Dos hombres y una mujer fueron aprehendidos este miércoles tras descubrirse que robaban arena de una playa lindante con la planta de efluentes cloacales y la vendían en distintos corralones de la zona.

Luego de una larga investigación a cargo de la fiscal Andrea Gómez y la policía, personal de la comisaría séptima allanó distintos domicilios y dio con los sospechosos. Además, descubrió que uno de los hombres acusados cumplía con arresto domiciliario por tentativa de homicidio y, en suma, poseía un arma de fuego, por lo que lo detuvieron y trasladaron al penal de Batán.

Por su parte, los otros dos incriminados fueron liberados más tarde, aunque permanecerán a disposición de la Justicia, imputados por “hurto y maltrato animal”.

Según los datos que pudo averiguar LA CAPITAL, la investigación para resolver el caso se inició hace unos meses, por una denuncia anónima. Sin embargo, la actividad ilícita habría empezado hace varias décadas, trasladándose de generación en generación en el seno de la misma familia a la que pertenecen los sospechosos.

Semanas atrás, la policía descubrió que sobre la ruta 11, en las inmediaciones del sitio donde está emplazada la planta de efluentes cloacales. Si bien esa zona está ubicada sobre la jurisdicción de la comisaría decimoquinta, el caso fue llevado adelante por el personal de la seccional séptima.

En dicho lugar, los uniformados notaron que existía una especie de camino descendiente a la playa, escondido entre paredones y libustros. Tras obtener filmaciones y fotografías, y realizar averiguaciones en el lugar, supieron que había personas instaladas en un predio lindante.

Más tarde, los investigadores supieron que se trataba de una familia que se dedicaba a la recolección de arena de la playa, situación que está prohibida por ley, así como también la ocupación de las tierras fiscales donde vivían sin registro oficial.

Con la utilización de caballos, palas comunes y hasta una pala mecánica y camiones, los sospechosos -que clausuraban el acceso a la playa con una tranquera- trasladaban por la noche la arena a corralones de la zona, donde la vendían. Después de obtener las pruebas suficientes para establecer que el delito existía, la fiscal Gómez pidió distintas órdenes de allanamiento que le fueron concedidas por la Justicia de Garantías.

En ese marco, la policía allanó el predio donde vivía la familia de los acusados, además de dos corralones, y secuestró tres caballos que fueron entregados al Destacamento de Caballería. También se incautaron de la pala mecánica, palas comunes y dos carros que eran los que tiraban los animales para trasladar la arena.

A los operativos policiales se sumó personal de la Subsecretaría municipal de Inspección General, a cargo de Emilio Sucar Grau. De acuerdo a los datos que trascendieron en el caso, no se descarta que en las próximas horas existan derivaciones de la investigación y el accionar de posibles cómplices que podrían haber tenido los acusados.