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Opinión 21 de mayo de 2017

¿Psicología para todos?

Por Lucía Maga

“Mañana es jueves..,” “Mañana es jueves”. ¡Qué rápido se pasa la semana!”. Y si, ni yo me había dado cuenta. Las semanas de parciales generalmente implican más tazas de café y menos horas de sueño de las recomendadas; café y cigarrillos, esa es generalmente la fórmula.

Ni hablar si este cuatrimestre cursas materias los jueves. Entonces a la fórmula anterior agréguele estar en el aire, no haber agarrado aún (si, “aún” en mayo) el ritmo que se supone agarramos en marzo con el “comienzo de clases”, pero eso no es el propósito a comentar en esta nota.

El día anterior el grupo de estudiantes había publicado, a modo de parodia, “instrucciones a seguir en caso de cursar/rendir en el 4to piso” que incluia “si prefiriese, agachese cuando se caiga un caño “si el ruido le molesta tome migral” “acariciar al roedor o pájaro de turno” entre otros. Me llamó la atención ya que dos semanas atrás (el 11 hubo paro) yo había vivenciado esto que se parodiaba. La clase, ya de por si dictada en aulas cuya capacidad dista de ser la ideal, que por algún extraño motivo no tienen ventilación por mas que se abran las ventanas y el aire está sumamente concentrado, se vio interrumpida…ruidos extraños que venían de arriba, de las chapas. Parecía que quienes estuvieran trabajando en cualquier momento terminaban ahí en la clase entre nosotros – lo cual no sería un completo disparate de momento que hay partes de cielo raso que faltan. Al rato, quienes se encontraban trabajando ingresaron al pasillo del cuarto piso y comenzaron a laburar ahí, con maquinas cuyo nombre ignoro pero algo bastante parecido a una sierra. Haga uso de esos procesos cognitivos que estudia, trabájelos. Pero no.

Era imposible tener una clase en esas condiciones, de esas que tenes que aprovechar porque a la siguiente es el parcial. Hasta que el profesor tiró un “chicos así no se puede dar la clase vamos…a ver si hay otro aula y si no afuera”. El tema, dado que por supuesto no había aulas, era que hacía frío, había viento, no se podía salir. Por lo que decidimos tener la hora que nos quedaba en un pasillo, en el piso. Lo cómico, o al menos a mi me resultó cómico, fue que vino un chico de Económicas a pedirnos que nos corriéramos porque las cámaras enfocaban que se estaba tapando una “salida de emergencia”. Cerrame la mesa. Me pregunto donde están las cámaras en nuestra “aula 20” (algo así como nuestra aula magna) cuando se dan teóricos, por no nombrar el aula 84. Más de una vez me he planteado que de llegar a ocurrir una emergencia no saldríamos ni la mitad.

Al día siguiente de ese “mañana es jueves”, es decir dos semanas pasadas de ese episodio de clase-pasillo, nuevamente me encontré con gente trabajando en el techo, Cuando de la facultad se trata me viene a la mente la supervivencia del más apto. Es llegar a 3er año sin que te gane el sistema, porque son situaciones diarias que cansan. Tenés que recordarte que es lo que te apasiona (si es que lo es), que es lo que tocó. En este ambiente, hay quienes además de ser estudiantes, son madre, padre, laburante.

Si se quebró un pie, tiene algún tipo de discapacidad o está embarazada, tome el ascensor, si se anima; suele trabarse. En condiciones óptimas se mueve que da la sensación que se salió de carril.

Se implementó en el 2015 (si no me equivoco) el acceso irrestricto en una facultad cuya infraestructura no está preparada y el dinero, como sea que sea el recorrido, no llega a beneficio de los estudiantes, o de los profesores para el caso. Me pregunto, como es tema recurrente en varias clases, ¿Qué puerta hay que tocar? ¿Quién responde por todo esto? Nadie evidentemente. Mientras escribo, leo una nota presentada al decanato el 18 del corriente mes: “frente a las negligencia sistematizada para garantizar las condiciones propicias para cursar en nuestra facultad y poco interés por nuestra integridad física.” ¿Tiene que ocurrir algo trágico para que entonces se tomen medidas señor/a decano/a?

El centro de estudiantes se mueve, eleva notas, pero esas notas no tienen eco. Una cuestión para pensar: la facultad – digo facultad porque me estoy refiriendo al particular caso de psicología – es publica, pero… ¿es para todos?