Luciano Villarreal (29), condenado por el asesinato de una mujer en 2014, volvió a escaparse de la misma forma que lo había hecho a hace un par de años atrás y nuevamente fue recapturado.

Lo asombroso de este episodio es que Villarreal se evadió esta vez aprovechándose del beneficio de salidas transitorias que la Justicia de Ejecución le había otorgado a pesar de que en mayo de 2022 había incumplido su arresto domiciliario y debía continuar purgando el tramo final de su pena en prisión.

En base a los datos surgidos de fuentes oficiales, el pasado 12 de julio, Villarreal se retiró a las 16.55 de la casa declarada hacia la cárcel de Batán. Esa precisión la reveló la actividad monitoreada de su tobillera electrónica, en el marco de las salidas transitorias que le habían permitido tener de acuerdo a la Ley de Ejecución Penal.
Sin embargo, el dispositivo a las 18:03 horas comenzó a reportar que estaba fuera de alcance, constatándose que Villarreal había cortado el sistema de pulsera para evadirse.

Ante ello, el personal de la comisaría octava comenzó a realizar una serie de tareas investigativas mediante las cuales establecieron que Villarreal se encontraba escondido en un domicilio de Batán. Finalmente en las últimas horas la policía lo localizó y lo recapturó mientras se encontraba en las inmediaciones de la vivienda sospechada.

A principios del mes de mayo de 2022, cuando cumplía arresto domiciliario en una vivienda particular, Villarreal lo quebrantó, pero la policía lo detuvo en la zona del barrio Fortunato de la Plaza. Desde allí fue conducido a la Unidad Penal N°15 de Batán al serle revocada la prisión domiciliaria y se la “cambió” por un régimen semiabierto con salidas transitorias. En ese contexto, volvió a escaparse.

Ahora, tras su recaptura, se analiza la manera en la que Villarreal cumplirá los casi 5 años que le restan de condena.

El brutal crimen de Sotelo

El 2 de febrero de 2014 el barrio Belgrano vivió quedó conmocionado por el brutal asesinato de Delicia Del Valle Sotelo: a la mujer, de 63 años, tres delincuentes la habían sorprendido, ingresaron a su casa de 12 de Octubre al 10.900 para robarle y la ataron, golpearon y la asfixiaron hasta la muerte.

Los efectivos policiales de la comisaría decimoprimera -con jurisdicción en el lugar- arribaron rápidamente y detuvieron a los asaltantes en plena comisión del robo. Los uniformados rodearon el inmueble y luego ingresaron por viviendas linderas. Para ese entonces, en la vereda comenzaban a reunirse decenas de vecinos que no tardaron en conocer la noticia y estallaron en furia.

Allegados y vecinos de la víctima intentaron linchar a los asesinos, pero, sin éxito, se descargaron contra la policía y en plena protesta quemaron una camioneta de la policía, que inmediatamente comenzó a disparar postas de goma para disipar a los manifestantes.