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Opinión 30 de enero de 2025

Ser capaces de construir una nueva victoria

Por Eduardo Javier Niella

 

Alguna vez nuestro recordado Néstor Carlos Kirchner dijo: “Elección más o elección menos tenemos tantas victorias y tantas derrotas en nuestra lucha… pero nunca bajamos la bandera y siempre fuimos capaces de construir una nueva victoria.”

El movimiento peronista atraviesa una crisis inédita en Argentina, ello es así ya que el peronismo fuera del poder siempre está en crisis, porque el único ordenador que tiene el peronismo es el ejercicio del poder para hacer realidad efectiva la justicia social para el Pueblo.

Desde la recuperación democrática en 1983, el peronismo perdió cuatro (1983, 1999, 2015 y 2023) elecciones presidenciales de las diez que se celebraron.

Esas derrotas tuvieron como características la primera de 1983 que terminó con el mito de la invencibilidad que el peronismo supo construir en vida del Gral. Perón, quien fue el eje de la vida nacional tanto en el gobierno como en el exilio ganando todas y cada una de las elecciones en las que no fue proscripto, cuando esto ocurrió ganó el voto en blanco. Las otras tres de 1999, 2015 y 2023 las perdió siendo gobierno y de las tres de 1983, 1999 y 2015 se recuperó rápidamente y volvió al poder en el turno presidencial siguiente.

No sabemos qué ocurrirá luego de la reciente de 2023, si la historia volverá a repetirse o se iniciará un período más prolongado fuera del poder.

La primera pregunta es ¿Seremos capaces las y los peronistas de este tiempo de construir la nueva victoria? Esa que de la que hablaba Néstor en la cita del primer párrafo de este escrito. Otro interrogante es ¿Cómo construir esa nueva victoria?

La historia no se repite mecánicamente, pero somos conscientes que en estos últimos tiempos el peronismo no escuchó ni interpretó al Pueblo, lo que nos llevó a una nueva derrota. Por tanto, es necesario volver a las fuentes, para poder formular nuevas propuestas, y reconectarnos con el Pueblo.

Los triunfos pasados son un buen ejemplo de cómo volver con épica y nuevas ideas. Frente a esta opción, sólo el peronismo puede diseñar una política nacional, popular, democrática, transformadora y revolucionaria. Nuestra tradición concertadora y frentista, el reconocimiento al protagonismo social, la vocación productiva, la convicción distribucionista y el compromiso de independencia que siempre hemos asumido, conforman las notas de un proyecto alternativo, creíble y viable.

Reformular nuestro proyecto es un momento de nuestro desarrollo movimientista, un tiempo de cambios, de rupturas, de fidelidades creativas y de heterodoxias audaces.

Renovar al peronismo es también reencauzarlo en su senda, recuperar su insolencia, no claudicar frente a los poderosos, volver a sensibilizarnos en el amor a los humildes. No auspiciamos la alegría deportiva de ganarle al adversario libertario.

Alimentamos forjar una nueva mística del cambio trascendiendo el realismo esquemático y el posibilismo mileista.
Esto requiere abandonar sectarismos, abrirnos a las nuevas expectativas, ganar voluntades para continuar la tarea de la liberación.

Resignifiquemos las palabras, actualicemos sus contenidos, seamos programáticos, pero creamos, sigamos creyendo que es posible reencontrarnos con la esperanza perdida.

Una cosa es pensar que hay palabras y consignas desvalorizadas que no operan como señales convocantes y otra es sentir que hemos llegado al fin de una vocación.  Que todo fue un malentendido, como nos quieren hacer creer los que se sienten fundadores de un paraíso de mediocridad.

En esta interpretación dejamos de “ser”, mutilan nuestra militancia, aniquilan los últimos vestigios de un sueño.
No seamos los hijos bobos de la pedagogía liberal – conservadora, buenos lectores de textos ajenos, discípulos conformistas de la política como arte de comité.

Nuestra propuesta Peronista debe ser transparencia en los procedimientos, explícita y consensual, terminando con la política de las trastiendas y demostrando la capacidad para instalar la política allí donde el Pueblo pueda enriquecerla con su participación y creatividad.

Hemos combatido las prácticas autoritarias, las visiones deformantes y a los dirigentes mediocres. Ahora es el momento de terminar con la confusión ideológico – programática, discutiendo de cara al país y con el pueblo las propuestas que nos permitirán volver al poder.

No intentamos luchar contra el aparato “conservador” para oponerle el aparatismo de “orga”.
Volver al poder requiere volver al Pueblo. Un Partido que sea fiel intérprete de sus aspiraciones y necesidades.
Una nueva práctica de la humildad que sea la antesala de un nuevo humanismo, sustento de una sociedad que contenga nuestros anhelos de vida.

La propuesta Peronista debe ser proyecto transformador, métodos incuestionables con mujeres y hombres que encarnen con credibilidad y decisión las nuevas tareas del movimiento popular.

Levantemos frente a la ideología de la resignación y el posibilismo, la ideología de la autonomía estratégica de la Nación, una voluntad de cambio y un compromiso con la justicia social.

Este es el desafío y no lo defraudaremos.