Por Juan Miguel Alvarez

San Lorenzo e Independiente no renunciaron a sus formas, con virtudes y errores, en una cancha que aumentó las dificultades. El local mereció mejor suerte, pero el “rojo” cambió a tiempo para nivelar la balanza. Empataron 2-2 en la cancha ubicada en la ruta 88, por la 7ma. fecha del Apertura del fútbol marplatense.
En San Lorenzo funcionó a la perfección la conexión Cristian Zarza-Matías Morales por la derecha. Fruto de esta sociedad llegó el primer gol, tras una doble pared y definición del delantero. El “9” fue el punto más alto de la tarde, porque con su gambeta también marcó desequilibrio individual.
Independiente lució mejor en los arranques de cada etapa. En la primera, merced a su toque corto y paciencia para elaborar las jugadas. En la segunda, con mayor decisión para atacar el arco contrario. Pero las dos veces su dominio duró muy poco. Y entonces dependió de lo que pudo gestionarse su único punta, Cristian Casas. El ex Quilmes generó una falta cerca del área contraria y, tras el tiro libre bajo en forma de centro, marcó la igualdad justo antes del entretiempo.
San Lorenzo tardó un poco más en acomodarse, pero cuando lo hizo controló el mediocampo, con mayor agresividad para recuperar la pelota y ataques rápidos por los costados, sobre todo el derecho. La presión alta tuvo un doble efecto positivo: impidió la prolija salida de un rival que igual siempre lo intentó y le permitió recorrer menos metros para llegar al arco rival. Así llegó el segundo gol. Abete recibió un pase apurado de un defensor, no tuvo un buen control de pelota, Morales se la robó y la empujó a la red con el arco vacío.
Estaba todo dado para el triunfo local. Pero los cambios modificaron el desenlace. Gilardi le dio frescura a Independiente, que tuvo más peso ofensivo con el ingreso de Franco Peralta Raimo. El corpulento delantero hizo la jugada del segundo gol: giró y se sacó un hombre de encima sobre la línea de fondo y asistió atrás para el gol de Matías Molfese.