Sembrar desde ahora para poder cosechar en Los Ángeles 2028
Las desventajas en infraestructura, inversión y posibilidades de planificación, dejan en evidencia al deporte argentino en las grandes competencias internacionales. Como es habitual, en los Juegos Olímpicos siempre aparece algún caso excepcional que disimula carencias, pero la realidad quedó expuesta una vez más en París 2024.
José "Maligno" Torres entregó la mayor alegría argentina en París.
Cuando comienza a calmarse la efervescencia olímpica de París 2024 y, en forma paralela, se inicia el tránsito del proceso que culminará en Los Ángeles 2028, bien valen algunas consideraciones sobre la participación argentina en los recientes Juegos realizados en Francia.
Naturalmente, el gen competitivo es el rasgo que distingue a nuestros atletas. Esa capacidad de rebelarse ante la adversidad, de adaptarse a todo (o casi), de mostrar carácter y -también- amor por la camiseta (o la bandera) son activos de indudable valor y que no suelen encontrarse en las mismas dosis en los deportistas de otros países. Son los mismos ingredientes que permiten, en todo caso, competir más o menos en condiciones de cierta igualdad en algunas disciplinas. Y hasta generar expectativas que, generalmente, son carentes de sustento.
Así, los golpes con la realidad suelen resonar tanto como bofetadas en un cuarto pequeño y vacío de mobiliario. En definitiva, nada que no se haya visto en anteriores ediciones de los Juegos Olímpicos. Las evidentes carencias de infraestructura, de inversión y de política deportiva conducen a un techo demasiado bajo en las más prestigiosas competencias internacionales.
Yendo a lo estrictamente numérico, en París 2024 Argentina cosechó 3 medallas en total. Más o menos en sintonía con lo que viene sucediendo desde Seúl 1988 para acá (la última vez que la delegación “albiceleste” no sumó preseas fue en Los Ángeles 1984).
Es decir, en las últimas 10 ediciones (o 40 años), los puntos más altos ocurrieron en Atenas 2004 y Beijing 2008. En ambos casos, con idénticos resultados: 2 de oro y 4 de bronce. Y a lo largo de toda la historia olímpica (Argentina comenzó a participar desde París 1924), sólo hubo tres participaciones con resultados superadores: Ámsterdm 1928 (3-3-1), Berlín 1936 (2-2-3) y Londres 1948 (3-3-1).
Las Leonas han logrado que subirse al podio olímpico parezca sencillo, con lo extremadamente difícil que es.
En todo su recorrido olímpico, los deportistas argentinos han ganado un total de 80 medallas (22-29-29). El equivalente a la mitad de las medallas que un país potencia deportiva puede ganar en una sola edición. Esto no es peyorativo sino, más bien, realista.
Es una verdad a medias eso de que disponer de un gran presupuesto no garantiza resultados. Porque hay que reconocer que ayuda bastante. No es casualidad que los 10 o 12 países que siempre están en los primeros lugares del medallero, son los que más inversión destinan al deporte.
Pero volvamos al gen argentino. Esa mezcla de rebeldía y coraje ha permitido que surjan excepciones maravillosas bañadas en oro, como la “Peque” Paula Pareto en Río de Janeiro 2016, Sebastián Crismanich en Londres 2012 o nuestro orgullosamente marplatense Juan Curuchet en Beijing 2008. Y también está la vela. Pero por continuidad de excelentes resultados, obviamente no califica en la categoría de “excepciones”.
La medalla de plata de Mateo Majdalani y Eugenia Bosco en Nacra 17 mixto confirma el potencial fabuloso de la náutica argentina.
El talento siempre está. Pero claramente con eso no alcanza. Hay que pulirlo, cultivarlo, conducirlo, otorgarle las mejores condiciones posibles para su desarrollo y crecimiento. No es sencillo ni mucho menos. Sobre todo, cuando la acuciante actualidad económica del país impone otras prioridades. No se trata de un pase de magia y empezar a cosechar. Al contrario. Es un proceso de siembra largo y sinuoso. Pero necesario para que no siga ocurriendo lo mismo y cada cuatro años aparezcan los mismos descalificadores de siempre quienes, por desconocimiento e ignorancia, y desde la comodidad del sillón de sus casas se quejen a viva voz porque Argentina “no aparece en el medallero”.
MEDALLERO HISTÓRICO DE ARGENTINA
Juegos Oro Plata Bronce Total
París 1924 1 5 0 6
Ámsterdam 1928 3 3 1 7
Los Ángeles 1932 3 1 0 4
Berlín 1936 2 2 3 7
Londres 1948 3 3 1 7
Helsinki 1952 1 2 2 5
Melbourne 1956 0 1 1 2
Roma 1960 0 1 1 2
Tokio 1964 0 1 0 1
México 1968 0 0 2 2
Munich 1972 0 1 0 1
Montreal 1976 0 0 0 0
Moscú 1980 No participó por el boicot
Los Ángeles 1984 0 0 0 0
Seúl 1988 0 1 1 2
Barcelona 1992 0 0 1 1
Atlanta 1996 0 2 1 3
Sydney 2000 0 2 2 4
Atenas 2004 2 0 4 6
Beijing 2008 2 0 4 6
Londres 2012 1 1 2 4
Río de Janeiro 2016 3 1 0 4
Tokio 2020/21 0 1 2 3
París 2024 1 1 1 3
TOTALES: 22 29 29 80
Los Pumas resultaron, acaso, la mayor decepción argentina en los Juegos. La otra fue el fútbol. Y en menor medida, el vóley.
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