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Cultura 8 de agosto de 2016

Regalar libros, abrir la puerta para imaginar

Asegura el escritor y periodista colombiano William Ospina: “…iniciar a alguien en una vida para la cual los libros sean luz y compañía, tengan la frecuencia de un alimento y la confianza de una amistad”. La proximidad del día del niño disparó que dos reconocidas especialistas de la literatura infantil de Mar del Plata realizaran recomendaciones.
Por Esther Mora y Elena Stapich
Integrantes de Jitanjáfora

Para los más pequeños

Yo grande, tú pequeño, Lilli L’Arronge, Buenos Aires, Santillana. 2015
Ideal para la primera infancia, el libro está deliciosamente impregnado con los avatares de ser adulto, con lo que implica de amor, contención, paciencia, responsabilidad; y con el “oficio” de ser niño, que consiste básicamente en jugar y explorar el mundo.

La niña y la gata, Lilia Lardone. Claudia Legnazzi
Córdoba, Comunicarte. Colección Bicho bolita. 2007
Libro-álbum de catorce poemas que nos describen momentos compartidos entre la pequeña Julia y su gata traviesa, Humi. Los pequeños lectores podrán adentrarse al mundo poético con deleite, descubriendo onomatopeyas, palabras juguetonas e imágenes cargadas de ternura.

Para los que ya leen solos

¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa?
Raquel Díaz Reguera, Barcelona, Thule. 2015
Carlota está harta de ser una princesa rosa. Quiere probar otras experiencias que no sea besar sapos o encontrar príncipes azules. Interpela a los adultos, padres, hada madrina: ¿por qué no puede buscar aventuras, experimentar colores, viajar, correr, jugar y brincar?

Mur, Iris Rivera – Tania de Cristóforis, Buenos Aires, edebé. 2016
Aunque no se emplea esta palabra, Mur es una bruja. A través de las páginas de este libro-álbum, acompañamos sus recorridos por interminables escaleras, su descenso por casas debajo de otras casas, en una suerte de laberinto que nos llevará hasta el caldero de misterioso contenido.

El corazón de Marión, Mariela Kogan – Elissambura
Buenos Aires, Gerbera Ediciones. 2016
Puede leerse como un relato clásico del tipo aventura del héroe-viaje con pruebas difíciles-regreso. O como una historia romántica en la que el protagonista -venciendo el miedo- atraviesa por una serie de peripecias para alcanzar el corazón de la persona amada. Sólo temporalmente (¿acaso no es así siempre?). Pero el viaje valdrá la pena.

El rey que no sabía soñar, María Cristina Ramos – Ilustraciones de Eugenia Nobatti, Buenos Aires, edebé. 2016
El rey envidia a la reina porque ella sueña y convierte las imágenes oníricas en hermosas pinturas. Los consejos del mago no serán útiles hasta que la reina le cuenta a su esposo un cuento, que no es otro que El príncipe feliz, de Oscar Wilde.

Secretos de sal descubiertos en Mar del Plata, Andrea Chulak y Mónica López – Ilustraciones de Verónica Delacroix, Mar del Plata, Edición de autor. 2015
Una serie de cuentos, algunos poemas y -a modo de bonus track- un “Diccionario de bolsillo para marplatenses y turistas”, en el que se juega con palabras que empiezan con “mar”. Los cuentos alternan la documentación histórica (¿sabrán los lectores que en la playa Bristol hubo una vez camellos?) con la fantasía: los cisnes del parque Camet estarían ocultos en un lugar altamente sospechoso y uno de ellos escondería -a su vez- un dudoso secreto familiar.

Para lectores en carrera

Cuando estamos juntas, María Wernicke, Buenos Aires. Calibroscopio. Colección Líneas de arena. 2016
En este libro-álbum la ilustradora y escritora María Wernicke nos muestra de manera poética la relación entre una adolescente y su madre, una obrera textil, que lucha por sus derechos.

La línea, de Beatriz Doumerc y Ayax Barnes, Buenos Aires, libros-álbum del eclipse. 2015
Blanco sobre negro y una línea roja que juega permanentemente. No se cuenta una historia, sino que de un modo más bien poético se exhorta a los lectores a romper la cáscara que encierra a cada individuo para así poder construir un nosotros.

Obvio, de Istvansch, Buenos Aires, edebé. 2016
Obvio está compuesto por un conjunto de textos instructivos dirigidos al lector, titulados, por ejemplo: “Ubíquese”, “Observe”, “Sorpréndase”. Un poco a la manera de las “Instrucciones para…” de Cortázar, estos textos también apuntan a desmontar un acto cotidiano, repetido y automatizado, es decir, obvio: leer/mirar un libro.

Rosa blanca, Cristophe Gallaz-Ilustraciones de Roberto Innocenti, Salamanca, Lóguez ediciones. 2012
Rosa Blanca es una niña que vive en una pequeña aldea alemana durante el nazismo en el poder. Su vida cotidiana comienza a alterarse hasta que en un claro del bosque cercano descubre un campo de concentración.