Santiago y Gonzalo Aulisi son hermanos. Ambos juegan al beach volley y lo hacen muy bien. Hasta aquí, una historia que bien podrían compartir unos cuantos hermanos marplatenses, porque esta ciudad es la cuna de voley de playa en Argentina.
El rasgo distintivo, sin embargo, es que ambos jugarán el Mundial de la especialidad en sus respectivas categorías. El mayor, Santiago, es el más conocido. Ganó, junto a su compañero favorito, el mendocino Leandro Aveiro, la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Nanjing 2014. Y volverá a jugar un Mundial (ya lo hizo en Portugal 2014), en este caso el Sub 21, el mes próximo en Suiza.
El menor, Gonzalo, también viene pidiendo pista. Encontró en el entrerriano Exequiel Yacob un compañero estable, y con ello un lugar entre los integrantes de los seleccionados argentinos que entrenan la mayor parte del año en Mar del Plata. Ambos disputarán hacia finales de mayo el clasificatorio sudamericano que otorgará seis plazas para el Mundial Sub 19 de Chipre, a jugarse en julio próximo.
Tanto tienen en común los hermanos que ambos estudian Educación Física en el CADS. Claro que esos estrechos lazos de unión familiar no son casuales. Están reafirmados por papá Angel y mamá Carina, quienes los alientan y acompañan en todas.
– Viene un mes con numerosos compromisos y objetivos muy importantes. ¿Cómo es la agenda de ambos?
– Santiago: Yo viajo esta semana para Mendoza. Allá me reúno con Leandro Aveiro y el domingo, desde Chile, viajamos para Alemania. Vamos a estar entrenando y jugando en Berlín, del 2 al 9 de mayo, y después nos vamos para Lucerna, Suiza. El Mundial es del 11 al 16 de mayo.
– Gonzalo: Nosotros tenemos un clasificatorio sudamericano en Ancón, Perú, del 20 al 22 de mayo. Clasifican seis parejas para el Mundial y creemos que tenemos muy buenas posibilidades. Con mi compañero, Exequiel Yacob, estamos en buen nivel y somos optimistas.
– ¿Santiago cuáles son los objetivos?
– Nosotros ya tuvimos la experiencia en el Mundial pasado (Sub 19) en Portugal (fueron novenos) y después ganamos la medalla en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Los rivales son más o menos los mismos. Ya conocemos a varios y vamos con el objetivo de buscar una medalla. Sabemos que es difícil, que debemos estar todos con mejor nivel que hace un año y medio, pero no podemos conformarnos con aspirar a menos.
– Ya tuviste la oportunidad de jugar un Sudamericano de mayores siendo tan joven Gonzalo. ¿Cómo fue la experiencia?
– Sí, pudimos jugar la etapa de Vicente López y quedamos novenos. Fue una muy buena experiencia poder alternar con ese nivel de juego tan alto. Y tener a las dos parejas de Brasil en la misma zona bueno. Nos cascotearon un poco pero eso es lo que más me gusta.
– ¿Qué tiene de bueno o de distinto jugar un torneo internacional en Argentina?
– Santiago: Estás en casa y te sentís en casa. Jugás y sabés que está tu gente. Yo tengo la suerte de que mis viejos viajan a casi todos lados adonde voy y el aliento de ellos está siempre. Pero en el país, por el sólo hecho de tener la camiseta argentina, toda la tribuna está con vos. Eso sí, nos sorprendió que al terminar los partidos, los baloneros te pedían la camiseta, autógrafos o una foto. Y con tan poca edad te sentís como importante. Es raro (se ríe).
– ¿Y ese apoyo del público sirvió para llegar más lejos?
– Santiago: Sí, lástima que el clima no acompañó, pero igual estuvo muy bueno. Por primera vez con Leo (Aveiro) nos pudimos meter en una semifinal de un Sudamericano de mayores. Yo había ganado con Julián Azaad una etapa (en Venezuela 2015) y habíamos perdido otra final (en Bolivia 2015). Estamos contentos y con buena proyección.
– A veces la convivencia entre hermanos no es fácil. ¿Ustedes cómo se llevan?
– Santiago: Muy bien.
– Gonzalo: Bastante bien.
– Epa, no hay coincidencia…
– Santiago: Nos peleamos, sí, pero por cosas sin importancia. Discutimos de fútbol. Eso sí, si jugamos juntos al vóley, sí o sí nos terminamos peleando.
– Gonzalo: Pasa que hay más confianza y sabés que a tu hermano le podés decir cualquier cosa. Una cosa lleva a la otra, vienen los pases de factura y ahí está la pelea.
– ¿Pero han jugado algún torneo juntos?
– Gonzalo: Sí, ganamos una etapa Sub 19 del Circuito del Emder. Y una vez en La Plata fuimos a visitar a unos amigos y como había un torneo, nos anotamos.
Santiago: Anduvimos bien. Llegamos a la final y la perdimos, pero terminamos jugando alumbrados por las luces de los autos porque ya se había hecho de noche.
– Ambos hacen las dos cosas. ¿Qué prefieren? ¿El beach volley o el vóleibol indoor?
– Gonzalo (sin dudar): El beach.
– Santiago: Siempre que me preguntan eso, no sé qué decir. El beach es como mi lugar, pero ir a jugar indoor también me encanta. Son dos ambientes distintos y yo siempre digo que son deportes distintos.
– Hasta ciertas reglas también son diferentes…
– Santiago: Sí. El ambiente del beach volley es increíble. Es estar en la playa todo el día, jugar torneos, cuando viajás siempre te tocan lugares lindos. Es como que todos te dicen “¡qué mal que la pasás vos!”. Y es cierto que vas a esos lugares y un poco podés disfrutar. Pero también es una responsabilidad y una presión muy grandes tener puesta la camiseta argentina para representar al país.
– Gonzalo: En el beach es como que sos más protagonista. Hay sólo dos jugadores. En el indoor hay seis en la cancha, más los suplentes, y en el fútbol, once más los suplentes. Tenés más respaldo del resto del equipo. En el beach tenés a tu compañero y nada más.