El ex encargado del cementerio de Otamendi que fue detenido en la noche del viernes por el robo del cadáver de un niño en vísperas de Navidad se negó a declarar y permanecerá en prisión tras la confirmación de la Justicia de Garantías.

Juan Carlos López está sindicado como el autor de la profanación del féretro del bebé Ciro Aranda (14 meses) y la desapariación del cuerpo, aunque en términos jurídicos solo se le pudo imputar el delito de robo simple por el faltante de un crucifijo de perlas blancas.

Asistido por la Defensoría oficial, López se negó a comparecer ante la fiscal Ana Caro que le informó la acusación y también la intervenión hecha al Juzgado de Paz para notificar de la infracción a la Ley 8031, la que menciona la sustracción de cadáveres como una simple contravención.

López fue detenido en su casa de Otamendi durante el allanamiento ordenado por la fiscal Caro y autorizado por la jueza Rosa Frende. Caro reunió distinta información que le permitió incriminar a López como el autor material del robo de un rosario de perlas blancas que los padres de Ciro habían guardado en el féretro.

En el allanamiento a la casa de la calle Córdoba al 300, donde López vive con su hijo, se secuestró un rosario de características similares al sustraido. Ahora deberá realizarse una diligencia de reconocimiento de la que participarán los padres de Ciro, con la intención de establecer si se trata del mismo objeto religioso robado.

Por otra parte, el juez de Garantías rechazó la excarcelación solicitada por la defensa y convirtió en detención la aprehensión de López como pidió la Fiscalia. “Probablemente más adelante la defensa insista con el argumento que un rosario es una cosa de menor cuantía, pero vamos a seguir con todo lo que podamos hacer desde lo jurídico”, dijo la fiscal Caro en breve diálogo con LA CAPITAL.

Falta de delito

López ya había sido detenido en el mes de marzo pasado cuando quedó en la mira tras el robo del cuerpo de Matías Fernández Tejerina. Incluso, todavía permanece abierta ern su contra una causa en el Jugado de Paz por infracción al artículo 64 inciso C de la Ley 8031.

Sin embargo, la fiscal Caro debió liberarlo en aquella ocasión porque la Justicia de Garantías entendió que no existía delito. López entonces había prestado declaración y brindado datos exculpatorios. Caro, según pudo interpretarse de sus declaraciones, estaba convencida de algún grado de participación en la maniobra que terminó con al profanación de la tumba del pequeño Tejerina.

Vale recordar que por aquellos días López no tenía compañía en el cementerio -los otros empleados habían sido asignados a tareas en la Fiesta de la Papa- y mucho menos control. Por eso se sospechó de él.

Tras la sustracción del cuerpo de Ciro, que se encontraba en el depósito del cementerio a la espera de ser llevado al sector de nichos, volvió a posarse la mirada en López. “Hicimos averiguaciones y establecimos que tenía conocimientos del cuerpo en el depósito, que sabía que el candado no funcionaba del todo bien, conocía el lugar, y varios testimonios de otamendinos aseguraron que López tenía ciertas actividades esotéricas”, contó Caro.

En el allanamiento del viernes la DDI secuestró de la casa de López, además del rosario, varios elementos relacionados con rituales y algo que llamó la atención de los investigadores: impresiones en papel de las fotos de 6 de niños desaparecidos que busca la organización internacional Missing Children.

La otra vivienda allanada fue la de la madre de López, en donde se descubrieron muñecos con la boca cosida y otros objetos que, evidentemente, son utilizados en algún tipo de ritual religioso.

Por lo pronto, no hay confirmación de que los López formen parte de algún grupo espiritual que realice ese tipo de prácticas, como suele suceder con sectas africanistas o de adoración a entidades satánicas.