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La Ciudad 5 de julio de 2018

Realizan obras para restaurar la estructura edilicia de la Catedral

Impermeabilizan las terrazas. Es para que la humedad no pase al interior del templo, deteriore los materiales y haya riesgo de desprendimientos. Esperan juntar fondos para seguir con la parte de adentro.

Las obras comenzaron hace poco más de dos meses gracias al aporte de empresarios locales.

Por la antigüedad del templo y por el clima de Mar del Plata, la Catedral debería ser sometida a restauraciones edilicias en forma permanente, según cuentan en el Obispado. El inconveniente es que no siempre se juntan los fondos para encarar los trabajos.

Hace poco más de dos meses hubo una oportunidad. Empresarios locales realizaron donaciones que permitieron poner en marcha una obra necesaria para evitar desprendimientos en el interior de la iglesia: la impermeabilización de las terrazas.

“Es una obra que se realiza por afuera. Sacan el revoque que tiene arriba, rompen, se hace a nuevo. También se hacen todos los desagües y la zinguería para que la humedad que está en las terrazas no pase adentro”, explica a LA CAPITAL el presbítero Ariel Sueiro, cura párroco de la Iglesia Catedral.

Cuando la humedad se filtra, el riesgo de desprendimientos crece. Por eso en el interior hay mallas que protegen a los feligreses. “La gente pregunta por qué están esas redes, si es por las palomas, pero no: la única forma de utilizar la Catedral para que la gente esté protegida es con esas redes”, cuenta Sueiro.

El padre sostiene que la Catedral es un edificio que “todo el tiempo presenta problemas de estructura” debido a que “está cerca del mar y tiene más de 100 años”. “El desgaste es por el clima. Si mirás los vitrales, los que están hacia el sur están más castigados que los del otro lado, por el salitre del el mar y el viento sur”, señala.

Sueiro anhela que “la segunda etapa de la obra” que ejecuta la empresa Coarco se pueda llevar a cabo. La idea es continuar con la parte interior. “Para eso tendríamos que recaudar más colaboraciones”, comenta. Y no descarta ese apoyo porque, “más allá de que sea de los católicos, la Catedral es muy importante para el turismo; es un monumento de Mar del Plata”.

La última restauración importante de este ícono arquitectónico de la ciudad, cuya construcción original se realizó a partir de 1893, se remonta a 2010.

Financiadas por el gobierno nacional, la obra incluyó la recuperación de sus cuatro fachadas originales, ubicadas sobre las calles San Martín, Rivadavia, Mitre y el Pasaje Catedral.

Las tareas fueron coordinadas por la Dirección Nacional de Arquitectura (DNA), dependiente de Presidencia de la Nación, y también estuvieron a cargo de Coarco.

Por posibles desprendimientos, en el interior del templo se mantiene la malla blanca.

Por posibles desprendimientos, en el interior del templo se mantiene la malla blanca.

Historia de un templo

La historia de la Catedral tiene como año simbólico 1893, en el que se colocó la piedra fundamental. Pero la construcción, financiada con donaciones de marplatenses y familias porteñas que veraneaban en la ciudad, se extendió durante 20 años. El terreno donde se ubicó fue cedido en forma conjunta por el empresario Pedro Luro y el fundador de Mar del Plata, Patricio Peralta Ramos. De allí surgió el nombre: San Pedro, por Luro, y Santa Cecilia, por Cecilia Robles, esposa de Peralta Ramos.

El arquitecto Pedro Benoit, que había intervenido en la Catedral de Buenos Aires y dirigido la de La Plata, fue convocado por su amistad con Santiago Luro, uno de los hijos del matrimonio fundador, para dirigir la obra asociado al arquitecto Emilio Coutaret. La primera misa fue oficiada el domingo 28 de febrero de 1897.

En los primeros meses de 1928 llegaron a la ciudad –procedentes de Francia– Clara, Ercilia, Ernestina, Inés y Josefina, cinco campanas que llevan los nombres de sus donantes. Se coronaba así un largo proyecto iniciado en 1892 con la constitución de una comisión “pro templo” que al año siguiente colocó la piedra fundamental.

De estilo neogótico y compuesto por tres naves, el templo abarca una superficie de 1.360 metros cuadrados. Si se descuentan los espacios ocupados por las columnas, altares, confesionarios y pórticos, queda una superficie libre de unos 850 metros cuadrados aptos para alrededor de 800 fieles.