Secuestraron un arma con el que se cometió un asesinato
El sindicado como autor del crimen de Alfredo “El Mono” Sosa aún prosigue prófugo. Tiene 23 años y varios antecedentes penales.
Lugar donde apareció el arma.
El arma utilizada en la noche del sábado para atacar a Alfredo Sosa (31) y causarle la muerte fue secuestrada por la policía durante un allanamiento a la casa del autor del hecho, quien aún permanece prófugo.
El procedimiento estuvo a cargo de la comisaría decimosexta que requisó la vivienda de Kevin “Ojón” Castro (23), a quien se le atribuye haber querido “aleccionar” a Sosa luego de que éste le robara un equipo de música. Ese método a punta de cuchillo le provocó al ladrón (y amigo) una herida en un brazo que derivó primero en una hemorragia y luego en el fallecimiento.
El fiscal Fernando Castro solicitó en la tarde del martes a la jueza Rosa Frendes dos órdenes de allanamiento, una para la casa de Ratery al 1600 –donde vive el investigado y ocurrió el robo- y otra en un departamento de Alsina al 2600. En este último domicilio se habría ocultado el autor del crimen.
Al requisar el inmueble del “Ojón” Castro se hallaron ropas de interés para la causa y también, a unos metros de allí, sobre un baldío, el cuchillo envuelto en una bolsa. Ese utensilio fue usado para el ataque a Sosa.
La orden de detención también solicitada por el fiscal no pudo ser efectivizada, ya que Castro no se encontraba en ninguno de los dos domicilios.
El asesinato de Sosa se produjo entre la noche del sábado y la madrugada del domingo pasado cuando un grupo de personas –entre ellas víctima y victimario- estaban reunidas en ese sector del barrio Fortunato de la Plaza. Algunos se fueron a beber a un “pool” cercano y otros, como Sosa, se quedaron. La versión inicial sostiene que Sosa, al saber que Castro se había ido, aprovechó para entrar a su casa y robarle el equipo de música.
Pero el rumor del robo corrió rápido, tanto como lo hicieron Castro y otras personas para regresar e interceptar a Sosa. En esas circunstancias se desencadenó el ataque que en un principio se describió a “machetazos”, aunque en verdad esa imprecisión obedeció al carácter de la herida que Sosa presentaba en un brazo.
Desangrándose, Sosa corrió hasta la casa de su madre, en Pehuajó al 1600, y pese a que fue trasladado luego al HIGA, murió.
Castro permanece prófugo y se conoció que cuenta con numerosos antecedentes por infracción a la ley de drogas, amenazas calificadas, robo en grado de tentativa, hurto, encubrimiento y robo calificado de motovehículo.