En silencio, Quilmes prácticamente cerró el armado para su participación en la próxima Liga Argentina de Básquetbol. El club “tricolor” oficializó la llegada del alero estadounidense Blake Marquardt, de buenas actuaciones en la última Liga Argentina jugando para Del Progreso de General Roca.

Marquardt, que enfrentó a la formación de Manuel Gelpi en el último torneo, es un tirador de 1,93 metros y 23 años, que se destaca por su prolijidad y precisión en el lanzamiento. En veinte partidos en el conjunto del Alto Valle, el perimetral blanco promedió 15,8 puntos (85% en libres, 51% en dobles y 41% en triples), 2,5 rebotes y 1,1 asistencias en casi treinta minutos por juego.

Días atrás Quilmes había cerrado acuerdo para sumar al ala-pivote Nicolás Bravo, ex Centro Español de Plottier, un joven ala-pivote que promedió para los neuquinos 7,7 puntos y 3,6 rebotes en casi dieciocho minutos por partido. Ocupará ficha Sub 23 y viene a préstamo por un año con opción de compra.

Así las cosas, el plantel cuenta entonces con los bases Facundo Gago y Darío Skidelsky, el ayuda base Raúl Pelorosso, el alero Blake Marquardt y los ala-pivotes Nicolás Bravo y Jeffrey Merchant. Pero tiene un par de jugadores más prácticamente confirmados.

El propio presidente Jorge Unzué reconfirmó el acuerdo de palabra con el alero Francisco González, también ex Centro Español de Plottier (desistió de seguir en la competencia, al igual que Petrolero Argentino de Plaza Huincul), y adelantó que el pivote estadounidense Khalil Fuller está “apalabrado” para sumarse al equipo.

Fuller es un centro de 2,07 metros y 23 años, egresado este año de la California State University San Marcos. En sus últimas dos temporadas promedió 13,5 puntos y 8,5 rebotes. Previamente lo había hecho en North Texas University y en Rancho Verde High School (en su Moreno Valley natal) en su etapa de high school. Es hermano de Kyle Fuller, integrante del famoso equipo juvenil de Paulistano que disputó hace un año y medio la final continental de las Ligas de Desarrollo argentina y brasileñas ante Peñarol.

Con González y Fuller, el equipo de Quilmes está prácticamente cerrado. Sólo falta una ficha mayor y la intención es que la ocupe el experimentado pivote Alejandro Reinick.”Pretendemos que se quede. Pero quisiéramos saber desde cuándo y cómo se va a jugar antes de arreglar”, sostuvo el presidente Unzué.

El directivo, además, sostuvo que pidió en la AdC que Quilmes juegue como local en su gimnasio, el “José Martínez”. “Hay una intención de jugar todos contra todos y viajando, pero oficialmente, no hay formato ni fecha de comienzo, más allá del comunicado que acordaron en los últimos días la CABB y la Asociación de Jugadores. La única certeza que nos dieron es que va a jugarse sin público. En consecuencia, a raíz de esta situación excepcional, resolvimos pedir jugar en nuestra cancha. Para nosotros sería muy importante y representaría un gran ahorro”, confirmó.

Quilmes, además de la aprobación de la AdC, necesita la habilitación municipal para jugar como local en su sede social. “Hace tiempo que la estamos gestionando a través de Inspección General. Ya tuvimos varias inspecciones e hicimos las mejoras que nos pidieron. Colocamos las puertas anti-siniestrales y mejoramos los vestuarios. Lo único que no pudimos hacer fue cambiar el piso, pero entiendo que no va a haber inconvenientes para que habiliten nuestra cancha”, amplió Unzué.

El presidente, por último, confirmó que se está negociando con Mariano Rodríguez para que continúe como asistente de Manuel Gelpi, el entrenador principal. El otro asistente será Imanol Hernández, hijo del DT de la Selección y ahora del Casademont Zaragoza, quien además ya comenzó a trabajar a través de Zoom con los U19 del club. La otra incorporación al staff de entrenadores quilmeños será Mariano Pinto, quien hasta el final del último Regional condujo al equipo de primera de Sporting de esta ciudad. El cuerpo técnico de la Liga Argentina lo completará, una vez más, el preparador físico Sebastián Maffia.