General Pueyrredon cuenta con una ordenanza -la 22031- que es tan extensa y puntual como inaplicada. Se refiere a la tenencia de mascotas e incluye numerosas normativas sobre las obligaciones del municipio y de los particulares. Allí puede leerse, por ejemplo, que la Municipalidad debe disponer de un sitio para albergar y atender animales abandonados o heridos. Y establece que en el partido está prohibida la eutanasia de perros y gatos. También se tipifican los canes potencialmente peligrosos -de los cuales debe haber un registro oficial- y los recaudos que deben adoptar sus propietarios, tanto en la calle como en sus propios domicilios.

La misma ordenanza es la que prohibe cuestiones elementales pero olvidadas. Por ejemplo, que los perros estén sueltos o que hagan sus necesidades en la vía pública, entre muchas otras disposiciones.

Jornada de trabajo

Por iniciativa del concejal Mario Rodríguez se llevará a cabo hoy a las 11.30, en el recinto de sesiones del Concejo Deliberante, una Jornada de Trabajo para elaborar junto a las autoridades competentes un plan de aplicación en el Partido de General Pueyrredon de esa ordenanza.

Dicha convocatoria responde a los graves y numerosos conflictos ocasionados en el Bosque Peralta Ramos por propietarios irresponsables de perros que atacan a otros vecinos o visitantes.

La situación llegó a tal extremo que los residentes de dicha reserva forestal consideran que la problemática de los perros con dueño, sueltos en la vía pública, ha tomado el carácter de emergencia sociosanitaria.

Por esa razón, un gran número de vecinos y la Sociedad de Fomento tomaron la iniciativa de buscar soluciones alternativas de simple ejecución, teniendo como base la implementación de la ordenanza municipal vigente.

Un viejo problema

Desde hace décadas, el Partido de General Pueyrredon es afectado por un fenómeno social y sanitario sumamente grave como lo es la sobrepoblación de perros sueltos en la vía pública, ya sean abandonados o con dueño.

El problema es especialmente grave en la reserva forestal Bosque Peralta Ramos, donde existen cientos de perros sueltos, con dueño, sin dueño y con dueños comunitarios, que conllevan serios peligros para los transeúntes y consecuencias sanitarias e higiénicas de gravedad.

Por el específico hábitat del bosque, los perros adquieren un sentido mucho más fuerte de pertenencia y de territorialidad.

Los vecinos han expuesto que es prácticamente imposible caminar por el bosque sin estar sometidos a un alto riesgo de ataque por parte de los canes.

Todos los meses se conocen numerosos hechos de ataques caninos a personas, por lo que cabe recordar que, en el año 2014, un hombre fue atacado por perros, ocasionando su muerte.

La cantidad de perros sueltos ha llevado a la evidente creación de “jaurías” que resultan por demás peligrosas en cuanto a su accionar.

Debe mencionarse que este conflicto también ocasiona serios efectos higiénicos, entre los cuales puede mencionarse, la rotura de bolsas de basura, heces en la vía pública, el contagio de parásitos a niños, etc.