“La Libélula” hará solo cuatro funciones en esta temporada. El reestreno de esta comedia que se vale del grotesco para contar la historia, será este jueves 14 a las 21 en el teatro El Telón. Las siguientes presentaciones serán el 28 de enero y el 11 y 25 de febrero.

“El teatro es esencial para recuperara una sociedad tan castigada” reconoció Paula Calleja “Pula” la actriz y directora de este texto de Patricia Suarez, que cuenta con las actuaciones de Florencia Demarchi y Diego Romero y el coaching actoral de Yamila Di Cianni.

La obra abra de dos amantes en los años 50 en un pueblo de provincia. Fina una mujer soltera, enfermera y creyente. Octavio empleado del correo, con el sueño de ser rico y concretarlo con su amada.

Ambos apasionados, crédulos y disparatados, con la ilusión de vivir un amor para toda la vida, transitan una convivencia no tan ideal…

– ¿Cómo fue, después de tantos meses sin subir al escenario, reencontrarse, volver a ensayar La Libélula?

– Fue con mucha alegría. Nos juntamos primero para charlar y decidir qué hacer, cómo arrancar de nuevo después de tanto parate. Pensamos la posibilidad de filmarla para subirla a una plataforma porque ante tanta incertidumbre de no saber cuando podríamos volver a un escenario con publico era la única posibilidad. Hasta que se definió que iba a haber temporada y empezamos con los ensayos presenciales, con todos los cuidados correspondientes. Siempre es un placer volver a actuar y en este caso a dirigir, reencontrarnos con esa magia tan particular y única.

– ¿Qué marcaste, desde la dirección, para potenciar, reafirmar, en este regreso?

– Trate de usar el distanciamiento social a nuestro favor y blanquear ciertas situaciones de mucho contacto, de manera de poder mantener cierta distancia entre los personajes.

Flor y Diego tienen mucho trabajo físico durante toda la obra, la verdad es que no paran ni un segundo, algo que yo agradezco porque eso hace al dinamismo que quisimos darle a la puesta. Tengo la fortuna de trabajar con dos actores maravillosos con mucha experiencia arriba del escenario, que proponen y que toman riesgos. Si una persona decide salir todas las noches sin red a un escenario a dar lo mejor de sí es para celebrar. Y ellos lo hacen.

– ¿Son los mismos Fina y Octavio o en estos meses con los actores les encontraron otros matices, otros aspectos para llevar a la puesta?

– Fina y Octavio fueron mutando desde los primeros ensayos hasta que estrenamos ya hace un poquito más de un año en el Teatro Auditorium. En cada función los actores van encontrando matices que hacen que esos personajes estén vivos cada noche. Por supuesto con todo este cambio a nivel social ellos también encontraron desde la actuación un ida y vuelta de emociones. El teatro nos modifica cada vez que decidimos subir al escenario, siempre es distinto, y eso es lo hace único.

– En la obra, el cambio de dinámica -de amantes a convivientes- afecta fuertemente a la pareja. Aunque el texto no tiene nada que ver con la situación actual ¿Se puede hacer un paralelismo, otra lectura?

– La Libélula es una comedia costumbrista que habla de una pareja de amantes en los años 50. Tienen una relación muy cotidiana y particular, ella con una renguera pronunciada producto de la polio y el habla en tercera persona producto de un accidente en la juventud. La obra no habla ni se acerca a una situación actual. La verdad es que podría usarse a favor ya que el personaje de Flor es enfermera y hay un diálogo bastante influyente con respecto a su trabajo pero preferí respetar la historia original que tan bien contada esta por Patricia Suarez, la autora.

Pero creo que así como la pandemia nos obligó a reinventarnos y transformarnos, también ellos logran una nueva faceta escénica y de exploración potenciando aún mas el grotesco que de por sí ya tenían estos personajes.

– ¿Qué ventajas o potencialidades tienen el humor, el grotesco en la situación actual?

– Yo amo la comedia, con humor se puede hablar de los temas mas tremendos y arrancarle una carcajada al espectador, creo que es esencial para sobrellevar este tipo de crisis. El teatro siempre tuvo un papel fundamental en la historia y creo que esta vez no será la excepción. La risa nos salva y nos aleja de una realidad a veces no tan favorable.

Nosotros como actores tenemos la responsabilidad de hacer que el espectador se sumerja en la historia y que por una hora de su vida deje de lado todos sus problemas para disfrutar de la función. Tenemos que ser conscientes que el arte, en este caso el teatro, es esencial para recuperar a una sociedad tan castigada.