Una niña de nueve años es atacada por el pitbull de un vecino del barrio. Dos mujeres, en diferentes momentos, en una playa de Punta Mogotes, se meten al mar para evitar ser devoradas por tres perros ovejero alemán que habían escapado de la casa de su dueño. Otra mujer es internada con heridas de gravedad por el ataque de un perro callejero en la zona de Playa Varese, mientras hacía su caminata costera diaria.

Estos fueron algunos de los casos que tuvieron más repercusión en los últimos meses en la ciudad. Pero también hubo uno más grave fuera de General Pueyrredon: un turista murió en Miramar al ser mordida por una jauría.

El crecimiento de los ataques de perros volvió a poner en debate la regulación de las normativas municipales que establecen las obligaciones en torno a la tenencia responsable de mascotas y el cuidado de perros calificados como “potencialmente peligrosos”.

Para un efectivo cumplimiento de las ordenanzas y garantizar un cuidado sanitario, desde el Ejecutivo local ponen el foco en la importancia de que las denuncias se realicen sin importar la gravedad de la herida ocasionada o de si se trata o no de un animal conocido.

En Mar del Plata, el lugar destinado para hacerlo es el Centro Antirrábico, ubicado en las instalaciones del Centro de Salud N°1 de Colón y Salta. Según señaló a LA CAPITAL el subsecretario de Salud del municipio, Pablo De la Colina, en los primeros nueve meses del año la comuna registró 1.200 denuncias, lo que equivale a un promedio de algo más de cuatro denuncias diarias. Sólo en septiembre, el número de ataques registrados fue 204. Es decir, un promedio de 7 por día.

El funcionario municipal aseguró que el número actual en la comuna de casos de mordeduras es “muy alto”, pese a que fue asumido por el área como una “prioridad”. “Para el municipio el número es alto, sobre todo si se lo compara con otros municipios de similares características”, señaló y aclaró que el incremento en los registros también pudo haberse dado porque la gente tomó mayor conciencia.

E insistió: “Es importante que todos tomemos conciencia de la importancia que tiene hacer la denuncia. Hay que hacerla siempre, independientemente del nivel de gravedad de la mordedura o si se trata de un perro que quizás conocen. Si un animal muerde, se tienen que dirigir al Centro Antirrábico porque por más pequeña que sea la herida, puede transmitir enfermedades y bacterias, y desde el centro debemos hacer una vigilancia de la rabia, por eso insistimos desde el municipio en este punto”.

El procedimiento que sigue a una denuncia es siempre el mismo. Se recomienda que la persona atacada se dirija de manera inmediata a un centro de salud donde debe procederse al lavado de la herida. “Esta higienización debe hacerse con agua oxigenada, no se hace con cualquier antiséptico. Y una vez que se hizo la curación local de la herida, la persona debe recibir un antibiótico preventivo. Hecho esto, el centro de salud se deriva al Centro Antirrábico, lo antes posible, dentro de las 48 horas”, señaló De la Colina. El Centro Antirrábico funciona todos los días.

Una vez radicada la denuncia, se pone en marcha el protocolo en conjunto con el área de Zoonosis. “Comienza la vigilancia del animal que mordió. Esta vigilancia puede ser o en Zoonosis, se retira el perro del domicilio o de la calle, o se hace la vigilancia en su domicilio durante un mes. Si en el medio ese perro fallece, se hace una autopsia del animal y se deriva a Buenos Aires para conocer de qué murió. Lo importante es detectar si tiene o no rabia”, señaló el funcionario.

Dueños irresponsables

De las 1.200 denuncias del año, De la Colina aseguró que el 95% de los casos registrados corresponden a mordeduras de perros y el restante 5% a ataques de gatos.

A su vez, aseguró que la mayoría de los hechos corresponden a animales que tienen dueños, en contraposición a la idea generalizada de que se trata de perros callejeros.

“La mayoría, entre el 70%, 80% y, en ocasiones, el 90% de los casos son mordeduras de perros que tienen dueños. Es cierto que hay mordeduras de perros callejeros, pero son las menos”, aseguró el funcionario. Los callejeros, señaló, tienden a atacar “en jauría y en espacios solitarios y descampados, como la costa en pleno invierno”.

También destacó que en muchas ocasiones los ataques son hechos por perros “conocidos”, lo que implica un problema a la hora de hacer la denuncia. “Mucha gente cree que porque es el perro de un amigo o un familiar, no hay que hacer la denuncia. Sí hay que hacerlo, como también la revisación médica”, indicó.

– Una ordenanza que no se cumple y la amenaza de duras sanciones