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Arte y Espectáculos 2 de agosto de 2024

Renunció el director artístico del Festival de Cine y crece la incertidumbre respecto de su realización

Se trata de Pablo Conde.

Pablo Conde.

El Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se quedó sin otra figura clave: Pablo Conde, quien renunció este viernes a su cargo de director artístico del encuentro cinematográfico, el más importante del continente americano.

Esta renuncia se suma a la partida del presidente del Festival, Fernando Juan Lima, quien dejó el cargo recientemente. Y crece el desconcierto respecto de su posible realización, en noviembre de este año, tal como fue anunciado por las actuales autoridades del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).

Conde, quien antes de director artístico se desempeñó como programador, hizo pública su dimisión a través de un documento que dio a conocer en la red X (ex Twitter).

“Equipo de trabajo, industria y público. Profesionalismo y comunidad. De eso se trata el Festival de Mar del Plata. Esos tres ejes son el secreto de su éxito. No puedo ser parte de una edición que no los honre”, dijo en ese texto.

“Tuve el privilegio de ser parte del equipo de programación del Festival de Cine de Mar del Plata desde 2009, cumpliendo el rol de director artístico de sus dos últimas ediciones. Muchas veces me pregunté cuáles serían los motivos de mi partida del festival, cuándo y cómo llegaría ese momento. Hoy, es una de las respuestas: ese momento llegó, concluyendo una parte fundamental de mi historia con el festival, la cual deseo fervientemente que continúe de otras formas -probablemente, como espectador-, por lo que el dolor -que existe y es grande- se ve mitigado por ese deseo”, señaló Conde en su comunicado.

Conde criticó la ausencia de gestión en el interior del Incaa para con la nueva edición del Festival de Cine. “El INCAA actual se topa con una imposibilidad de gestión real sobre sus propias intenciones, entre ellas la de concretar la inminente edición de su festival insignia. Los inconvenientes abundan, como que haya llevado un semestre reemplazar en su página web un logo que decía ”38“ por su actualizado ”39“, que no haya tenido un proceso de inscripción apropiadamente bilingüe, o que al cerrar el mes de julio no tenga un mínimo equipo de programación propiamente contratado y esté acéfalo en los papeles, carente de autoridades designadas salvo las administrativas, porque el triunfo de lo kafkiano es absoluto, Gregorio Samsa incluido”, agregó.

“Hoy, sin más, también dejo de trabajar para el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, ese INCAA que a lo largo de los años creció -desparejo, perfectible- hasta ser un organismo que además de fomentar el cine argentino pasó a ser su principal difusor: con un canal de televisión, una plataforma online, programas para la creación, el pensamiento, el desarrollo, ayuda a festivales, un Gaumont y varias salas coordinadas federalmente; un crecimiento con explicación, aunque hoy -de manera conveniente para justificar su feroz reducción- no se detalle. Un INCAA sobredimensionado y al que sin dudas se le deberían haber hecho varios ajustes quirúrgicos, entendiendo sus potenciales aristas, que hoy también es víctima de no haber sabido explicar sus reales beneficios -ni a la industria ni al público-, que muchas veces fue tristemente usado como excusa partidaria e ideológica, tanto en el pasado como en el presente”, añadió.