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La ciencia del sexo 9 de julio de 2024

¿Ser infiel es una enfermedad?

"No lo puedo evitar...", "Debo ser adicto al sexo...", "Lo traigo en los genes...", "Mi papá era igual, a mis hermanos les pasa lo mismo...". ¿Qué dice al respecto la literatura médica?

Por Dr. Alejandro Urresti*

@lacienciadelsexo.ok

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Es habitual que, cuando hablamos de infidelidad, la primera pregunta que aparece es si es o no una enfermedad. En Sexología solemos hablar de despatologizar algunos términos, sin embargo, en este caso sucede algo poco común, un fenómeno contrario, muchas personas buscan “el refugio” de un diagnóstico que justifique sus acciones…

No lo puedo evitar…

Debo ser adicto al sexo…

Lo traigo en los genes… Mi papá era igual, a mis hermanos les pasa lo mismo…

¿Qué dice al respecto la literatura médica?

Si bien no existen explicaciones médicas al respecto, en el área de la investigación en animales de laboratorio con tendencia a tener múltiples parejas sexuales, se ha visto que tenían un déficit de un neurotransmisor denominado Oxitocina. La Oxitocina es llamada también “la hormona del amor” porque tiene que ver el apego y el acercamiento, elementos fundamentales en las relaciones de pareja. Todavía no se ha demostrado que esto mismo suceda en los seres humanos.

¿Existe una infidelidad normal y otra patológica?

La oferta sexual, ciertas actividades que implican conocer muchas personas e incluso una cuestión antropológica: el varón cazador que busca inseminar muchas hembras para asegurar la conservación de la especie y la mujer que busca incansablemente al varón genéticamente mejor dotado para su seguridad y descendencia, se han argumentado como causas “normales” de infidelidad.

El lado “patológico” de la cuestión se ha buscado por el lado de los rasgos de personalidad. Volviendo al tema del “apego” hay un autor John Bowlby, que habla de “infieles patológicos” y define para ello dos formas de apego que predisponen a la infidelidad: el apego inseguro y el apego evitativo.

En el caso del apego inseguro los individuos se caracterizan por ser muy celosos, lo que evidencia un importante grado de inseguridad y baja autoestima, que los llevaría permanentemente a buscar reafirmarse en otras personas para comprobar su “vigencia”.

En el evitativo, por el contrario, se trata de personas que son reticentes al compromiso emocional, fenómeno muy actual que se traduce en relaciones de pareja de corta duración incapaces de proyectar a largo plazo.

¿Podemos reconocer a una persona infiel?

La pregunta del millón es si podemos reconocer a estas personas antes de iniciar una relación y predecir su comportamiento. Se deduce de lo anterior que existen ciertas personalidades más proclives a la infidelidad, sin embargo, también existen otros factores del propio individuo y su historia sexual, familiar, actitudes hacia la sexualidad, el compromiso y las relaciones que pueden influenciar decisiones. Factores relacionales que tienen que ver con la pareja actual como el compromiso, motivación a seguir juntos, proyectos en común o disfunciones sexuales y finalmente factores sociales, laborales, interacción con otras personas, internet (redes, teléfonos inteligentes) e incluso religiosos pueden influir en la conducta sexual de una persona en un determinado momento, pudiendo llevar a un acto infiel o determinar la aparición de un tercero/a en la relación. En una palabra, la naturaleza multifactorial del origen de una relación infiel hace muy difícil predecirla, aunque puedan existir “signos” que alarmen.

¿Cómo saber si estamos en riesgo de ser “víctimas” de una infidelidad?

Si existen signos de alarma pues, analicémoslos. Principalmente creo que nos tenemos que regir por datos estadísticos y los estudios de personalidad. El tipo de pareja que formamos en relación al apego y las motivaciones a seguir juntos, relacionadas al compromiso generado son fundamentales, pero aun así existen datos cuya importancia no debemos minimizar.

El peligro de caer en la trampa de la infidelidad existe y su prevalencia es muy alta siendo la primera causa de rupturas matrimoniales y de parejas.

El tiempo aparece como un factor de gran importancia, es sabido que las relaciones que llevan más años, son también las que más peligran.

El sexo, el atractivo físico de la pareja y las personas del entorno. La presencia de disfunciones sexuales en algún miembro de la pareja, suelen ser causas reconocidas por los protagonistas de infidelidades.

Como en muchos otros casos, un error frecuente es evitar el tabú que implica el peso que la palabra infidelidad tiene y pensar que evitar hablar del tema pudiera prevenirla.

Reconocer que existe, que es algo que puede ocurrir en cualquier relación de pareja, resultado de una conducta humana más, nos preparará emocionalmente para aceptarla y si bien evitar el sufrimiento puede no ser posible, superarlo prontamente y sin secuelas es un buen objetivo.

* Médico Urólogo. Educador y Terapeuta Sexual. Jefe Sector Medicina Sexual Masculina. Hospital Privado de Comunidad. Mar del Plata. Argentina.

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