Rodrigo Manigot sobre El aire del mundo: “Este libro me salvó”
El escritor y músico de la banda Ella es tan cargosa publicó "El aire del mundo", un libro casi autobiográfico, con el relato de los veranos en familia en Villa Gesell, la muerte temprana de su padre, los primeros amores y la duda sobre en qué convertir su vida a los 19.
“Si hay algo que no entendía para qué servía en la vida era la literatura”, escribe Rodrigo Manigot sobre sus años de verano, primeros amores y adolescencia en “El aire del mundo” (La Crujía). Es el segundo libro de relatos del cantante de la banda Ella es tan cargosa, relatos más o menos biográficos, enmarcados dentro de la llamada autoficción.
Su irrupción como escritor fue en 2020 con “Donde no van las melodías”, un libro en el que contaba el camino sinuoso de la música. Ahora va más atrás en su propio tiempo y cose cada historia con otro hilo: veraneos familiares en Villa Gesell en carpa y en el camping California, con sol, temporadas de un mes, vida entre amigos y amigas y siempre un espíritu gregario flotando en cada una de las 142 páginas.
“El aire del mundo” es un recorte desde los 8 a los 19 años en la vida de Rodrigo. Y es una ventana para espiar cómo vivían los Manigot: papá, mamá, tres hermanos y una hermana. Años de preadolescencia y adolescencia, de familia unida, de clase media, donde aún era posible todo, porque el tiempo estaba a favor.
“Mi hija Cielo nació el mismo día en que murió mi papá y yo fui padre casi a la misma edad en que murió mi viejo”
“El verano es la estación que más disfruté, por excelencia, soy del team verano como se dice ahora, además es la estación onírica, tan onírica que termina siendo una pesadilla, es el mes en el que todo se termina, o la felicidad tiene un punto final. Porque ya que vamos a contar los veranos contamos todo”, explicó el músico en una entrevista con LA CAPITAL. En el libro, dedica varias páginas a narrar la muerte prematura de su padre, a los 48 años, un drama que también sucedió en verano.
“Vivíamos como algo natural todos esos veranos, obviamente que a medida que lo vas perdiendo lo vas entendiendo más”, agregó. Varias décadas después, el artista parece haber entendido para qué sirve la literatura o, al menos, la escritura: “Escribiendo ordenás y entendés, es clarísimo”, explicó.
-El libro tiene dosis justas de melancolía y alegría, ¿cómo lo lograste?
-La verdad no tengo ni idea, me parece que sí tuve una infancia y adolescencia feliz con las sombras y las tristezas de la vida, me parece que tuvimos momentos muy hermosos como familia, muy intensos que después se ensombrecieron. Todas las familias viven las muertes como algo muy fuerte, muy oscuro, pensando que es una cosa que le toca a uno y le toca a todas las familias del mundo, a algunas le toca de manera anticipada, a nosotros nos tocó así, después tengo amigos a los que les pasó más adelante e igual los desgarró. Me parece que la historia de todas las familias en un punto se parece.
-Es muy contradictorio, a medida que te alejás de ese tiempo de la adolescencia y la infancia más lo añorás.
-Sí, este era mi primer libro, solo que salí antes con “Donde no van las melodías” con una clara estrategia, el libro anterior es el tomo dos o el tres si se quiere. Este es el tomo uno, es el tomo más íntimo. El gran límite de la escritura autobiográfica es que mencionás a personas muy cercanas que caen en la volteada y ese creo que es el gran tema de la escritura autobiográfica. Es uno de los temas en donde la escritura autobiográfica se muerde la cola, que son tus terceros, la gente querida, lo que yo podía causar en mis seres muy queridos, el dolor que podía causar fue lo que me frenó a editarlo, porque estaba terminado en 2018. No me animaba a sacarlo porque sabía que podía ser un quilombo familiar muy grande, o eso yo me imaginaba y la verdad es que el libro está y lo que me llegan son comentarios hermosos.
-Para esos casos más delicados, ¿apelaste a los recursos de la ficción pura?
-Sí, por supuesto.
-Tanta verdad quizá vaya en contra de la literatura…
-Es que yo creo que la verdad acá es un veintitrés por ciento. La verdad es inaccesible por definición. Este libro se parece a la verdad pero no tiene nada que ver con la verdad. Yo hablé con mis hermanos y todos me dijeron “dale para adelante”. Muchos nombres propios están cambiados, porque ¿cómo hacés para recordar? Esto es literatura siempre, lo que pasa es que la cuestión autiobiográfica y la cuestión documental nos hacen creer que es verdad, está vendido como algo verdadero y por supuesto que hay verdad pero en la ficción también hay verdad.
-¿Qué te aporta el género de la autoficción?
-No quiero caer en el cliché de decir que este libro me salvó pero me parece que pasó algo parecido. Tuve una crisis personal muy fuerte, me acercaba a la edad de mi padre cuando había muerto, él tenía cuarenta y ocho años y yo cuarenta y cuatro cuando empecá a escribir el libro. Estaba en una crisis muy profunda. No sabía qué me pasaba, entonces escribiendo sobre mi papá y entendiendo lo que había pasado en sus meses finales y haciendo todo el racconto de mi infancia pude entender qué había pasado en casa y qué me había pasado a mí. Escribiendo sobre mi padre pude convertirme en padre que es lo más importante que me pasó y eso no está en el libro. (El escritor) Mauro Libertella dice que al destino le gustan las simetrías: pude convertirme en papá con tanta simetría que mi hija Cielo nació el mismo día en que murió mi papá y yo fui padre casi a la misma edad en que murió mi viejo. Creo que eso es lo más importante que tiene el libro. Después, desde lo literario le di forma a mi dolor, le di forma a algo que no entendía, los seres humanos tenemos una nube que nos llueve y un día mirás y decís ‘¿qué me está pasando?’ y escribiendo me la saqué de encima.
-¿Qué te parece que tiene la escritura?
-Escribiendo ordenás y entendés, es clarísimo. La vida es un camión que te viene de frente, si quedás vivo después escribiendo podés reconstruir lo que pasó. Lo autobiográfico, que tanto acusan de ser narcisista, individualista a partir de las redes sociales, opera en dos sentidos, por un lado hay una cuestión en la que empiezan a abjurar ciertos eventos familiares, muchas de las grandes novelas familiares que a mí me gustan como lector tienen que ver con la explosión de ciertos secretos guardados en la familias. Y por el otro lado hay una cuestión de empezar a entender lo que pasó en tiempo real que por ahí no lo llegaste a entender y que te marcó de por vida, hay una cosa, no le quiero decir psicoanalítica porque me desborda, pero hay una cosa que te embistió y modificó el rumbo de tu vida, es una forma de abordarlo, de entenderlo y a la vez de modificar el sentido de tu vida. Aquello modificó el sentido de tu vida, y ahora vos escribiéndolo podés también modificar.
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