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Opinión 3 de julio de 2023

Por qué es tan importante el nombramiento del obispo Víctor Manuel Fernández

El papa Francisco junto al arzobispo Víctor Fernández.

Por Facundo Barrionuevo

 

Este domingo se dio a conocer el nombramiento que hizo el Papa Francisco del Arzobispo de La Plata frente al Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Esa especie de ministerios que son los Dicasterios, para los no avezados en el lenguaje vaticano, constituyen una responsabilidad muy importante dentro de la trama del poder eclesial.

Por ejemplo, recordemos que ese es el Dicasterio que tuvo como titular, durante prácticamente todo el papado de Juan Pablo II al Card. Joseph Ratzinger, antecesor de Francisco.

A nivel histórico, esa repartición fue la llamada “Santo Oficio” a inicios del siglo XX, y fundada en 1478 por el papa Sixto IV, que en su versión de la Edad Media desplegó la tristemente reconocida “Sagrada Inquisición”, con antecedentes a inicios del milenio en el combate a las herejías, “brujerías”, teorías científicas contrarias a la fe, etc.

Es tal la importancia de esta tarea que el mismo Francisco incluyó y especificó sus funciones en la reforma de la Curia romana que cristalizó a inicios del 2022. Sobre todo resaltando su carácter pastoral, para orientarlo fundamentalmente al diálogo teológico en función de una evangelización en salida y en inserción con las culturas.

“Nos hace falta un pensamiento que sepa presentar de modo convincente un Dios que ama, que perdona, que
salva, que libera, que promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno”, le encarga Bergoglio desde Roma.

Para esto, luego de haber sido confiado ese Dicasterio a otros prelados, Francisco eligió al mejor de los suyos. Esperó 10 años para pedirle al Arzobispo “Tucho”, que se haga cargo del ministerio que tiene bajo su responsabilidad “guardar la fe”, pero ahora bajo la forma de ser “instrumento de evangelización”, “entrar en conversación con el contexto actual”, y reconociendo la importancia de las diversas líneas de pensamiento filosófico, teológico y
pastoral y alejándose del antiguo rol persecutorio. Rol que ejerció fuertemente en los años duros del neoliberalismo de fines del siglo XX contra teólogos latinoamericanos, hoy reconsiderados y exaltados por el magisterio de Francisco.

Un detalle de color de este nombramiento, fue la negativa primera que Víctor Manuel Fernández le hizo al Papa, aduciendo que los temas sobre abusos a menores (que tenía bajo su órbita el Dicasterio) no lo hacían sentir preparado ni formado. Sin embargo, no conforme con esa respuesta, Francisco mismo desde su última internación médica, volvió a la carga insistiendo al Arzobispo platense que necesitaba de su ayuda y asegurando que los
temas referidos a los escándalos sexuales estaban a cargo de una sección especial conformada por un grupo especialista en la materia.

Cuando Francisco sorprendía nombrando Arzobispo de Buenos Aires al recientemente asumido Jorge García Cuerva, no imaginábamos esta noticia pues la sede de Buenos Aires se especulaba también para Fernández. Algún que otro intérprete de la política eclesial podría nombrarlo como “jugada magistral”, pero que en el fondo es un movimiento de una altísima profundidad pastoral. Quizás nos rememore, por su importancia, a aquél llamado de Pablo VI al Cardenal Pironio, aunque claramente en otro clima político nacional.

Una escena que pintó de cuerpo entero al flamante Prefecto, fue su homilía en el último TeDeum del pasado 25 de mayo en la ciudad de La Plata, dónde resaltó la miserabilidad de “algún cara dura que vive de rentas, de la política, de alguna herencia y los manda a laburar…” a los cartoneros “que con los mismos méritos, o mayores, con esfuerzo todos los días, de la mañana a la noche no tiene nada.”

Y también resaltó la importancia de los 40 años de democracia ininterrumpida en Argentina ” cosa que para América Latina no es poco”. “Nosotros lo damos por obvio, como si no fuera posible un tremendo retroceso y volver a perderla. No necesariamente por algún golpe violento, porque además de los golpes militares están los golpes cívicos, los golpes empresariales, y muchas maneras sutiles de destrozar la democracia. Por eso hace falta repetir con la misma fuerza aquel ‘¡Nunca más!’”

Victor Manuel Fernández, el “Tucho”, sabe que no le espera tarea fácil, “es un maravilloso desafío, pero tendré muchas contras: hay gente que prefiere un pensamiento más rígido, estructurado, en guerra con el mundo”, escribió en una carta pública. Pero Fernández sabe de esas herencias rígidas, recordemos que tuvo que suceder en La Plata al “cruzado” Mons. Héctor Aguer.

La trama política de la Iglesia Católica está fundamentalmente entramada por el manejo del discurso y la enseñanza. Es en el modo de entender el vínculo Iglesia y mundo actual en dónde radica la potencia transformadora de Francisco. Y para ello, sigue tomando decisiones firmes, aún cuando lo encuentran desde la cama de un hospital.



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