Se postergó la declaración del quinto policía en la causa por el crimen de Luciano Olivera
Alejandro Nahuel Cépeda iba a declarar hoy, pero su defensa solicitó más tiempo. Está imputado por encubrimiento, ya que habría ocultado el teléfono policial del autor del disparo que terminó con la vida del adolescente en la madrugada del 10 de diciembre de 2021.
La declaración del policía imputado por encubrir al oficial que disparó y mató a Luciano Olivera (16) durante una persecución en la localidad de Miramar se postergó para la próxima semana.
Si bien estaba pactado que Alejandro Nahuel Cépeda declarara hoy frente a la fiscal Ana Caro, por pedido de su defensa la audiencia se postergó para la próxima semana.
Cabe recordar que Cépeda es el último de los policías que fueron imputados -en total son cinco- y desde fines de agosto que está acusado de “encubrimiento doblemente agravado“, porque, según la hipótesis fiscal, habría ocultado el teléfono policial de Máximo González (26), autor del disparo que terminó con la vida de Olivera en la madrugada del 10 de diciembre de 2021.
González está con prisión preventiva por el homicidio triplemente agravado (cometido por miembro de una fuerza de seguridad, mediante el empleo de armas de fuego y con alevosía) a la vez que el oficial Nelson Albornoz es el otro policía preso por encubrimiento doblemente agravado y falso testimonio.
Los otros dos policías que tienen una imputación en la causa son la oficial inspectora, Rocío Mastrángelo y el sargento, Kevin Guerricagoitía, por encubrimiento.
González está acusado de disparar contra Olivera, un adolescente que escapaba de la persecución de móviles policiales tras huir de un intento de identificación en la plaza central de Miramar.
Olivera avanzaba a gran velocidad por la avenida 9 y poco antes de llegar al cruce con la calle 34 avistó a un patrullero que le cortaba el paso. De ese móvil había descendido González, Albornoz y estaban también Rocío Mastrángelo y Kevin Guerricagoitía.
Tal como quedó registrado en cámaras de seguridad de la zona, González disparó a distancia contra Olivera y el impacto de la bala 9 milímetros fue en el pecho. Al perder el equilibrio la moto derrapó y llegó a golpear un pie de González, circunstancia que luego fue aprovechada por todos los policías para falsear el relato de los hechos. Es que todos dijeron que González disparó tras ser embestido por la moto.
La herida le produjo la muerte casi instantánea a Olivera y en pocos minutos, al conocerse lo sucedido, decenas de personas se acercaron al lugar. En ese momento hubo incidentes y González fue trasladado hasta el hospital de Miramar. El traslado lo hizo Cepeda, quien permitió que González efectuara llamados a los otros policías involucrados y finalmente le hizo el “favor” de no secuestrarle el teléfono y dárselo a los familiares.
Cuando la fiscal Caro profundizó la investigación de entrecruzamientos de llamadas días después del hecho se determinó que González tenía el aparato dentro de la cárcel de Batán. Ante eso se efectuó un allanamiento y se lo secuestró.