Regresa La Escuela de Espectadores: “Rendiremos homenaje a figuras emblemáticas del teatro marplatense”
Empezará este sábado a las 17 en la sala Nachman del Auditorium. La propuesta cumple catorce años y va dirigida a personas que busquen conocer más sobre el exquisito y antiguo oficio teatral. La escuela está dirigida por Pablo Mascareño.
Mascareño, en un momento de los encuentros que se realizan una vez por mes.
Ya un clásico de todos los inviernos marplatenses, La Escuela de Espectadores es una propuesta para personas de todas las edades con ganas de aprender las aristas de una de las actividades artísticas más artesanales: el teatro.
La escuela arrancará como todos los años con la conducción del periodista Pablo Mascareño y la inscripción se encuentra abierta. Volverá a realizarse en la sala Nachman del Teatro Auditorium, esta vez con dos invitados: el dramaturgo, actor y director Diego García Lorente y la actriz Laura Giménez, ambos integrantes de la obra “La reina del mar” (subirá a escena en la sala Nachman este sábado a las 21).
La escuela, que se reúne una vez por mes, cumple catorce años en Mar del Plata. Empezó a partir de una idea del crítico teatral Jorge Dubatti, quien plasmó en estos proyectos diseminados en varias ciudades la necesidad de formar públicos críticos a la diversa y extendida oferta teatral.
“Las funciones con desmontajes posteriores han sido un sello que mantendremos vivo”, dijo Masreño.
-¿En qué aspecto harán hincapié este año en la Escuela de Espectadores?
-Este año rendiremos homenaje a algunas figuras emblemáticas del teatro marplatense, a sus próceres; sin dejar de lado el análisis de la cartelera vigente, los conversatorios con las nuevas generaciones de teatristas y profundizar en la teoría teatral. Además, tendremos bloques específicos dedicados a teatro site specific, universo shakespeariano y nos adentraremos en el biodrama.
-Hace ya 14 años que se abre esta escuela. ¿Fue la escuela un testigo de diversos paradigmas públicos, privados e independientes que se ciernen sobre el teatro?
-Sí, nosotros notamos que hoy las audiencias están mucho más formadas y han desarrollado un espíritu crítico que es muy sano a la vez que muy valioso para el teatrista. La mirada del espectador conlleva no sólo una apreciación, sino una devolución que es generadora de sentido. Transitamos el camino del espectador como productor de conocimiento, ya no como un número o una masa homogénea, sino como individualidades que producen poiésis, tomando la concepción aristotélica.
-¿Por qué es tan necesario formar públicos teatrales?
-Tal como sostiene Jorge Dubatti, creador de la Escuela de Espectadores, la formación de públicos teatrales trae aparejado el trabajo multiplicador, el famoso boca a boca, la conformación de agendas propias, el “convivio” que va más allá del acontecimiento teatral para irradiarse al post función y en los conversatorios en las clases de la Escuela de Espectadores, donde espectadores y artistas pueden dialogar, profundizar sus saberes, más allá de la propia escena. Un público formado es partícipe del teatro desde un lugar de aguda inteligencia, alejándose de la epistemología del gusto para dar cabida a una epistemología de, como dije anteriormente, el espíritu crítico.
-¿Qué particularidad tiene la escuela de Mar del Plata?
-Es una escuela con una regularidad notable y con una matrícula de alumnos de las más altas del mundo, luego de la de Buenos Aires a cargo de Dubatti. Las funciones con desmontajes posteriores han sido un sello que mantendremos vivo y, por otra parte, aparece el deseo compartido de los espectadores y de los teatristas en participar con notable predisposición. Al realizarse en el Teatro Auditorium, su carácter público le confiere un acceso libre y gratuito y toda la infraestructura de este teatro a disposición, lo cual es un gran valor agregado. Desde ya, la Escuela de Espectadores no busca solo especialistas en la materia, sino que su función es dirigirse a toda la sociedad, sin ningún requisito de conocimiento previo más allá de la afición por asistir al teatro. La idea no es formar críticos de teatro profesionales, sino espectadores con espíritu crítico. Como cada temporada, a fin de año los alumnos votarán el Premio del Espectador.