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Opinión 9 de agosto de 2017

¿Quién le teme a Marcel Duchamp?

por Alicia Velazco

Tratar de comprender el arte contemporáneo  y no aludir a Marcel Duchamp sería una tarea imposible.

¿Quién fue, o, mejor dicho quien es, este artista e intelectual, que logró con un solo gesto corrernos del lugar desde donde siempre miramos el arte?

Como muchos de ustedes deben saber este revolucionario del arte, tomó un mingitorio, lo llamó FUENTE, y lo presentó en La Sociedad de Artistas independientes en 1917, firmándolo con él seudónimo Richard Mutt, la obra fue rechazada por sus colegas del jurado, de quien él formaba parte.

Con este gesto puso las bases de las neovanguardias como el Pop, los hapenings, las performances, el arte conceptual, la instalación, es decir de las artes” expandidas”, más allá de lo pictórico.

El mingitorio o más bien el mingitorio devenido en Fuente, que no es lo mismo, es para muchos el objeto artístico del siglo XX,  esto conlleva a la siguiente cuestión: ¿por qué?

Yo creo que el arte del siglo XX y obviamente el del XXI no puede entenderse sin una teoría del arte, ver algo como obra de arte exige la base de una teoría artística.

Hasta las vanguardias el arte reflejaba la realidad como una ventana de vidrios bien transparentes, heredero de criterios de belleza renacentistas, lo importante era ver la representación no el vidrio a través del cual se la miraba, lo que las vanguardias hicieron es obligarnos a verlo, es decir ver la teoría detrás de la representación, apelando al error voluntario (desproporción, desequilibrio etc.,) nos llamaron la atención sobre el hecho mismo de la representación, pero fueron mas allá , repudiaron a la belleza , principal objetivo de el Dadaísmo, llamada por Danto, la Vanguardia Intratable. Separando arte y belleza, éste ya no tenía la obligación de ser bello, sí la opción.

Desligados de este peso, fueron por más, introdujeron el objeto, el Ready made  y con ello el concepto.

Duchamp realiza la transfiguración de un objeto banal en una obra negadora  del arte, solo porque él quería que así fuese. Al quitarle al objeto su funcionalidad y su contexto habitual, lo transfrmó en una obra sin utilidad, transmisora de un nuevo concepto, este hecho nos pregunta ¿Qué es el arte, quien dice que una obra es artística y otra no? Basta la afirmación del autor?,¿ basta el contexto institucional?.. Estas son preguntas que nos seguimos haciendo y a pesar del gesto negador de Duchamp, hoy su teoría estética es cada vez más afirmada y aludida.

Duchamp señala el camino de las diferentes interpretaciones que un objeto puede tener, pone la piedra basal del arte conceptual, libera al arte de la búsqueda de belleza y luego cuando según él no tiene más ideas se retira a jugar tranquilamente al ajedrez.

El arte como “totalidad intensiva”,(Lukacs,) es creador de metáforas que nos ayudan a reconocernos en nuestro propio existir en un determinado tiempo y espacio, comprender el gesto de Duchamp (muy anticipatorio por cierto) es comprendernos como habitantes de lo que Lipovetsky llama “la era del vacío” y Baunmann la “modernidad líquida”.

“Mentir para decir la verdad” dijo Aristóteles, el arte como concientizador, como creador de nuevos conocimientos….

El debate está abierto…

(*): La autora es  especialista en Historia del Arte e Historia del Diseño.

 



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