Yamila y Sandra no se conocen, ni están vinculadas entre sí por ningún motivo aparente. Sin embargo, tienen muchas cosas en común. Ambas son madres, viven en situaciones de cierta vulnerabilidad, pero son luchadoras y están dispuestas a todo para mejorar su calidad de vida.

Sandra vive con tres de sus hijos (una nena de 13, y dos varones de 15 y 19 años respectivamente) en Magallanes al 10500. Su casa, que es antigua y nunca tuvo mantenimiento, empezó a tener problemas después de los primeros temporales del año. Esencialmente, el techo comenzó literalmente a caerse. Cada día que pasa, se encuentra en peores condiciones, y además de generar humedad y frío en el interior de la casa, también es un peligro para sus habitantes. Por otra parte, la situación también está afectando su salud. Sandra padece problemas bronquiales, que se empeoran cada vez más a causa de las bajas temperaturas. Por ello, no dudó en pedir ayuda para recomponer el techo, y poder vivir tranquila.

Yamila, por su lado, está casada con Gonzalo y tienen cuatro hijas: Ludmila, Lucía, Alma y Yasmín. Mientras Gonzalo sale a la calle para hacer changas, Yamila se dedica a sus hijos. Los seis viven en una situación de extrema precariedad: duermen en el acoplado de un camión. El terreno en el que están es de Alejandra, la cuñada de Yamila, que ahora les brindó un espacio para que comenzaran a construir una casa de material. Para la familia, dar el paso de empezar a construir no fue fácil; requirió mucho esfuerzo, horas de trabajo para ahorrar cada centavo, y una convicción inquebrantable. Por suerte, Yamila posee esas cualidades, y no dudó, logrando levantar las paredes de una casa grande donde podrá vivir cómoda con su marido y sus hijas.

Ahora, la situación se tornó más complicada porque deben terminar el techo y las aberturas, que son caras y les está costando conseguir.

Gestos de solidaridad

Por suerte, tanto Sandra como Yamila recibieron, después de dar a conocer su situación, ayuda de diversos sectores de la ciudad. Ahora, están cada vez más cerca de vivir en las condiciones dignas que merecen.

Sandra recibió, de mano del Programa Un Sueño y gracias a la colaboración de Cáritas de Nuestra Señora del Huerto, tablado, ruberoid y todos los elementos para empezar la obra. Además, la gente de Cáritas se comprometió también a hacerle llegar las chapas cuanto antes.

“Estoy muy agradecida con todos los que colaboraron para que esto hoy sea posible. Después va a venir mi yerno, con un amigo de él, y mis hijos van a colaborar para poder hacerlo, porque sino la mano de obra también se complicaría. El techo está todavía más bajo, así que quizá la semana que viene se puede empezar con el techo nuevo”, agradeció Sandra.

Para Yamila, esta semana también estuvo cargada de muestras de solidaridad. Recibió, por un lado, ladrillos de un vecino de la ciudad, que no quiso dar su nombre pero sí brindar su apoyo. Además, de parte de una empresa de la ciudad, se les donaron todas las chapas para el techo de la casa.

Yamila recibió todas las chapas, provenientes de una empresa que realizó reformas y donó lo que sacaron. Así que a su casa le falta cada vez menos, y ellos por su parte avanzan todo lo que pueden. “También me están ayudando unos pastores de la Iglesia a armar la casa, ahora lo que hice la caída, las chapas van a alcanzar, pero hay que avanzar con los tirantes y el tabalado que es lo más caro”, relató. También contó que la otra falta que tienen es la de puertas, ventanas, y cerramientos en general.

Para conocer más sobre estas familias, y colaborar con sus historias, como con otras tantas, es posible ponerse en contacto con la Producción del Programa Un Sueño.