Reflexiones sobre el Gueto de Gaza
La cárcel a cielo abierto más grande del mundo
Una familia palestina camina entre los escombros después de los ataques aéreos israelíes en el barrio de Tel al-Hawa, en la ciudad de Gaza. Foto: EFE | Mohammed Saber.
Por Fernando Martínez Delfino
En estos días nos vinieron a la mente los sufrimientos de los 400 mil judíos que vivían en Varsovia en el mes de noviembre de 1940.
Allí, en la zona urbana de la ciudad y en una superficie no mayor del 2,4 % de la misma, los nazis, ocupantes del país, crearon una zona de obligada residencia de los judíos que se denominó gueto, donde se debieron hacinar todos los judíos de esta y los traídos de otros lados por los alemanes.
En el gueto vivían sólo judíos y no tenían libertad para salir del mismo. En los casi 3 años que duró el gueto, murieron en el mismo 350.000 personas, fundamentalmente por hambre y enfermedades, dado que los nazis sólo entregaban alimentos equivalentes a 184 gramos de calorías diarias para cada judío, mientras que a los polacos les
suministraban 1.800 y a los alemanes 2.400.
Con raciones alimenticias equivalentes al 10 % de lo entregado a los residentes no judíos, era de esperar que el paso del tiempo produjera un genocidio silencioso. Las generaciones posteriores a la II guerra mundial se han conmovido con los relatos de los sufrimientos habidos en el interior del gueto y muchos suponíamos que ello no iba a volver a
suceder en el mundo, pero parece que nos equivocamos.
Los antecedentes cercanos
El pueblo palestino habita en la actualidad un territorio mucho menor que el establecido al finalizar el mandato británico que se hizo cargo de este a raíz de la disolución del imperio otomano que gobernada en esas tierras hasta el fin de la I guerra mundial.
Asombra ver en los medios de comunicación, mapas que ilustran el robo de territorios palestinos por parte de Israel. La creación del Estado de Israel resuelta por las Naciones Unidas en el mes de mayo de 1948 sin consulta previa a los palestinos que la habitaban desde hace milenios dicho territorio, dio inicio de inmediato a una sucesión de conflictos políticos y militares a lo largos de los últimos años que lo único que ha logrado es ir arrebatando territorios a la población nativa palestina y agrandando el estado israelí.
En la actualidad, el pueblo palestino “sobrevive” en dos áreas del territorio original del mandato británico. La denominada Cisjordania (de este lado del río jordán), con una superficie de 586 km 2, una población de 3 millones de habitantes y una densidad de 5.600 habitantes por kilómetro cuadrad, donde reside la Autoridad Nacional Palestina (ANAP) reconocida como tal por las Naciones Unidas y por muchos países del mundo, incluido el nuestro. La denominada Franja de Gaza, limitada por Israel, Egipto y el mar mediterráneo, tiene 41 kilómetros de largo, 6 / 8 de ancho y una superficie de 45 kilómetros cuadrados. Su población estimada es de 1,5 millones de personas y tiene una densidad de 33.000 habitantes por kilómetro cuadrado.
Utilizando la vieja técnica de divide y reinarás, Israel y las potencias occidentales han logrado tener el territorio palestino dividido en dos partes con autoridades políticas diferenciadas.
En Cisjordania, gobierna la ANAP, siendo un gobierno de carácter laico y es el lugar donde se encuentran las representaciones diplomáticas extranjeras que reconocen al estado palestino.
La Franja de Gaza es gobernada actualmente por Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica) y es uno de los grupos islamistas nacidos en la primer Intifada del año 1987.
Con el paso de los años, el mismo se definió como organización política y paramilitar yihadista, nacionalista e islámica, vinculada con el grupo de los Hermanos Musulmanes de vasta actuación en la zona.
Desde el año 2006 HAMAS gobierna esta zona luego de expulsar de la misma a la dirigencia de la ANAP. Dicha división fue fomentada en su momento por los EE. UU, los países europeos e Israel para dividir el poder político que tenía la ANAP desde el inicio de la lucha por la independencia de Palestina.
La Franja se encentra desde hace varios años amurallada por toda la zona terrestre y limitada en su sector marítimo por parte del gobierno de Israel, teniendo solamente dos puntos de acceso con Israel (Erez en el norte y Rafeli en el sur) por donde ingresas el 100 % de los combustibles, alimentos, medicinas y mercaderías en general para la vida de su población. Su enfrentamiento político y militar con Israel, su anterior auspiciante, ha hecho que la zona se haya convertido en un nuevo gueto, caracterizado por la segregación (apartheid) de la población palestina y la búsqueda de su expulsión total de toda la franja.
Es lamentable que los representantes políticos de las víctimas del gueto de Varsovia (el estado de Israel) se hayan transformado hoy en día en los victimarios de los palestinos. Debe quedar claro que no se debe confundir las políticas del actual gobierno ultraderechista de Israel con la opinión de todo el pueblo israelí.
Es muy conocido a nivel mundial el trabajo de muchos habitantes de Israel por convivir pacíficamente con sus hermanos palestinos. Lamentablemente, hoy en día son minoría.
La situación actual
La respuesta del estado de Israel durante los últimos años a los ataques de la organización paramilitar HAMAS, ha sido calificada internacionalmente como desproporcionada, debido a que castiga a la población civil de forma indiscriminada, asumiendo que todo habitante de la Franja es un terrorista en potencia, sin importar si son niños, mujeres o ancianos.
La represaría israelí a un nuevo ataque del grupo Hamas ha mostrado al mundo la ferocidad con que gobierno de ultraderecha de Israel trata al pueblo palestino en la zona de Gaza. Una vez más, el recuerdo del gueto de Varsovia nos trae hoy en día a Gaza.
Las imágenes de los misiles israelíes destruyendo viviendas y hospitales es desgarradora y ninguna persona de bien debe dejar de tomar partido por las víctimas. La Franja de Gaza, con el bloqueo económico que sufre en forma permanente por parte de Israel, se ha convertido en la cárcel a cielo abierto más grande del mundo.
Las recientes restricciones por parte de Israel al ingreso de alimentos a la zona, nos hace recordar los 184 gramos de calorías que los nazis le suministraban a los habitantes del gueto de Varsovia. La comparación no es antojadiza, sino que es el reflejo actual de una tragedia pasada.
Para poder entrar a la Franja debe requerirse un permiso al gobierno de Israel y para salir de allí para trabajar en Israel, los palestinos podían hacerlo en una cantidad máxima de 20 mil personas diarias, hoy reducidas significativamente.
Una vez más, Israel y las potencias occidentales que lo apoyan, creen que la solución al problema palestino es de tipo militar. Se siguen equivocando y debido a que continúan teniendo concepciones geopolíticas arcaicas y mesiánicas, se niegan a reconocer, como ya lo resolvió las Naciones Unidas, la necesidad de establecer dos estados simultáneos, uno israelí y otro palestino.
Para finalizar estas reflexiones, cabe decir paren de matar a civiles inocentes. Que retome la precaria paz existente hasta hace unos días y que la comunidad internacional presione para lograr la convivencia pacífica entre ambos pueblos.