Siguen los cuestionamientos a los dichos de Luis Barrionuevo
De "equivocadas y no afortunadas" calificó el presidenter del bloque de senadores justicialista, Miguel Pichetto, las recientes declaraciones del gremialista Luis Barrionuevo quien había señalado que "a los sindicatos los atacaron los militares, Alfonsín, y De la Rúa y no terminaron sus mandatos".
La “amenaza” al gobierno lanzada por el gremialsta Luis Barrionuevo sigue cosechando críticas. El presidente del Bloque Justicialista del Senado, Miguel Ángel Pichetto, calificó de “equivocadas” y “no afortunadas” las declaraciones del dirigente gremial gastronómico Luis Barrionuevo, quien criticó al Gobierno por las recientes detenciones de sindicalistas, y sugirió “abordar los temas de manera puntual, sin generalizar”.
“No comparto sus declaraciones, no se puede generalizar en orden a que los gobiernos que enfrentan a los sindicatos terminan mal, eso es equivocado”, aseguró Pichetto al aludir a las declaraciones de Barrionuevo cuando dijo que “a los sindicatos los atacaron los militares, (Raúl) Alfonsín y (Fernando) de la Rúa y no terminaron sus mandatos”.
También distintos analistas políticos fueron críticos acerca de esos dichos. En un durísimo editorial publicado por el diario Clarín, el periodista Ricardo Roa sostuvo que “el contexto no ayuda a Barrionuevo en su apriete al Gobierno y peor: el contexto lo somete al riesgo de quedar embarrado en el destape de la mafia y corrupción sindical”.
En lo referente a Pichetto pidió “no descalificar al conjunto total de la dirigencia gremial que ha hecho una tarea responsable en estos dos años en la relación con el Gobierno”, tras recordar que “no ha sido un sindicalismo de conflicto”. “Ha tenido actitudes mesuradas con un gobierno con signo político diferente”, ponderó.
Barrionuevo había señalado que “nadie orina agua bendita. No hay que generalizar para desviar la atención sobre algunos temas. A los sindicatos los atacaron los militares, Alfonsín y De la Rúa y no terminaron su mandato”, remarcó. Las declaraciones de Barrionuevo -quien se encuentra en Mar del Plata – fueron realizadas mientras se refería a la detención del sindicalista Marcelo Balcedo, titular del Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (SOEME), detenido en Uruguay bajo la acusación de lavado de dinero y asociación ilícita, y ante sospechas judiciales sobre otros gremialistas.
El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, descalificó las declaraciones del jefe del gremio de Gastronómicos. “La frase fue desafortunada. No hay ninguna chance en la Argentina de no entender que hay enormes desafíos en el tema laboral. Quiero ver a esos dirigentes preocupados por ver cómo generar condiciones de trabajo para todos. Los condicionamientos de Barrionuevo no nos impactan en lo más mínimo. La agenda tiene que ser positiva”, afirmó Triaca, al ser consultado sobre las expresiones del gastronómico.
Triaca señaló en declaraciones radiales que el Gobierno nacional no tiene “una actitud persecutoria” hacia los gremios, luego de que -en medio de escándalos judiciales vinculados al crecimiento patrimonial de sindicalistas- el oficialismo amenazara con desempolvar proyectos que buscan limitar los mandatos de los jefes gremiales para evitar la reelección indefinida.
“Una muestra de debilidad”
“La amenaza de Luis Barrionuevo es una muestra de debilidad, no es una muestra de fortaleza. Lo que dijo sin decirlo expresamente es que el Gobierno la va a pasar mal si continúa investigando a los sindicalistas y hasta puede irse antes de tiempo”, escribió ayer en Clarín, en un editorial, el periodista Ricardo Roa.
“No hace falta echarle agua. Tampoco hace falta echarle agua a lo que le pasa a Barrionuevo para entender hoy a Barrionuevo. Detrás de lo que dice hay una mezcla de cuestiones personales y de cuestiones políticas y gremiales”, detalló, para añadir que “por si no se recuerda, Barrionuevo es el mismo que dijo que “trabajando nadie hace plata” y que “debemos dejar de robar por dos años”. También, que era un “recontra alcahuete de Menem”. No puede con su genio y a menudo se va a la banquina”.
Según el matutino porteño, Barrionuevo “ahora está peleado con Macri o Macri lo dejó de lado, que es otra manera de entender por qué dijo lo que dijo aunque lo que dijo no es precisamente la mejor manera de amigarse”, añadiendo que “hubo un cortocircuito y una discusión fuerte a fines de agosto por la huelga general que terminó en un papelón para la CGT y un costo grande para él mismo: Macri echó a Ezequiel Sabor, un hombre que le respondía y que era el viceministro de Trabajo”.
“A Barrionuevo le pasa también que necesita ganar protagonismo para evitar que se profundice la diáspora en la tropa que aún le responde. Le ha quedado un puñado de gremios como Viajantes, Perfumistas, Seguridad y el Vidrio. A diferencia de Moyano que tiene el soporte de Camioneros, Barrionuevo tiene al sindicato gastronómico. Su fortaleza no está ahí sino en su capacidad para articular relaciones de ida y vuelta con el poder”, se señala en otro párrafo.
Finalmente se resalta que “un Barrionuevo lejos del poder no les sirve a los sindicatos que están con él. Será para ver cómo andan sus cuentas y los porotos que junta cuando convoque al tradicional asado de verano en Mar del Plata. Un remedo del que hacía el metalúrgico Lorenzo Miguel en el Silvio Hotel de Mar de Ajó. Hasta aquí las cuestiones personales y las cuestiones políticas y gremiales de Barrionuevo. El contexto no ayuda a Barrionuevo en su apriete al Gobierno y peor: el contexto lo somete al riesgo de quedar embarrado en el destape de la mafia y corrupción sindical”.