Por Gonzalo Gobbi

@gonzalogobbi

“Servicio Social. Golpee y espere ser atendido”. El cartel sobre la puerta en el pasillo central del Hospital Materno Infantil de Mar del Plata está acompañado por otro que pide ingresar con barbijo y uno más que exige justicia por Lucía Pérez. Todo está conectado. Esa oficina abre las puertas a un mundo de oportunidades y derechos. Quienes allí acuden encuentran contención, una escucha activa y el puntapié para develar situaciones de extrema vulnerabilidad social para comenzar a tejer una red de contención tan invisibilizada como extraordinaria y fundamental.

Mar del Plata debe sentirse orgullosa de esa puerta, de ese cartel, de esa oficina. Allí adentro -más afuera que adentro- trabaja un equipo de trabajadores sociales compuesto hoy por 14 profesionales de planta y 11 residentes. Algunos de ellos posan para la foto de LA CAPITAL y enseguida vuelven a su tarea interminable: ayudar al otro, intervenir, articular, detectar situaciones de violencia, maltrato, abuso sexual, vulnerabilidad económica o habitacional, adicciones y otras tantas aristas que surgen dentro de un hospital donde nacen 4.000 bebés al año y donde el trabajo, la urgencia y la necesidad jamás terminan.

La licenciada en Trabajo Social Daniela Ortega está a cargo de Servicio Social del Materno Infantil, hospital que tiene entre sus directores asociados al también licenciado en la materia Darío Petrillo. No es habitual pero si determinante que un nosocomio tenga a un trabajador social en su directorio.

“Atendemos las niñeces de toda la Zona Sanitaria VIII (compuesta por 16 municipios) con una mirada centrada en promover el acceso a la salud como derecho fundamental. Miramos lo social, lo histórico, lo cultural. Visibilizamos lo invisible con un trabajo interdisciplinario“, contó Ortega.

Daniela Ortega y Darío Petrillo, responsables del área.

Una premisa: la salud no es solo lo orgánico, el cuerpo. Es también lo histórico, el aspecto social, lo económico, lo cultural, lo habitacional y el contexto actual. Así lo entienden, lo trabajan y lo defienden los profesionales del Servicio Social, que justamente están parados sobre el paradigma del acceso a la salud y el acceso a ese derecho.

“Trabajamos sobre la accesibilidad de ese sujeto que viene a solicitar una demanda y cuando no podemos resolverla, articulamos intersectorialmente con los trabajadores sociales de Salud del Municipio, con Desarrollo Social de Provincia, con la Justicia, con decenas de organismos”, explicó.

Enseguida, Darío Petrillo aclaró y remarcó que el Servicio Social del Materno es el de mayor articulación con la red intersectorial de Mar del Plata y la región, aunque muchas veces los trabajadores van directo al territorio.

La puerta del Servicio Social se golpea todos los días, de 8 a 20. Por las noches hay guardias pasivas. Es habitual que los celulares suenen a las 3 o 4 de la madrugada a raíz de situaciones detectadas por un pediatra en la mamá o su bebé. “Hay respuesta las 24 horas”, afirmaron.

Identidad, violencia y abuso

El primer derecho sobre el que trabaja el Servicio Social es el de la identidad. Se articula el proceso para que cada madre o padre pueda inscribir a su bebé ante el Registro Civil como ciudadano y obtenga su documento.

Se trabaja con las mujeres embarazadas que llegan al hospital por primera vez y con niños y niñas, desde que nacen hasta que se vuelven adolescentes. En todo ese camino, tanto en Obstetricia como en Pediatría se buscan identificar situaciones complejas como maltrato infantil, abuso sexual, falta de vínculo, consumo de sustancias y también lesiones domésticas, a veces relacionadas con las condiciones de precariedad habitacional.

“Es elevada la internación diaria de lesiones domésticas, los llamados accidentes domésticos. Se problematiza y se aborda desde la desprotección. Se busca dar herramientas a esos padres en relación a la crianza”, explicó Petrillo.

La primera detección la hace el pediatra e inmediatamente se contacta al personal de Servicio Social, que realiza entrevistas en profundidad para develar esas situaciones.

En los casos de violencia que surgen del diagnóstico se sigue un protocolo de intervención. En situaciones de maltrato infantil, se analizan lesiones, se asume como una sospecha de maltrato y se radica la denuncia policial.

En simultáneo, se buscan lazos familiares de protección. “El equipo trabaja sobre la problemática y la concepción de proteger a ese niño, niña o niñe que tiene su derecho vulnerado y de ahí en más se trabaja con otros organismos. No juzgamos, hacemos diagnóstico. Protegemos esa situación de vulnerabilidad y propiciamos medidas de abrigo“, coincidieron Ortega y Petrillo.

En los casos de abuso sexual se procede de manera similar. Se diagnostica, se denuncia, intervienen los médicos de la Policía y se inicia un largo camino. “Se trabaja en esos grises”, comentó Petrillo.

En situaciones de vulnerabilidad habitacional, se actúa articuladamente con los centros de protección de derechos coordinados por la Municipalidad y con el servicio zonal de la Provincia de Buenos Aires.

“La cuestión habitacional en Mar del Plata es compleja, hay mucha precariedad. Eso deriva en múltiples situaciones, entre ellas en enfermedades crónicas”, explicaron. Por eso, es clave generar “una buena adherencia al tratamiento” y el Servicio Social todo lo que puede en ese proceso.

Se articula ayuda económica para el transporte, se tejen vínculos con las áreas de Discapacidad y hasta muchas veces terminan dando una mano en cuestiones a la vista simples, como escanear o imprimir un documento o enviar un mail, algo que “para mucha gente es imposible”.

La mirada en el otro

El Servicio Social del Materno “no es un sacerdocio”, aclaran sus responsables, sino un “trabajo ético” que nunca termina y cuya principal satisfacción es lograr “destrabar” situaciones de vulnerabilidad, desafío que exige “amor y compromiso social”, definió la titular, Daniela Ortega.

Al respecto, señaló: “Es un laburo de militancia por la vida y por los derechos. Tiene que ver con la mirada que tenemos hacia el otro: si considero que ese otro es un sujeto de derechos como yo, voy a trabajar libre y sin prejuicios”.

“Construimos vínculos diferentes, con una capacidad de escucha distinta y acompañamos de otra manera. La escucha es fundamental. ‘Sentate, hablemos’. Por ahí arranca siempre”, sumó el director asociado del Materno.

Daniela Ortega, licenciada en Trabajo Social y titular del área en el Hospital.

Esa mirada hacia el otro no se desvaneció nunca en el Hospital. Ni siquiera en los cuatro años de la anterior gestión de Gobierno que los profesionales del área recuerdan con dolor y tristeza.

La titular del área de Servicio Social asegura que “los cuatro años del macrismo fueron un vaciamiento social, rompieron lazos, destrozaron el sistema de salud y expulsaron gente”.

La profesional se muerde los labios y respira hondo para no politizar sus declaraciones, pero no puede ocultar el dolor que causaron varias de las medidas entre 2015 y 2019. Más allá de todo, conmovida, subraya: “Los que seguimos laburando acá pese a esos cuatro años sostuvimos la salud pública remando en dulce de leche. Pero acá estamos, siempre con la mirada puesta en el otro”.

De a poco el “vaciamiento” va revirtiéndose. “Parece que somos un montón, pero acá falta gente”, reconocieron. También faltan espacios físicos. Pero contra viento y marea, contra la desigualdad y la pandemia, allí está firme y dispuesto el equipo del Servicio Social del cual la gente de Mar del Plata y la zona puede y debe sentirse orgullosa.

Consumo de sustancias, otra pandemia

El consumo problemático de sustancias, tanto drogas como alcohol o la combinación de ambos, es hace tiempo “altísimo” entre las mujeres gestantes, alertan con preocupación desde el Servicio Social del Materno Infantil y advierten: “Es realmente otra pandemia”.

Diariamente el equipo de salud del hospital atiende casos de este tipo. A veces no directamente: el paciente llega por un motivo y las situaciones se advierten.

Adriana Ortega, Darío Petrillo y Georgina Cano, jefa de interina de Derechos Humanos.

“Está muy presente”, remarcan los profesionales del área. Ese consumo problemático “rompe los lazos sociales y destruye familias literalmente”, aseguró la licenciada en Trabajo Social y jefa interina de Derechos Humanos del área Georgina Cano.

Ante estos casos recurrentes, se escucha, se realizan entrevistas y se actúa. Se articulan “permanentemente” medidas con el Sedronar y los Centros de Prevención de Adicciones, entre otros organismos.

“Vemos muchos casos alarmantes. El consumo de sustancias influye en la vida cotidiana y una mujer en esa situación no puede hacerse cargo de lo que implica un recién nacido”, destacó Cano y enseguida aclaró que en esas circunstancias, la prioridad siempre y sin excepción es “proteger primero al niño”.

“En el área de Obstetricia se detectan muchas veces situaciones de vulneración, violencia, consumo, madres que no pueden hacerse cargo de criar al bebé. Se empieza a trabajar desde el consultorio para que la internación sea más calmada. Es fundamental y vital poder llegar antes“, remarcó la profesional.

En aquellos casos donde el consumo existe pero no de manera problemática, también se interviene. Una mujer en esa condición no puede amamantar, porque afectaría al recién nacido. El equipo contiene y al mismo tiempo procura que la mujer en esa situación obtenga leche maternizada.

Los casos se repiten, cada uno con su realidad, su presente, su pasado, con características únicas. Como sea, Servicio Social interviene y brinda siempre una mano que ayuda.

El Servicio Social trabaja también el acceso al derecho de la Interrupción Voluntaria del Embarazo establecido por ley.

“A la violencia y a la muerte no
podés acostumbrarte nunca”

Ser trabajador social implica ese desafío cotidiano de estar muy cerca del dolor, de la tragedia, de la violencia, de la necesidad, de lo injusto. Es diario, pero la rutina jamás se vuelve costumbre.

Que una mujer llegue llorando con el rostro golpeado a las puertas de Servicio Social, o que se advierta que un niño fue abusado sexualmente o muera un recién nacido es tristemente habitual. El primer paso es escuchar, intervenir, no perder tiempo, articular. La sensibilidad y la capacidad de sorpresa no puede perderse.

“Nunca te podés acostumbrar. Cuando no te emocionan o no te impactan ciertas cosas es tiempo de dejar la disciplina”, sentenció la titular del Servicio Social del Materno Infantil, Daniela Ortega”.

“La muerte es un tema que nos interpela a todos. Con los chicos es…injusto, inentendible, no te podés acostumbrar”, coincidió el director asociado del hospital y trabajador social Darío Petrillo, quien destacó que pasado el tiempo, asimilada la cicatriz que ahí queda -uno no se olvida de la gente, de la familia, de cada caso, asegura- “nos volvemos a cruzar en la calle y la gente te saluda, te recuerda con una sonrisa por haber intervenido y eso, para nosotros que representamos la perspectiva de derechos día a día en la palabra, es emocionante”, completó.