por Claudia Roldós

Ser veganos no es una costumbre ni un hobby. Es una forma de vida, una postura ideológica frente a la vida, que no influye sólo en la alimentación sino en todos los aspectos de la cotidianeidad.
Eso es lo que descubrieron rápidamente Sebastián Tuerdovsky y Estefanía Porcel, quienes, en diversos momentos y por distintos motivos decidieron ser veganos y se encontraron con que comer alimentos que no contengan ningún animal ni productos derivados, puede llegar a ser un desafío. Así apreciaron rápidamente que aprender a cocinar era la mejor forma de asegurarse que su alimentación realmente esté libre de los productos que decidieron no consumir.
Sebastián y Estefanía se conocieron en Bolivia, cuando ambos estaban recorriendo Latinoamérica y aprendiendo sobre sus productos autóctonos y la sabiduría de sus pueblos. Estuvieron también en Perú y en Ecuador, se pusieron en pareja ahora tienen a Inti, su beba de casi un año.
Radicados en Mar del Plata y tras una intensa búsqueda que incluyó trabajos en locales gastronómicos, lecturas de las más variadas y experimentación en la cocina, desarrollaron una buena cantidad de recetas cien por ciento veganas y nutritivas, en las que no faltan opciones para los más golosos.
“No consumimos ningún tipo de alimentos envasados ni que tengan suero de leche, leche en polvo, ni cosas muy procesadas. Creemos en la comida casera porque la mayoría de los comestibles de las góndolas, envasados, tienen aditivos, conservantes, químicos, fechas de vencimiento, que evitamos”, contaron.
Ella a través del yoga, él porque le pareció el camino para estar más sano, ambos con la idea de “no beneficiar a grandes empresas”, comenzaron a profundizar cada vez más en el camino de cocinar, aplicando recetas con quinoa, maíz, chicha morada o maíz negro, típicos de Latinoamérica y “descubriendo este mundo infinito, muy ligado a lo espiritual”.

En este trayecto, se encontraron también con una doble situación: la necesidad de trabajo y la realidad, de muchos amigos y conocidos de la falta de tiempo para dedicarle a la cocina vegana. Y así surgió su emprendimiento gastronómico. “Inti” -igual que su hija- ofrece una amplia variedad de productos veganos, por ahora a través de delivery, y en varias dietéticas de la ciudad, aunque su sueño es “poner un local a la calle”.
“Hay muchas personas que empiezan a interesarse por qué es lo que consumen, otras que, por algunas enfermedades también comienzan a cambiar su alimentación, pero no le dedican el tiempo a la cocina. En eso nosotros ayudamos” señalaron.
Pero no solo apuestan a dicha solución, sino que también quieren contribuir a difundir todo lo que han aprendido, en un taller de introducción a la cocina vegana que realizarán el 2 de abril, en la sede de la Escuela Uthgra (Gascón 2660).
“La gente quiere saber más sobre alimentación y sobre este tipo de cocina” reconocieron.
Sebastián y Estefanía han probado y preparan varios tipos de hamburguesas veganas, hummus, germinados y brotes, chorizos y churrasquitos veganos, tartines de diferentes sabores, pizzas y prepizzas y muffins y budines de cacao, exquisitos.
“Falta mucho, pero hay una apertura, se va avanzando y está muy comprobado que no hace falta consumir carne para incorporar todos los nutrientes que necesita el organismo” apuntaron los jóvenes. Como ejemplo recordaron que en las últimas fiestas de Navidad y Año Nuevo “casi sin que nos lo propusiéramos, toda la comida era vegana. La familia nos acompañó, comimos muchísimo, todo muy rico y, lo mejor, es que al otro día nos sentimos genial, nada pesados ni cansados”.

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