River, más equipo que los figurines de Boca
por Vito Amalfitano
Una cancha dividida en dos mitades, para Boca y para River. Una imagen que solo se puede dar el lujo de tener Mar del Plata. Siempre el primer Superclásico del año, esta vez el único del Fútbol de Verano. Unicamente en el Minella con las dos hinchadas. Mientras los visitantes no vuelven, entre tantas promesas no cumplidas.
Un espectáculo único, con impresionante duelo de hinchadas, con un estadio desbordado y dificultades en los accesos para llegar. Fuegos artificiales y juegos de luces para vestir aun más lo que ni siquiera es necesario. Alcanza con River y Boca.
Un palco oficial con algunas figuras y muchos figurones,-que cuesta entender que hacían ahí y porque les dieron un lugar-, una confitería con bastantes figurines. Aunque las “figuritas difíciles” y esperadas al final no aparecieron. Sí estuvo el técnico de la Selección, Edgardo Bauza, otra vez, como durante toda la semana en el Minella, esta vez para ver, sobretodo, a Jonatan Maidana (uno de los candidatos a ocupar el lugar del suspendido Funes Mori en el plantel de Argentina) y a Fernando Gago.
En la cancha, muchos guapos y poco juego. Y nada de amistoso, como todos los años en el verano de Mar del Plata.
En lo posicional se mostró mejor River, sobretodo porque supo como controlar y encerrar a Gago en la salida. Boca dejó la sensación de ser solo individualidades, más allá del criterio de Pablo Pérez para tratar siempre de salir del embrollo, pese a que jugó “en capilla” de entrada por una de sus acostumbradas amarillas y debió ser expulsado en los incidentes del final.
Los dos arqueros tuvieron trabajo y ambos se lucieron con un par de atajadas importantes, Batalla sobre Pavón, Werner en un cabezazo de Mora. Pero el de River dejo sensación de más seguridad siempre.
En la cancha, como en el palco oficial, también hubo figuras, figurones, figurines, figuritas.
Figuras. Futbolistas que mostraron su calidad superior para clarificar lo oscuro, como Gonzalo Martínez, Nacho Fernández, Rodrigo Mora, los mejores en la noche. Como Pablo Pérez cuando se dedicó a jugar, por ejemplo cuando metió ese pase riquelmeano para Pavón.
Los figurones que se hicieron los “matones”: los expulsados, y Centurión, que prepoteó más de lo que jugó, el propio Pablo Pérez.
Los figurines y las figuritas de un ratito, como Fernando Gago, que una vez más fue neutralizado por un mediocampo de River que lo absorbió.
Se lo llevó River, porque ganó el funcionamiento por sobre las individualidades. Porque se impuso una mediacancha nutrida y ordenada por sobre un Gago desamparado, devorado y desaparecido. Se lo quedó River porque prevaleció el equipo por sobre los figurones, los figurines y las figuritas.