba todo oscuro y ahí dormían. Sólo había vendedores en los extremos, porque era el sector más iluminado”, describió Juan José, vecino de la zona que suele tomar café en un local de las inmediaciones.

A su entender, el paisaje urbano de la zona “cambió mucho en el último tiempo, hay mucha degradación”. “Cada dos por tres tenía que venir la policía porque se agarraban entre ellos. Yo los veía y cruzaba de vereda, porque no sabías con que te iban a salir”, aseguraron.

En la intersección de la diagonal con Rivadavia, el deck de una de las cervecerías artesanales también es usado como refugio para pasar la noche. Lo mismo sucede con el cajero automático de San Martín entre La Rioja e Hipólito Yrigoyen.

“Ahora que despejaron la diagonal -señaló Juan José- deberían seguir con aquellas carpas”, señalando a las lonas azules que montan la gente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) en la vereda de Luro entre Mitre e Yrigoyen. Allí comercializan fruta y verdura, al mismo precio que “un negocio habilitado y sabemos que es todo en negro”, se quejó el vecino.

Desde la Municipalidad confirmaron que esos puestos no cuentan con permiso habilitante.



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