Restauran el primer mural fundacional de Mar del Plata, una historia dentro de la historia
La obra realizada en 1913 refleja lo que sería la imagen de la costa lugareña, previo a la instalación del incipiente poblado. La restauradora Natalia Minuchín está a cargo de su recuperación.
Asociación Amigos del Museo Archivo Histórico Municipal Roberto Barili de Villa Mitre.
En 1913, bajo su propia supervisión y basándose en los documentos familiares con los que contaba, Eduardo Peralta Ramos, hijo del fundador de Mar del Plata y un profundo admirador de la ciudad, quiso dejar reflejada para la posteridad lo que sería la imagen de la costa lugareña, previo a la instalación del incipiente poblado.
Don Eduardo convocó al pintor de origen milanés Fausto Eliseo Coppini para que crease un mural de grandes dimensiones en una de las paredes de su casa. La obra, que terminó siendo de 4,20 por 1,65 mts., refiere a un retrato visual del entonces Puerto Laguna de Los Padres y del Saladero. En la actualidad, sería una vista aérea marina que va desde las sierras, hasta las playas del centro. Fue titulada “Mar del Plata 1861-1873” y el autor utilizó una técnica que se llama “perspectiva vuelo de pájaro” en óleo sobre yeso.
“Se trata del primer mural histórico de Mar del Plata”, especifica la restauradora Natalia Minuchín en declaraciones a Portal Universidad. “Nos muestra cómo era en sus orígenes la ciudad, por eso la importancia como fuente documental y artística por ser realizada por este pintor”, asegura quien actualmente se encuentra recuperando la obra de Coppini, con el acompañamiento de la Fundación de la UNMDP.
Por su parte, el Rector de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Alfredo Lazzeretti, resaltó el valor que tiene la restauración del mural: “Estamos realmente felices de ser parte, con la Fundación de la Universidad, de la recuperación de una obra de estas características. El mural de Coppini no solo es un hecho artístico invaluable, sino que además es un documento histórico de nuestra ciudad que nos permite conocer en profundidad nuestros orígenes territoriales y la visión que tenían nuestros fundadores. Así que, con mucha emoción y el destacado trabajo de Natalia Minuchín, decidimos empezar esta restauración que, en unos meses, nos hará recuperar en plenitud una obra de estas características, la cual estamos muy felices que esté en nuestra universidad”.
Una historia dentro de la historia
La historia de este mural, más allá de su origen histórico, tiene sus particularidades asombrosas hasta llegar al lugar donde se encuentra actualmente. En 1977, casi por casualidad, el arquitecto Herman Clinckspoor encuentra la obra al verla por las ventanas de un edificio en demolición, en Luro y Rioja. De ahí en más, con su colega Graciela Di Iorio, logran desarrollar el proceso de recuperación junto a la UNMDP.
Di Iorio, arquitecta y especialista en preservación patrimonial, nos brindó una crónica sobre lo ocurrido y recuerda que “(Clinckspoor) me avisó y lo fuimos a ver, y ocurre que estaban demoliendo la casa y ese mural se iba a perder. Hicimos una gestión, en ese momento el rector era el Dr. Alfredo Navarro, y fuimos a pedir permiso para ver si se podía rescatar. En ese momento, se consiguió hormigón donado y tratamos de hacer un rescate de esa pieza que desconocíamos pero nos parecía valiosa. Finalmente, llegamos a averiguar que era de Fausto Eliseo Coppini y entonces hicimos la acción. Esto se pudo realizar gracias a la colaboración y donación que hicieron quienes tenían la demolición, principalmente René Villagra que se comprometió con la preservación y lo donó a la universidad“.
Clinckspoor, Villagra, Di Iorio y equipo mantenimiento ( derecha a izquierda) – Foto: archivo personal de Graciela Di Iorio.
Sobre los trabajos de extracción y traslado, especificó que “hicimos toda una intervención, lo cortamos. Armamos un arco de hormigón, que fue lo que conseguimos para rescatarlo, y se hizo un operativo inmenso con una grúa para trasladarlo, en un primer momento, a lo que ahora es la Facultad de Derecho. Luego, se trasladó finalmente a su destino que es la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Cuando se encontró este mural se mandó a analizar, se hicieron estratigrafías para ver el estado de la pintura. Fue algo muy interesante en una época en la que estas cosas no se hacían, un aporte importante de la universidad”.
Equipo de la universidad y el donante René Villagra – Foto: archivo personal de Graciela Di Iorio.
“El documento artístico más importante con el que cuenta la ciudad para pensar su historia”
El contenido de la obra no solo permite ver un trabajo técnico y artístico de altísimo nivel, sino que además es fuente de investigación para diversos estudios, desde la historia porque muestra el origen de Mar del Plata, hasta cuestiones geográficas y de ciencias naturales.
Graciela Di Iorio hace hincapié en este gran valor que tiene el mural: “el contenido es muy interesante porque no es una foto, sino que resume la voluntad de Peralta Ramos por las cosas que quería hacer en Mar del Plata. Están presentes sus dos barcos que comerciaban en ese momento, y toda la voluntad de la familia Peralta Ramos de hacer cosas en el lugar. Tiene un registro muy importante que hizo Coppini, en una técnica que se llama “perspectiva vuelo de pájaro”, porque obviamente no había un dron en ese tiempo, ni podía subirse a esa altura, entonces con los datos que tenía y con antecedentes históricos que tenían disponibles en este momento, hizo como un levantamiento y pudo registrar lo que son las tierras de Balcarce, todo ese panorama serrano que complementa lo que es la bahía de Mar del Plata“.
Uno de los Barcos de Peralta Ramos que se reflejan en la obra de Coppini
De la pintura se desprenden muchísimo datos, “entre ellos un camino de carretas que sería hoy la actual Avenida Luro. La información del mural es enorme porque habla del territorio, de la topografía, del estado y desarrollo de la zona, habla de lo que era esta bahía fundacional. Es muy valiosa la información y muy importante que esté en la Universidad porque tiene lecturas de muchas áreas, no solo de lo que es la ciencias naturales, la arquitectura, el territorio, la historia, tiene muchísima información histórica. Y la hizo Coppini, un gran artista que tiene una historia muy frondosa también como documentalista, en este caso de la familia Peralta Ramos”.
Para resumir, la arquitecta sentencia: “es el documento artístico más importante con el que cuenta la ciudad para pensar su historia“.
La restauración de Minuchín
En la actualidad, el mural permanece en el hall de entrada de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, ubicada en el Complejo Universitario, y está siendo restaurado por Minuchin. Sin embargo, este no es el primer trabajo de recuperación que tiene la obra. Di Iorio explica que “la primera intervención tuvo una evaluación de uno de los restauradores más importantes de la Argentina que es Domingo Tellechea, quien viajó especialmente para ver el estado superficial del mural que nosotros habíamos protegido. Me dio las instrucciones, trajo materiales y esa primera intervención bajo su indicación la hice yo, de limpieza y consolidación. Sucede que, como esto se trata de óleo sobre una base que tiene yeso, se agrietaba y para consolidarla la pudimos estabilizar bajo las instrucciones de Tellechea. Luego tuvo, más adelante en el tiempo, otra intervención hecha con el equipo de la restauradora Graciela Massia“.
Natalia Minuchín trabajando en la restauración
En este momento, y por aproximadamente tres meses, se está trabajando sobra la consolidación de la pintura, “una vez que este proceso este realizado se va a hacer el retocado de los faltantes y luego como etapa final una reintegración pictórica y protección final“, explicó la actual restauradora Natalia Minuchín.
“El trabajo de recuperación y restauración llevará tres meses, “es un trabajo muy laborioso, minucioso y lento ya que está muy deteriorado. Cuando vas trabajando te encontrás con mayores intervenciones anteriores que a simple vista no se ven”, dijo.
En referencia a los años que tiene la pintura, destacó, “las obras envejecen con el paso del tiempo, hay barnices oxidados que tapan los colores originales y cuando se realiza esta limpieza la obra vuelve a renacer”, finalizó.