Por José Luis Stella

El dinero cumple tres funciones: 1) medio de cambio: sirve para hacer transacciones, cobros y pagos;  2) depósito de valor: mantenerlo me permite que no pierda poder de compra; 3) unidad de cuenta: los precios de los bienes se expresan en una moneda, así  se “miden”  y puedo comparar su “valor”.  Por el momento las criptomonedas no son dinero porque satisfacen parcialmente las funciones enunciadas,  pero lentamente avanzan en dirección de cumplirlas plenamente y se encaminan a ser dinero pleno en el futuro.

Una criptomoneda es una divisa digital, no existe físicamente, no hay monedas ni billetes “reales”, todo es en línea, por tanto son “dinero virtual” y su precio se determina por la oferta  y la demanda.  La oferta es predecible, es limitada no por un gobierno, ni por un banco, sino por sus creadores que diseñaron  algún sistema o algoritmo para ese fin.  La demanda en cambio, es más incierta.  Los demandantes se basan fundamentalmente en la confianza.

Cuando Elon Musk, (CEO de Tesla)  anunció en un tweet en febrero de 2021 que había comprado 1.500 millones de dólares en bitcoin y que los aceptaba en la venta de sus autos eléctricos, se disparó el precio de la criptomoneda y cuando unos meses después el mismo Musk cambió de idea,  el precio se desplomó un 15%.  En junio la Comisión de Reforma y Desarrollo Provincial de Sichuan (China) emitió un aviso, a las compañías eléctricas locales para que dejen de suministrar energía de inmediato a los proyectos de minería de criptomonedas ordenando que “revisen, limpien y pongan fin” a las operaciones mineras y  volvió a desplomarse su precio.  Estas posturas por parte de Musk (una de las personas más ricas del mundo) o China (una de las mayores economías del mundo)  influyen en el precio.

Esto hace que las criptomonedas sean un activo financiero muy volátil, por ende si se coloca dinero en ellas hay que tener nervios de acero.   Cuando aumenta la demanda su precio sube. Con respecto al bitcoin alcanzó en diciembre de 2017 los USD 19.600 un año después estaba a USD 3.000 y en abril de 2021 estaba a USD 64.800, para el 25 de julio situarse en USD 34.570 y hoy  26 de julio USD 38.617 con un aumento del 12% en un día, explicada su variación por el rumor que Amazon la aceptaría en sus plataforma.

La volatilidad de las divisas digitales es  mayor que las alzas y bajas  de monedas tradicionales  como dólar,  euro, yen.  La diferencia es que el precio, como no hay ningún organismo que las controle, sube y baja en relación a cómo se mueve libremente el mercado.  Mientras que los bancos centrales de los países al controlar la emisión, funcionan como amortiguadores de las fluctuaciones de su moneda.

1. ¿Cuáles son las criptomonedas más relevantes?: Entre las más importantes está: Bitcoin (BTC), Ethereum (ETC), Binance Coin (BNB), Cardano (ADA), Dogecoin (DOGE), Tether (USDT) y XRP (XRP).

Bitcoin (BTC) fue creada en 2009 por una persona o personas desconocidas bajo el alias de Satoshi Nakamoro, (hasta el día de hoy es un misterio quien fue su creador) y utiliza  la tecnología blockchain, (cadena de bloques en español), que es una especie de libro contable en donde se registran las transacciones realizadas y funciona con el sistema “peer to peer”.

La tecnología blockchain no solo se utiliza con las criptomonedas, en Argentina por ejemplo  Carrefour incorporó blockchain en sus cortes de carne para  conocer la trazabilidad,  el recorrido del producto desde su origen hasta las góndolas.

No todas las monedas de BTC están en circulación y los nuevos BTC son generados por un proceso descentralizado y complejo conocido como «minado». Para el minado de BTC  se utilizan computadoras para resolver complejos problemas matemáticos (pruebas de trabajo), proceso que ha generado preocupación por su impacto ambiental.  Anualmente BTC consume más electricidad que Argentina y deja una huella de carbono comparable a la de Suiza, por lo que la huella ambiental detrás del minado de criptomonedas despierta preocupación entre los ecologistas y podría condicionar su futuro.

Ethereum (ETC), también conocida como ether, es la segunda mayor moneda digital,  fue creada en 2013 por Vitalik Buterin, un programador ruso-canadiense de 27 años que se especializó en llamados “contratos inteligentes”.  Hoy está desplazando a BTC del reinado de las cripto.

Binance Coin (BNB) es la tercera criptomoneda más grande según datos de CoinMarketCap. Changpeng Zhao fundó Binance en 2017 en China para después mover su sede a Malta, tras la creciente regulación de criptomonedas en el país asiático. Se puede usar para pagar las tarifas dentro de la plataforma Binance Exchange y también para intercambiar con otras “cripto”.

Cardano (ADA) está en el cuarto lugar de las criptomonedas, lleva el nombre de Ada Lovelace en honor a una matemática del siglo XIX reconocida por ser la primera programadora de computadoras. Esta criptomoneda utiliza una plataforma abierta de blockchain que es supervisada por la Fundación Cardano que fue creada en 2015 por el cocreador de Ethereum, Charles Hoskinson.

Dogecoin (DOGE) es «la divertida y amigable moneda de Internet», como la autodefine su sitio Web.  A diferencia deBTC, que ha fijado en 21 millones la cantidad de monedas disponibles en el mercado, dogecoin cuenta con 129.000 millones de monedas virtuales en circulación y cada año pondrá a disposición nuevos bloques de monedas para minar cada año. Su cantidad (oferta) es una de las razones por las que dogecoin se valora en aproximadamente 40 centavos de dólar, mientras que un BTC vale 38.617 dólares (26-07-2021).

DOGE fue creada como una broma en 2013 por los ingenieros de software, Billy Markus y Jackson Palmer.  En este año, el valor de DOGE se disparó más del 7.800% y está sujeta a una volatilidad extrema.

La cantidad de criptomonedas que existen en el mundo suman más de siete mil, sin embargo sólo sobrevivirán aquellas en que los agentes económicos confíen.  Se trata de la moneda del futuro, por sus ventajas, sin embargo recién presenciamos sus lanzamientos.  Ya se habla de la “Universalidad de la moneda”  porque se pueden utilizar en todo el mundo teniendo en cuenta que no dependen de los gobiernos ni de los bancos centrales.

2. Usos de estas monedas: El creciente interés de grandes inversores e individuos en comprar BTC ha aumentado en los últimos años. La adopción generalizada de las “cripto” ha crecido y gracias a la pandemia de covid-19 se ha acelerado, ya que son vistas como un activo financiero para protegerse contra la inflación en tiempos de incertidumbre económica. En los países en que la moneda local pierde su valor por efectos inflacionarios BTC gana terreno.  El pasado 5 de junio el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció sus planes de convertir a la nación en la primera del mundo en adoptar formalmente la cripto como moneda de curso legal.

Con el desarrollo de aplicaciones que permiten comprar y vender BTC en forma instantánea desde el celular, la adopción de las “cripto” se ha intensificado. Las “cripto” principales han seguido una curva ascendente en su precio, pese a las permanentes advertencias de autoridades que aseguran que la divisa es una burbuja que estallará en cualquier momento.

Cada día se amplía más la utilización de estas monedas.  Mastercard, Bank of New York Mellon y otras compañías decidieron facilitar las transacciones de sus clientes en “cripto”. Además, grandes fondos han invertido en divisas digitales.  A esa ola se sumó la empresa de pagos electrónicos Venmo —plataforma de pago de PayPal— al anunciar en marzo un nuevo servicio que le permitiría a los clientes comprar productos de millones de vendedores en el mundo utilizando criptomonedas como bitcoin, litecoin, ethereum y otras.

Los organismos de vigilancia financiera se enfrentan a serias cuestiones: ¿Cómo pueden garantizar que las criptomonedas no se utilicen para el blanqueo de dinero, en la compra de armas, droga o la financiación del terrorismo? ¿Cómo protegen a los consumidores de las estafas u otros engaños? ¿En qué momento las grandes criptomonedas comienzan a causar un riesgo sistémico para los mercados de activos tradicionales?.

La gente podría usar “cripto” para hacer pagos rápidos y para evitar los cargos de transacción. En nuestro país por ejemplo se evita el impuesto al cheque sin necesidad de utilizar efectivo.

Santiago Siri emprendedor argentino radicado en España lanzó un protocolo llamado Proof of Humanity (Prueba de Humanidad) dirigido a un “ingreso básico universal” (UBI) con la criptomoneda ether, para asistir a gente pobre sin ningún intermediario, sin gobiernos y sin punteros que según el propio Siri “se atribuyen la voz de personas a la que explotan”. La renta básica universal es necesaria y  en el futuro más aún en la medida que la robotización desplace  a gente de su trabajo en forma creciente.

3. Cómo funciona: Cada BTC contiene un código que se almacena en una “digital wallet” o billetera digital, en un celular o en un computador, con “llaves privadas”. Las personas pueden enviar o recibir BTC (o partes de un BTC) de otros individuos o empresas. No estás obligado a comprar un BTC completo, puedes adquirir solo una parte. El BTC y cada una de las monedas digitales funcionan con su propio algoritmo, el cual permite gestionar la cantidad de nuevas unidades que se emiten cada año.
4. Cómo se consigue un BTC: Se pueden comprar BTC (o una porción) usando dinero. Se bajan aplicaciones en los teléfonos que permiten comprar el BTC usando los fondos de una cuenta bancaria.

O pueden obtenerse como recompensa a través de un proceso conocido como la minería de BTC. Los mineros (se dedican a esta actividad) trabajan con computadores muy poderosos que operan a través de un sistema automático de recompensas que premia a las personas que confirman las transacciones de los usuarios que conforman la red descentralizada.

5. Cuál es el riesgo: El principal riesgo es que se trate de una burbuja financiera que termine dejando en la ruina a todos los que depositaron su “dinero real” en una moneda virtual que no tiene respaldo de ninguna institución. De la misma manera en que nadie es “dueño del BTC”, tampoco nadie es responsable. Uno de sus más acérrimos críticos es el reconocido economista Nouriel Roubini, quien se refiere al BTC como “shitcoin” (una especie de moneda de mierda).

Y si la empresa que almacena BTC pone fin a sus operaciones o sufre un ataque informático,  lo más probable es que el dinero desaparezca como el humo.  No hay garantías. Por eso, dicen los expertos, quien invierte en BTC tiene que estar dispuesto a perder su dinero en caso que las cosas salgan mal.

En el caso de las tarjetas de crédito y débito tienen protecciones legales. Por ejemplo, si tiene que disputar una compra, la compañía de su tarjeta de crédito tiene un proceso para ayudarlo a recuperar su dinero. Los pagos con cripto son irreversibles. Una vez que usted paga, solo puede recuperar su dinero si el vendedor se lo envía de vuelta.

6. Comentarios finales: Debemos aprender nuevos términos como: criptografía, cadena de bloques, hash (que si bien su traducción sería “picadillo” se trata de un identificador de datos), prueba de trabajo, billetera digital, mineros y minado, bloques, sistema descentralizado, la tecnología avanza a pasos agigantados y supera para la gente común la posibilidad de aprendizaje y comprensión.

Las cripto tienen ventajas: entre otras, los pagos se formalizan en forma instantánea, no existen intermediarios,  por ende las transacciones se realizan de una persona a otra, cualquier operación se puede realizar desde un celular, desde cualquier país contando con internet,  ofrece privacidad, mínimo costo de las transacciones, lo cual las hace cada vez más populares.

La cuestión ambiental  es preocupante por la utilización necesaria, pero excesiva de energía en los procesos de minado. Por tal motivo se podrían tomar medidas que modifiquen la continuidad de estos sistemas, por ende es difícil aconsejar invertir en ellos.  Ahora son una moda y vuelvo a la idea de que quien coloca dinero en cripto tiene que estar dispuesto a perder si ocurre alguna situación extraordinaria fuera de su control.

(*): Profesor de Economía. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.