El fiscal Gastón De Marco, que hasta hace algunas semanas se desempeñaba en la oficina de delitos en Flagrancia, se sumará en los próximos días a la investigación de la problemática de la venta de drogas en Mar del Plata.

Con esa incorporación, la fiscalía de Estupefacientes tendrá tres funcionarios, ya que además de De Marco continuarán Daniela Ledesma y Leandro Favaro, aunque en roles específicos diferentes.

El propósito de esta modificación es el de mejorar en respuesta rápida y, al mismo tiempo, no descuidar aquellas investigaciones que merecen un mayor trabajo del fiscal. Por eso es que Ledesma y De Marco se encargarán de los expedientes en los que se investiguen “point”, o venta de particulares en sus domicilios, mientras que Favaro intervendrá cuando el narcomenudeo se encuentre agravado por la participación de tres o más personas, es decir, cuando se trate de bandas barriales organizadas.

Estos cambios también obedecen al éxito de la herramienta que la Justicia le dio a la sociedad, como es la denuncia ciudadana por medio de internet o de la telefonía. Desde la implementación de dicho instrumento, creció un 33 por ciento la cantidad de causas iniciadas. Ante este panorama, el refuerzo de la fiscalía de Estupefacientes fue necesario e inevitable.

“La gran cantidad de causas por tenencia con fines de comercialización, aún cuando la dimensión y el alcance son reducidos, luego se transforma en un cuello de botella al llegar a juicio”, dijo una alta fuente judicial analista de estas cuestiones.

En lo que va de 2018 ya se superaron las 800 causas y se estima que se alcanzarán las 1.150 antes de Año Nuevo, con un notorio incremento respecto a 2017.

Pese a semejante caudal de IPP, la fiscalía de Estupefacientes del Departamento Judicial Mar del Plata es una de las que posee mayor porcentaje de resoluciones favorables de toda la provincia, con un 17.5.

En 2017 se celebraron 85 juicios, solamente con dos fiscales que al mismo tiempo atendieron el turno y que en muchas meses tuvieron hasta cinco operativos con varios allanamientos en cada uno de ellos.

En el primer semestre de 2018 se iniciaron 606 causas por infracción a la ley de drogas en su variante de comercialización (no es por tenencia simple), mientras que para el mismo período del año pasado el número fue 468.

El narcomenudeo

Mar del Plata ha mostrado varias aristas identificables de la problemática en la comercialización de drogas. Por un lado se destaca la modalidad de “point”, que son bocas de expendio de cocaína y marihuana que funcionan en casas particulares. Allí los miembros de un grupo familiar -en ciertos episodiso son personas con arresto domiciliario- venden desde la puerta, una ventana o incluso también en medio de la fachada de algún kiosco o comercio.

Este método se observa mucho en la periferia de la ciudad, donde también funcionan “bunkers”, ya un nivel diferente de organización. Las bandas más sincronizadas y con mayores logística suelen tomar casas abandonadas o construir pequeñas garitas fortificadas con rejas y con una pequeña abertura por donde entrar y salir. Suelen tener estas organizaciones un servicio de delivery que distribuye la droga a distintos puntos de la ciudad.

Finalmente, otro de los escenarios recurrentes de venta de drogas es la “Zona Roja”, el área delimitada por las avenidas Champagnat, Colón, Luro y Jara. Numerosos procedimientos se efectuaron allí con varias personas detenidas, la mayoría pertenciente a la comunidad trans y del extranjero.

Los fiscales que investigan la droga en Mar del Plata desde la Justicia de la provincia pierden competencia cuando se tratan de grandes cantidades o de organizaciones más importantes. Entonces deben intervenir los fiscales y jueces de la Justicia Federal, tal como sucedió recientemente con una investigación que inició la fiscalía de Miramar y que tuvo un secuestro de 12 kilogramos de marihuana y uno de cocaína.

La llegada de Gastón De Marco no causa una baja en Flagrancia, ya que meses atrás fue incoporada la flamante fiscal Romina Díaz.